El noble arte de rectificar: las 9 mejores fe de erratas de la historia del periodismo

El noble arte de rectificar: las 9 mejores fe de erratas de la historia del periodismo
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Pocas profesiones se exponen tanto al error continuado como el periodismo escrito. La compleja naturaleza de la profesión, siempre dependiente de hechos e interpretaciones, se suma a la tiranía de la palabra (antaño) impresa: si fallas, la pifia te acompañará, al menos, durante un día. De ahí que los editores de todos los periódicos incluyeran una pequeña sección ocasional bautizada "fe de erratas", repositorio de errores y calamidades cometidas por sus periodistas los días previos.

Por allí desfilaban, sobre todo, los pequeños errores del día a día. Deletreos incorrectos de complejos nombres propios, fechas que casaban mal con los acontecimientos históricos o datos triviales que no se correspondían con la realidad. Las rectificaciones de mayor calado (como una noticia que partía de una premisa incorrecta, una exclusiva que resultaba falsa o una equivocación por decisión editorial) tenían otras enmiendas, no siempre tan divertidas. Las fe de erratas eran un patio de recreo para el lector ávido de anécdotas o de ejercicios autoinculpatorios de los periodistas.

Y como los errores suelen ser en ocasiones absurdos, las correcciones también lo eran. Hoy en día la práctica se mantiene en casi todos los medios de comunicación, pese a que la tecnología haya permitido editar los textos en tiempo real (y evitar que el fallo quede grabado en la memoria de los lectores durante todo un día). Gran parte de los periódicos y revistas siguen incluyendo las correcciones, casi siempre en el cuerpo del propio texto. Y siguen siendo igual de divertidas.

Aquí van trece ejemplos de ello.

1. "Thatcher tenía los ojos de Calígula, no de Stalin"

Obra y gracia del Globe And Mail canadiense. La corrección completa: "François Mitterrand, ex-presidente francés, dijo que Margaret Thatcher tenía la boca de Marilyn Monroe y los ojos de Calígula, no de Stalin, tal y como se publicó en una versión previa de este artículo". Pura poesía si pensamos lo que les separaba en tantísimos aspectos.

2. "El candidato se entretiene con Tolstoi, no con Toy Story"

Las campañas electorales son de especial delicadeza para los periodistas y los políticos. Le sucedió a Eduardo Jorge en Brasil hace poco. Transcribimos corrección completa de Veja: "Al contrario de lo que se informaba en esta noticia, el candidato a la presidencia, Eduardo Jorge, no afirmó que tuviera entre sus pasatiempos los dibujos animados Toy Story. En verdad se refería al escritor ruso Léo Tolstoi (1828-1910), autor de clásicos como Anna Karenina o Guerra y Paz. Veja pide disculpas a sus lectores y al candidato".

3. "Corrección: el Papa era católico"

Lo evidente de algunos errores no hace menos divertidas sus rectificaciones. En este caso, por parte de un periódico tan venerable como The Times, que publicó que Juan Pablo II fue el "primer Papa no católico" de la historia. Obvio que no: "Nos referimos a Karol Wojtyla en la columna del pasado sábado como el primer Papa no católico en 450 años. Ahí debería haberse leído, por supuesto, "el primer no italiano. Nos disculpamos por el error".

4. "Don Rendell era tenor, no terrorista"

En ocasiones son los lapsus los más divertidos. Dada la similitud fonética entre "tenorist" (tenor) y "terrorist" (terrorista), un periodista terminó acusando de esto último al virtuoso saxofonista de jazz Don Rendell. Publicó y corregió la pifia el Morning Star: a los pocos días, el propio columnista escribía otro artículo en el que se mostraba profundamente avergonzado por el error, pese a acumular ya alguno que otro tras cuatro décadas de digno desempeño profesional.

5. "Kirguizistán, no Kirzbekistán"

Una de las mejores erratas jamás corregida por el New York Times. El redactor se lió con la similitud fonética de los países centroasiáticos y terminó inventando uno nuevo, Kyrzbekistan, mezcla de Kirguizistán y Uzbekistán. Corrección completa: "Una versión anterior de este artículo identificaba erróneamente el país cuyo ejército capturó a los secuestradores de Tommy Caldwell. Fue Kirguizistán, no Kirzbekistán, país que no existe".

En su día, un hito viral a todos los niveles.

6. "El primer ministro se bebió su propia orina, no orina de vaca"

Descontextualizada, es una de las frases más psicodélicas jamás publicadas en un diario tan serio como el Financial Times: "Este artículo ha sido corregido desde su publicación. El primer ministro Morarji Desai se bebió su propia orina, no orina de vaca". En contexto es más lógica: hacía referencia al intenso apoyo que el antaño líder político indio dedicaba a la orina como remedio saludable. A la humana, no a la vacuna, pese a que salió publicado como tal.

7. "Los Filisteos, atacados por salvajes ovejas"

The Guardian hace ya tres años nos enseñó el valor de una coma (para el caso inglés, de un guión largo). Lo que cambia el significado, de ridículo a académico: "La omisión de un guión tras la palabra oveja implicó que informáramos que los antiguos Filisteo de la costa de Gaza fueran atacados por una curiosa combinación de salvajes ovejas y tribus hebreas pastoras de cabras". En inglés, el guión hubiera dejado claro que las tribus eran las "salvajes", y que también pastoreaban ovejas.

8. "¿Quién dice que el uso de drogas no daña a la memoria?"

Pese a lo arenoso de sus temáticas (economía, política, legislación, etcétera), The Economist siempre ha disfrutado de un muy saludable sentido del humor. Lo demostró cuando corrigió una fecha sobre su temprano apoyo a la legalización de todas las drogas: lo hizo por primera vez en 1988, con una portada, y no en 1993, como decía su propio artículo. ¿Solución? Acabar la corrección con un genial: "¿Quién dice que el uso de drogas no daña a la memorioa a largo plazo?".

9. The New York Times vs. la exploración espacial

Y para terminar, una pequeña joya de archivo. El 17 de julio de 1969, la página 43 de The New York Times ofrecía la siguiente corrección:

El 20 de enero de 1920, "Topics of the Times", una página editorial del New York Times, rechazaba la noción de que un cohete pudiera funcionar en el vacío, y opinaba sobre las ideas de Robert H. Goddard, el pionero de los cohetes, en los siguientes términos: "Que el profesor Goddard, con su silla en el Clark College y con la tolerancia de la Institución Smithsonian, desconoce la relación entre acción y reacción, y la necesidad de tener algo mejor que el vacío contra lo que reaccionar, algo que sería absurdo. Por supuesto, simplemente carece del conocimiento vertido diariamente en los institutos.

Nuevas investigaciones y experimentos han confirmado los hallazgos de Isaac Newton en el siglo XVII, y ahora está definitivamente confirmado que un cohete puede funcionar tanto en el vacío como en la atmósfera.

¿Y qué nuevos "experimentos" pudieron llevar al NYT a recuperar un extracto de más de medio siglo para corregirlo debidamente? Nada más y nada menos que la llegada del ser humano a la luna, consumado el 16 de julio de 1969. Un pequeño homenaje tardío al genio de Goddard y un ejercicio de sincera humildad por parte del periódico.

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