Se acerca el verano y, con él, la época de vacaciones y de viajar. Una isla griega para disfrutar del mar y el sol puede ser una buena idea. O quizás un destino más frío como Islandia para los que no pueden soportar más de 30ºC. Para gustos los colores. Pero hay a quien este tipo de turismo no les llena plenamente. No les vale con hospedarse en un buen hotel, ni ir a la playa, ni ver monumentos, ni hacerse un selfie en el Big Ben. Mucho menos hacer una cola de dos horas para entrar al Louvre.
Hay gente a la que le va la aventura. Pero la aventura de verdad. Cada año, miles de turistas se embarcan hacia algunos de los lugares más sombríos del planeta. Hablamos de rincones donde se han cometido atrocidades, desastres naturales, accidentes o asesinatos famosos. Desde Auschwitz hasta Chernobyl o Hiroshima. Hay a quien le gustas visitar el museo del genocidio en Camboya o el monumento en memoria de las víctimas el 11-S.
Es lo que se conoce como Dark Tourism.
Los espectadores de la serie de Netflix Dark Tourist ya estarán curados de espanto, pero lo cierto es que hay muchas curiosidades detrás de este fenómeno. Uno que no tiene otro objetivo que visitar sitios donde se han desarrollado episodios oscuros de la humanidad. Hay que comentar que la misma cultura popular que nos moldea hoy en día está ayudando a que la tendencia se generalice aún más. Por ejemplo, desde el estreno de la serie Chernobyl, los viajes al área que sufrió tan desgraciado accidente han aumentado un 40%.
Pero lo que hoy nos atiende es una parte en concreto del Dark Tourism: las simulaciones. Para vivir una aventura de verdad hay que hacer precisamente eso: vivirla. Por eso hay a quien no les basta con solo visitar un hotel sobre el genocidio judio o la calle de Dallas donde asesinaron a John Fitzerald Kennedy. Hay quien quiere…
Participar.
Espera, ¿participar? Sí. Vivir la experiencia en sus propias pieles con recreaciones destinadas para turistas hambrientos de vivir una aventura "real". ¿De qué estamos hablando? De alemanes cruzando la frontera de USA-México como si fueran inmigrantes ilegales, como si todo fuera una simulación, un juego. O norteamericanos yéndose a parques temáticos de Japón que recrean episodios de terremotos.
De vacaciones a un terremoto o un sifón falso
El país asiático cuenta con decenas de parques temáticos en los que puedes experimentar terremotos, tsunamis, tifones o incendios simulados. Algunos los ven como centros de educación sobre desastres que ofrecen lecciones de supervivencia. Otros como un día de diversión en una película de ciencia ficción. Dónde si no íbamos a poder caminar por un escenario postapocalíptico con coches aplastados, postes de energía balanceándose y fuego apareciendo por doquier.
El parque de Prevención de Desastres Rinkai de Tokio ofrece una experiencia de los más inmersiva. Los visitantes entran en lo que parece un ascensor de una tienda, a medida que descienden, un violento temblor hace que se tambalee de lado a lado. Las puertas se abren a un oscuro centro comercial destrozado, por donde tienen que abrirse paso entre las tiendas en una escena caótica donde los cables echan chispas y megamaquinas de aire acondicionado les avientan de un lado a otro.
En algunos casos, los visitantes se ponen impermeables y se agarran donde pueden, antes de ser azotados por huracanes falsos o lluvia artificial. Hay quien quiere vivir esto. Y se gasta millones para conseguirlo.
Cruzar la frontera USA-México como un inmigrante ilegal
Si la idea de vivir un terremoto por placer ya nos parece sorprendente, imaginate pagar por huir de los agentes fronterizos en el muro de México. Sí, varias agencias de turismo ofrecen simulaciones en vivo para que los turistas puedan saber de primera mano cómo es que les persigan, disparen o insulten mientras cruzan la frontera hacia a Estados Unidos "ilegalmente". Todo esto en la fría y oscura noche.
