¿Careta de caballo de BoJack Horseman vistosa? Check. ¿Leggins ajustados? Check. ¿Micrófono ultrasensorial con forma de oído humano? Check. ¿Lucecitas de colores y atrezzo? Check check. Cualquiera diría que es todo lo que en realidad una streamer de hoy en día necesita para reunir a millones de seguidores en su canal de Twitch. ¿Para qué? Para una sesión de ASMR, claro. Bueno, o eso es lo que indicaba el título del directo.
Porque sí, Twitch ha encontrado un nuevo nicho para el éxito. Todo lo que se consiguió entonces con las piscinas hinchables y las tendencias Hot Tub ha sido derrocado y una nueva moda se ha abierto camino hasta el trono: el ASMR...de aquella manera, o mejor dicho, lamer un micrófono mientras gimes y llevas leggins ajustados. ¿Y quién iba a liderar esta nueva nueva tendencia? Amouranth e Indiefoxx, por su puesto.
Twitch ha vuelto a banear a @Amouranth. Crearon la categoría "hot tub y pools" para streamers en bikini. Esa categoría es menos monetizable. Les trae menos visitas.
— José Luis Antúnez (@jlantunez) June 19, 2021
Así que se ha llevado días haciendo ASMR con leggins muy ajustados. Ha desafiado a Twitch y me parece genial. https://t.co/xaa6L8dZ5s
Hace varias semanas, la red social de los videojuegos se llenaba inesperadamente de piscinas hinchables y gente en bikini haciendo directos con cierto contenido erótico. ¿La respuesta de Twitch? Retirar temporalmente la monetización de la reina de esta moda, la streamer Amouranth, y dando portazo a la controversia permitiendo este contenido en una nueva categoría: Piscinas, Jacuzzis y Playas.
Y además reconociendo a su vez que "ser visto como sexy por otros no va en contra de las reglas de Twitch". Eso sí, conseguir dinero con esto iba a ser más difícil, penalizando en ese sentido este tipo de vídeos para favorecer la retransmisión de videojuegos, temática principal de la plataforma.
En respuesta, y para ver hasta dónde Twitch les dejaba estirar el chicle, Amouranth y compañía han reemplazado los jacuzzis improvisados por los famosos “leggins TikTok”, un micrófono binaural y una cama. ¿Resultado? Más de 10 millones de horas vistas por los usuarios.
Que realmente sea ASMR o no es otra historia. Si por ello entendemos un vídeo que gracias a los sonidos emitidos se consigue en los oyentes una sensación de bienestar combinada con una sensación de hormigueo en el cuero cabelludo y en la parte posterior del cuello, pues podría ser. Aunque en la práctica no se parece mucho al típico vídeo de gente golpeando objetos, susurrando o frotando un micrófono. Aquí estamos hablando de lamidos y gemidos en ropa sexy.
Una modalidad que sin duda atrae muchas más donaciones y suscripciones, como es el caso de Amouranth, que hace días declaraba en una entrevista que con este tipo de espectáculos estaba ingresando la suculenta cantidad de 50 mil euros mensuales en su cuenta bancaria. Ella ofrece 30 segundos de lamer el micrófono para cada subscriptor y puede cambiar de atuendo en sus vídeos según las donaciones. Técnicamente, este tipo de retransmisiones no van en contra de las condiciones de servicio de Twitch. Sin embargo, parecen increíblemente sugerentes sexualmente, lo que conduce al problema principal.
Al principio Twitch tomó la decisión de no castigar a las personas por el "atractivo percibido" y ha hecho poco o nada moderado contenido que se considera controvertido. De hecho, hicieron la siguiente declaración: "Si bien tenemos pautas sobre contenido sexualmente sugerente, que otros lo consideren sexy no va en contra de nuestras reglas, y Twitch no tomará medidas de cumplimiento contra las mujeres, ni contra nadie en nuestro servicio, por su atractivo percibido".
Amouranth defiende su uso de la plataforma y no está de acuerdo en que crear esta clase de contenido "atraiga a usuarios pervertidos a la plataforma que acosan a otras mujeres", sino que la gente a la que atraen son "mucho más educados y abiertos de mente que los típicos "gamer bros"'.
El problema reside en que a Twitch no le gusta la moderación. Simplemente permiten que los espectadores informen en masa sobre cosas que no les gustan. De acuerdo con las reglas de Twitch, se supone que los streamers no deben enfocar la cámara a sus partes íntimas, pero ese parece ser precisamente el quid de esta nueva tendencia.
Y sin embargo, muchos streamers reconocidos de la plataforma se han pronunciado ante la imposibilidad de creer lo que estaban viendo sus ojos. Asmongold, el famoso youtuber y jugador de World of Warcraft hacía esta declaración: "Twitch se arrinconó al jugar con la retórica intelectualmente deshonesta de que no castigarán el "atractivo percibido" de los streamers que hacen contenido obviamente sexual. Si hacen algo, se ponen del lado de los incels, si no lo hacen, son SJW. Ideología> Realidad”.
Por primera vez decenas de creadores de contenido se han unido para parar el fenómeno y pedir respuestas a una red social que tarde o temprano le iba a tocar rectificar. ¿Resultado? Ambas streamers baneadas. Expulsadas de la red social. Kaitlyn Siragusa (Amouranth) y Jenelle Dagres (Indiefoxx) se han quedado temporalmente fuera de juego. No obstante, echando un vistazo a los streams en la categoría ASM4, la moda está lejos de terminar y las reglas de vestimenta de la plataforma siguen llevándose al límite.
¿Todo esto es culpa de Twitch? ¿De Amouranth? ¿Del resto de usuarios ofendidos? Quizás si hubieran moderado o detenido las retransmisiones de la bañera de hidromasaje antes, es posible que este nuevo "meta" de Twitch no hubiera aparecido. Y ya no importa mucho lo que hagan ahora: ofenderán o molestarán a un grupo de personas u otro. Es algo que se ha dejado pasar durante mucho tiempo, igual que sucedió entonces en YouTube. Algunas personas dicen que estas retransmisiones deben prohibirse, y otras simplemente piden más moderación. Mientras, Twitch toca una tecla u otra a ver qué pasa.
Y el resultado de todo esto es que pese a que el canal de Amouranth ya no sigue activo en en la plataforma, su cuenta de OnlyFans no deja de recibir nuevos suscriptores desde el baneo. ¿Eran la clave del éxito aquellos leggins? Puede que sí.