Todo pasado tiene un futuro, y todo futuro imaginado forma parte del pasado. Hollywood ha sabido explotar esta idea durante la mayor parte de su existencia, pero con especial ahínco en la década de los '80. El retrofuturo no es sino la estética de un futuro pensado décadas atrás, y que quedó asociado de forma perente a ese tiempo. ¿Parece complejo? En absoluto. Por fortuna, el ser humano lleva imaginando el futuro cierto tiempo, y ha dejado constancia gráfica de ello.
Observar cómo creía la ciencia ficción de los '70 cómo sería nuestro mundo no es difícil: todos tenemos en mente películas o cómics que hablan de ello. Al remontarnos en el tiempo, sin embargo, encontrar testimonio gráfico de ello se vuelve una tarea algo más complicada. Sin embargo, el blog Paleofuture recopiló durante sus seis años de existencia ilustraciones y diseños de décadas remotas en el que se dibujaban los años venideros. Hay cosas que nos han dejado maravillados.
El siglo XIX: a volar
Empezando por los dibujos del artista francés Jean-Marc Côté, iniciados en 1899, cuando el largo y convulso siglo XIX tocaba a su fin. En él, Côté plasma sus ideas sobre el año 2000 (el equivalente a nosotros tratando de adivinar cómo será el mundo en 2115). Las obras se encuentras en la Biblioteca Nacional de Francia, y se fueron publicando durante la primera década del siglo XX.
Côté pensaba que en el año 2000 las máquinas aún serían de hierro, pero que serían capaces de acelerar el nacimiento de los polluelos en apenas un segundo. Una máquina también permitiría a un sólo hombre tocar todos los instrumentos de una orquesta a la vez. Y por supuesto, para entonces el ser humano ya habría sido capaz de volar (en unos muy rudimentarios cacharros).
Paleofuture tiene un interesante archivo, y permite navegar por décadas. Nos hemos remontado a 1880 y hemos encontrado, por ejemplo, esta ilustración de la publicidad en el futuro no demasiado distante (no, Blade Runner no fue la primera en reflexionar sobre su omnipresencia).
Al igual que a finales del siglo X, el ser humano ha tenido un marco de referencia obsesivo en sus divagaciones sobre el futuro: el año 2000. Redondo donde los haya y marcador del fin del milenio, estamos acostumbrados a ver ideas sobre nuestro tiempo (todas ellas más fantásticas que nuestra realidad). ¿Pero qué hay del futuro del pasado que ya se ha quedado en el pasado? Esto es cómo un artista de 1882 pensaba que serían los trajes de gala de 1952.
Hijos de su tiempo, como es lógico.
Seguimos un rato más con el siglo XIX. Hoy en día volar es un acto rutinario, pero hace siglo y medio era una utopía sólo apta para soñadores. Era una posibilidad, no obstante, y se tenía en cuenta como tal. De ahí que ilustradores e ingenieros de todo el mundo comenzaran a pensar en las naves voladoras del futuro no tan lejano. Este lápiz crayon gigante con hélices fue ideado por C. A. Smith. La ilustración apareció en el San Francisco Call en 1896.
Estos pósters norteamericanos de 1896 mostraban la misma idea, un trasto gigante surcando los aires, desde perspectivas un tanto distintas. Nos parecen muy bonitos, por cierto.
Una última del siglo XIX: Nueva York aún no había entrado por completo en la vertiginosa fiebre de los rascacielos por doquier, pero la ciudad daba sus primeros pinitos, y también lo hacían sus artistas más imaginativos. Esto es una ilustración (de 1881) de los altísimos edificios que debían dominar la Gran Manzana en el futuro. Pensemos que en el momento en el que fue publicada en Harper's Weekly esta pequeña iglesia rompía el cielo de la ciudad.
El siglo XX: la conquista del espacio
Del siglo XX quedan numerosos vestigios del futuro del pasado. No sólo en lo relativo a las ilustraciones, sino también en el cine, en la televisión y en las novelas de ciencia ficción, que alcanzaron su cumbre durante la mitad de la centuria. Dado que no resultan tan fascinantes como las imágenes del siglo XIX, hemos seleccionado sólo unas pocas. En Paleofuture hay amplios y muy extensos ejemplos de cómo ha evolucionado nuestra percepción de los años por venir.
Si durante los últimos años del XIX la sociedad occidental se obsesionaba por conquistar los cielos, en el siglo XX, una vez completado el reto, nos fijaremos en el espacio. Aquí tenemos colonias lunares dibujadas en 1969 e imaginadas a 50 años vista.
Para entonces, la Luna era un objetivo demasiado poco goloso. El hombre ya la había conquistado, aunque posteriormente lo hiciera unas pocas veces más. Sin embargo, mucho antes ya había quien se atrevía a imaginar aún más a lo grande. Nos referimos, claro, a Marte. Esta ilustración de Leslie Carr apareció en 1951 en una edición de La exploración del espacio, libro escrito por Arthur C. Clarke.
Tres décadas más tarde y tras haber pisado ya la luna, la revista The Futurist regresaba al recurrente tópico del asentamiento lunar. Cada año parecía más cerca, y en 1985 ponían fecha: 2007. Ni que decir tiene que lo que muestra la ilustración, treinta años después, sigue sin haber sucedido. ¿Son esos sucesivos fracasos los que han hecho de la ciencia ficción del futuro actual cada vez menos soñadora y más apegada al terreno de lo posible (Gravity, The Martian)?
Y por último, una sucesión de robots (otro gran tema del futuro del pasado que aún no nos hemos sacudido de encima, pese a que cada día convivan a mayor escala con nosotros). Nuestro favorito: el que fuma, claro. Es el primero de todos y fue imaginado en 1931. Los siguientes pertenecen a 1903, 1981, 1930, 1958 y 1934. Todos están lejos de haber acertado, pero, ¿no son adorables?
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