Le llaman "Caminata Nocturna", y no es otra cosa que un tour de tres horas por una carretera de obstáculos a través del desierto, todo mientras son perseguidos por "agentes de la patrulla fronteriza" que disparan armas de fogueo para aumentar aún más la adrenalina. El pack se vende en el Parque EcoAlberto. Más del 70% de la comunidad que reside allí ha emigrado a los EEUU y comentaban en un artículo de Los Angeles Times que "es parte de nuestra cultura y es importante conocerla". Además de embolsarse algo de dinero mientras tanto, claro.
Dormir en la habitación donde se cometió un asesinato
El morbo de pasar la noche donde han tenido lugar oscuros sucesos es un imán para muchos turistas, que no lo dudarían ni un momento en desembolsar miles de euros por vivir la terrorífica experiencia. Por eso, en la Avenida Ocean Drive de Miami Beach (EEUU), la que fue la famosa mansión de Gianni Versace sigue atrayendo a turistas curiosos que desearían fotografiar los escalones donde se cometió el crimen.
Pero no sólo eso. A raíz del éxito de la serie de American Crime Story, la han transformado en un hotel boutique de lujo. Dormir en la habitación de Donatella o del propio modista puede costarte desde 600 euros hasta los 1.200 por solo una noche. Construida en 1930 y con más de 20 habitaciones, la vivienda ha sido adquirida en subasta por la familia dueña de la cadena de hoteles "Victor Hotels".
Los viajeros tienen la oportunidad de recorrer los rincones que fueron protagonistas de las escenas más íntimas de la vida de Gianni incluso descubrir las decenas de puertas secretas y pasadizos escondidos en la casa.
De paseo por Chernobyl, sin tocar la vajilla
En Magnet, hace unos meses contábamos cómo es pasar la noche en Pripyat y la zona de exclusión. Un área que aún hoy atrae a un número brutal de turistas (quizás la serie de HBO haya tenido algo que ver en el fenómeno) a pesar de que se sigue intentando proteger a los visitantes de los peligros de la radiación. ¿Qué encontraremos allí? Pues lo primero el punto de control "Dityatki", donde se ha de pasar el control nuclear especial para turistas. Es necesario la entrega de los pasaportes para acceder a la zona de exclusión.
La atracción principal es el nuevo sarcófago que cubre el reactor 4 donde ocurrió la catástrofe o el parque de atracciones "Luna Park", con su siniestro carrusel y noria abandonada. Toda la ciudad fantasma de Pripyat es oscura por naturaleza, con sus edificios abandonados y la maleza creciendo por doquier. Pero visitable, que es lo que nos interesa.
Lo que contábamos en aquel artículo estaba más centrado en cómo era alojarse en las inmediaciones de Pripyat. Dentro de la zona de exclusión se encuentra el hotel Desyatka, un establecimiento que intenta recrear la vida de los años del accidente y acoge a turistas deseosos de revivir el apocalipsis nuclear y sus estragos. Tal y como comentábamos, el hotel se promociona así: "Recuerda que tu cuerpo está expuesto a una radiación adicional. No toques nada. Todo puede ser una fuente de problemas para ti, tu familia y tus amigos".
Dark Tourism, un fenómeno de masas
Los desastres van a ocurrir siempre. Ya sean naturales, industriales o militares, nuestro mundo está lleno de rincones en los que han sucedido hechos terribles. Y si algo nos ha hecho coger un billete de tren hasta allí sólo puede ser una cosa: morbo. Tanto, que existen páginas webs como esta en las que se recopilan otros destinos y actividades que satisfacen los más descabellados y oscuros deseos de aventura.
Si acudimos al apartado de categorías, vemos que entre las más destacadas se encuentran: turismo nuclear (Hiroshima o Chernobyl), turismo de tumbas (como el Mausoleo de Mustafa Kemal Atatürk en Turquía o el Osario de Sedlec en la República Checa), turismo de prisiones (Alcatraz o la isla de Robben Island, donde pasó 27 años Nelson Mandela), turismo de genocidio (Auschwitz o el Museo de genocidio en Camboya), turismo paranormal (avistamientos de OVNIS en Roswell, EEUU), etc.
Hoy en día no hay límites en el turismo. Hoy en día un terremoto suena más divertido que un selfie en la Torre Eiffel. O una mazmorra de huesos.