Hasta ahora, el deporte parecía indiferente a las grandes sacudidas y revoluciones que estaban demoliendo (y reconstruyendo) la cultura occidental. Eso podría estar a punto de cambiar. Un reciente estudio de Whistle ilustra cómo los jóvenes (estadounidenses) han redefinido la esencia, los límites y la naturaleza del deporte. El peso tradicional del fútbol, el baloncesto, el béisbol o el tenis ha menguado. Y ante todo, ha cambiado.
¿Qué? El 56% de los encuestados considera que los deportes "no tradicionales" son más importantes para su generación que los "tradicionales". ¿Qué significa esto? En gran medida, que hay una brecha entre lo que la Generación Z (post-millennial) considera "deporte" y lo que sus hermanos mayores, padres o abuelos creen. ¿Fútbol? Sí, es deporte. Pero también jugar al Fortnite o a simuladores de todo tipo.
¿Por qué? Porque el concepto mismo de "deporte" está mutando. El 76% de los jóvenes cree que un "deporte" es una competición reglada que requiere de amplia habilidad y de un extenso aprendizaje. El aspecto físico ya no es central al mismo, lo que abre la puerta al gran negocio deportivo del futuro: los eSports. Para el 90% de los respondentes existen numerosas definiciones aplicables al "deporte", y algunas no pasan por hacer ejercicio.
¿Es importante? Sí. Al fin y al cabo son los consumidores del futuro, y el deporte moderno es, ante todo, un espectáculo de masas que vive por y para el consumo. Lo saben en las grandes ligas americanas, que observan con preocupación como su espectador medio está envejeciendo año tras año (una tendencia que se prolonga ya 16 años y que no parece tener vuelta atrás). Ver un partido por la tele ya no es suficiente para las nuevas generaciones.
Los cambios. De ahí que la NBA, pionera en cualquier tipo de implementación tecnológica que favorezca el espectáculo, esté apostando tan fuerte por la Realidad Virtual. O que hasta 15 franquicias hayan firmado acuerdos con negocios de VR. Los eSports interesan a los chavales porque les involucran en primera persona, son activos y favorecen la creatividad. Es un tren en marcha, y los dirigentes del deporte profesional lo saben.
¿El futuro? La pista la ofrece YouTube. Un público que interactúa con las estrellas en tiempo real y que es capaz de vivir el juego en tiempo real, no sólo de observarlo. El último anuncio de la franquicia FIFA es bastante significativo: mientras Gerrard y Del Piero comentan la UCL, un chaval aparece en antena, corta la emisión y "toma el control" en nombre de su generación. ¿El producto estrella? El juego. Los ex-futbolistas de repente se convierten en dinosaurios.
Como es obvio, el deporte tradicional seguirá siendo una mole comercial e industrial. Pero si algún aprendizaje arroja un videojuego como el FIFA, es que hay dinero en los eSports. Para bien y para mal.
Imagen: Craig Mitchelldyer/AP
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