Mientras que las desigualdades de género han ido reduciéndose de forma muy importante con el tiempo, seguimos hablando de "brecha salarial". Y esto es algo difícil de entender. Al fin y al cabo, cada vez hay menos casos de hombres que cobren más que las mujeres por hacer el mismo trabajo.
Sin embargo, la brecha reaparece a niveles agregados porque, según señalan los expertos, incluso donde el sueldo es el mismo, la desigualdad persiste en forma de bonos, recompensas o incentivos. Horas extra, viajes de empresa o reuniones "a deshoras" parecen cosas en las que el género no tiene nada que ver, pero que al final reproducen la misma brecha que nunca ha dejado de existir.
Un ejemplo excelente es este estudio de Kleven, Landais y Søgaard (2018) al que llegamos gracias a John Burn-Murdoch. Con datos de Dinamarca, estos investigadores se han dado cuenta de que la brecha de género se concentra fundamentalmente en las mujeres que tienen hijos.
1. La brecha salarial se ha ido reduciendo progresivamente en las últimas décadas
O eso señalan los datos de Kleven, Landais y Søgaard (2018) para los cuatro países que han estudiado. La regulación laboral, las políticas familiares y la incorporación efectiva han ido haciendo converger los salarios progresivamente. En la gráfica se puede ver que la tradición igualitaria de los países nórdicos contrasta con otros países como Estados Unidos.
2. El 80% de la brecha que existe hoy se debe a tener niños...
Como señala Burn-Murdoch, la principal conclusión del estudio es que la mayor parte de la brecha que existe se debe a tener niños. Los datos de Dinamarca entre 1980 y 2013 muestra que, aunque se ha ido reduciendo la brecha entre hombres y mujeres, el efecto derivado de la maternidad y el cuidado de los niños sigue concentrado en las mujeres.
Es decir, no es un problema de madres solteras, ni nada por el estilo. Los investigadores han descubierto que el efecto sobre la carrera profesional de "tener niños" se concentra en una de las partes de la pareja: en las madres y no en los padres.
3. El "impacto" de la maternidad ya no llega a recuperarse
Sobre todo porque, aunque la caída podría ser esperable en momentos puntuales (bajas de maternidad, parto, etc...), los datos señalan que las diferencias nunca vuelven a su punto anterior. A los 10 años siguientes al nacimiento del primer niño, las mujeres ganan un 19% menos que los hombres, trabajan un 10% de horas menos y ganan un 9% menos por hora.
4. Esto se explica, parcialmente, por el 'frenazo' de las carreras de las mujeres
En parte, la explicación está en el hecho de que tener hijos frena la carrera profesional de las mujeres. Los datos señalan que, pese a la igualdad entre hombres y mujeres antes de la maternidad, ésta desaparece tras el primer hijo y se va incrementando con el tiempo.
5. Y porque las madres tienden a irse a empresas en las que es fácil conciliar
Otro factor que explica esta brecha es que los datos señalan que las madres tienden a concentrarse en empresas que dan facilidades para la conciliación familiar en lugar de optar por empresas con altos salarios. Algo que no ocurre en el caso de los hombres.
6. El efecto de la maternidad se observa perfectamente entre mujeres con niños y mujeres sin ellos
Ni en mujeres sin hijos. De hecho, esa es una de las conclusiones más interesantes del estudio. La brecha de género se está concentrando en las madres y está dejando de afectar (progresivamente) a las mujeres sin hijos.
7. Y con cada niño extra, la brecha se hace más grande
De hecho, dicha brecha crece con cada niño extra. Los datos señalan que el número de niños se relaciona directamente con el tamaño de la familia. Si con un solo hijo la brecha tiende poco a poco a desaparecer, a partir del tercer hijo las distancias se hacen muy intensas.
8. Además, no depende del nivel educativo de los padres
Esto es interesante: el efecto de tener niños es independiente del nivel educativo (y, por ende, socioeconómico) de la pareja. Tener hijos penaliza la carrera de la mujer independientemente de la formación, el trabajo y el sueldo de la mujer.
9. Pero sí está influenciado por las creencias sobre el "rol femenino" que desarrollara la mujer en su infancia
Sin embargo, sí cambia según la idea que tenga la mujer sobre el papel de la mujer en la sociedad y en la familia. Lo cual no deja de ser curioso porque, aunque no se puede descartar el papel de la discriminación activa por parte de las empresas, dibuja otras formas de intervenir sobre la desigualdad laboral.
De nuevo, parece que gran parte de los *techos de cristal+ que afectan a las mujeres han sido "inoculados culturalmente" también dentro de ellas. Algo, como señalan los expertos, sobre lo que deberemos de trabajar en el futuro.
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