Pocos problemas han sido tan constantes en la historia reciente de España como el del acceso a la vivienda. Algunos datos son ilustrativos del fenómeno: el 64% de los jóvenes entre 18 y 34 años sigue viviendo en casa de sus padres, un porcentaje que se dispara al 93% para los comprendidos entre los 18 y los 24 años, diez puntos más que la media europea; y la edad media de emancipación en España es de 29,5 años, frente a los 26,2 años medios de Europa o los 23,6 de Francia.
No es país para jóvenes. Pero sí para hipotecados.
Otro dato. ¿Qué hacen los escasos españoles menores de 35 años que logran salir del nicho paterno? Por mucho que el debate reciente se haya centrado en el alquiler, un fenómeno predominante en las dos grandes ciudades, recurren a la compra. Y por tanto a la hipoteca. Este estudio de la OCDE sobre el acceso a la vivienda en los países desarrollados pone cifra a la tendencia: el 50% de los españoles jóvenes independizados tiene que hacer frente a una hipoteca. Es decir, se ha comprado un piso.
Es el porcentaje más alto de toda Europa. En el otro extremo de la balanza están Grecia, Alemania, Eslovenia, Austria o Dinamarca, con un porcentaje de hipotecados por debajo del 20%.
Seguimos comprando. España es un país de propietarios. Su predominio es mayor que en otros puntos de Europa Occidental. Los datos más recientes de la OCDE sitúa en torno al 80% al número conjunto de propietarios e hipotecados en el mercado de la vivienda nacional. Un porcentaje superior a la media de la organización (68%), Alemania (44%), Francia (61%), Austria (48%) o Reino Unido (65%), entre otros. España figura así más cerca de los países del este (Eslovaquia, Hungría, Polonia), donde la herencia soviética legó enormes bolsas de propietarios, no de inquilinos.
Es voluntario. ¿A qué se debe? Por un lado, a los usos históricos. Cuando el régimen franquista incentivó la emigración masiva a las grandes ciudades favoreció la propiedad frente al alquiler. Desde entonces, la vivienda se ha convertido en la principal fuente de riqueza para el español medio. De nuevo en datos de la OCDE: las propiedades inmobiliarias representan casi el 80% del patrimonio de la clase media española, frente al 30% de la alemana, el 40% de la holandesa o el 50% de la francesa.
Un piso, ya sea para vivir o para alquilar, sigue representando la mejor vía hacia la expansión patrimonial para los españoles. Los motivos son variados, y van desde la endeblez de los salarios hasta las escasas alternativas de inversión que tenemos a nuestra mano.
Y es incentivado. Lo ha sido siempre. Ya en 2003 una investigación encargada por el CIS explicaba que "la política de vivienda española no es neutral en cuanto al apoyo de diferentes formas de tenencia" y que "se privilegia claramente las viviendas en propiedad a través de deducciones fiscales para la adquisición de la vivienda habitual". Esta lógica pervive hasta nuestros días ("alquilar es tirar el dinero") y se refuerza desde las instituciones. ¿Qué hace el Santander cuando quiere facilitar la emancipación? Hipotecas financiadas al 95%.
Es una lógica aplicada por todos los sectores de la economía nacional. Cuando en 2021 Alfa Inmobiliaria realiza un estudio para averiguar cuántos jóvenes están pidiendo hipotecas, descubre que sólo representan el 15% de compradores frente al 23% de 2008. El relato: "La sociedad ve como un problema común el que los jóvenes no tengan ayudas para iniciar su proyecto de vida y tomar las riendas de su futuro". Es decir, el problema no es emanciparse o no; es acceder a una vivienda en propiedad. Si no puedes, tu "proyecto de vida" se ve comprometido.
Dinámica. Esto no es necesariamente así en el resto de países, como ya hemos visto. En España tendemos a equiparar "acceso a la vivienda" con "acceso a la compra". Como ya hemos visto, es normal: para el 95% de la clase media española la forma más común de riqueza es la herencia. Una herencia siempre en forma de patrimonio inmobiliario y que ni siquiera es ya una inversión a futuro, sino a presente. Según el INE, el 18% de los menores de 30 años independizados ya vive en un piso que le alquilan sus padres. Porque, en España, la propiedad es certidumbre.
Imagen: Arboleya/Flickr
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