La península ibérica afronta un fenómeno meteorológico poco habitual a este lado del Atlántico: un huracán. La tradicional gota fría de las últimas semanas del verano, hoy rebautizada como DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), corre el riesgo de transformarse en otro acrónimo ajeno al acervo popular de los españoles, "Medicane". Un huracán del Mediterráneo ("Mediterranean Hurricane" en inglés). A la espera de su transformación (prevista para este fin de semana), la gota fría está causando estragos a lo largo de toda la costa levantina, con una gravedad particularmente afilada a la que estábamos acostumbrados.
¿Por qué? El sospechoso habitual en esta suerte de acontecimientos, el cambio climático, no parece tener un peso primordial en su formación. Los huracanes mediterráneos se llevan dando a lo largo del siglo XX con cierta regularidad. La mejora tecnológica de los satélites meteorológicos y en la recopilación de información por parte de las agencias estatales provocaron que su número, en lo estrictamente estadístico, se disparara a partir de los años ochenta. Desde entonces los han sufrido por igual griegos, sicilianos, tunecinos y otras buenas gentes del Mediterráneo.
Su formación está muy relacionada con la existencia de la gota fría, un choque típico de masas de aire frío con otras más cálidas. El encuentro entre ambas resulta en violentas tormentas, muy localizadas en la costa mediterránea. En esta ocasión las circunstancias han provocado que el temporal revista una gravedad por encima de la media. La DANA se ha desplazado con lentitud sobre el mar, arrastrando aire frío, y liberando calor de forma repentina y violenta durante la formación de grandes nubes de tormenta. El resultado es la gestación de un huracán, que de consumarse agravaría el estado de alerta en el Mediterráneo.
¿Cuánto? A tenor de lo que está sucediendo en provincias como Valencia o Tarragona, muy por encima de lo deseable. AEMET ha declarado el estado de alerta (amarilla y naranja) en Girona, Tarragona, Castellón, Valencia, Alicante, Murcia, Almería, Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera. Observando los centenares de vídeos que circulan por las redes sociales cuesta culparles. Pueblos anegados por las torrenteras, pantanos desbordándose incapaces de retener todas las precipitaciones recibidas en los últimos días, autovías cortadas por la formación repentina de ríos. Ya se han registrado dos muertos.
Aquí va un pequeño recopilatorio que ilustra la virulencia de las tormentas, y la situación que deja la gota fría al borde de transformarse en un huracán mediterráneo.
1. La tormenta eléctrica fue muy intensa en Barcelona y provincia
2. Molina del Segura, en Murcia, es esencialmente una torrentera gigante
3. El pantano de Almansa se ha quedado sin capacidad para tanta agua, y se ha desbordado
4. Lleva todo el día convertido en una versión manchega de las cataratas del Niágara
5. La provincia de Albacete, pese a no ser marítima, ha quedado muy afectada
6. La A-31 quedó anegada, y provocó cortes entre Almansa y Villena
7. Otra autovía desbordada, la que une Murcia con Orihuela, a la altura de Santomera
8. En muchos pueblos las inundaciones han llegado por sorpresa, como en Moixent, Valencia
9. En Orihuela la sierra cercana se ha llenado de improvisadas cascadas
10. Los cortes en carreteras se han convertido en la norma a lo largo de toda la costa
11. En la Vega Baja, Alicante, las precipitaciones han superado los 157 mm
12. ¿Una prueba de que está siendo una gota fría salvaje? Tornados en Guardamar del Segura, Alicante
13. Ríos como el Canyoles, afluentes modestos, se han convertido en monstruos temibles
14. Las avenidas de las grandes ciudades, como Murcia, también se han inundado
15. Los ferrocarriles tampoco se libran: un metro de agua en la línea Valencia-Alicante
16. Todo es agua. Hasta las plazas de toros
17. Dadas las circunstancias, la Guardia Civil ha estado alerta para cualquier rescate
18. En Ontinyent el río cruza el puente principal por encima y por debajo
20. 297 litros por metro cuadrado en unas horas. 297
21. Orihuela está rodeada de agua, sus carreteras son piscinas de coches
22. Literalmente
23. La situación en todo el Mediterráneo se asemeja mucho a esta de Santa Pola: agua y más agua
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