¿Eficiencia alemana me dices? Esa pregunta ha resonado en los cerebros de medio mundo al ver en sus noticieros las imágenes de la Filarmonía de Elba. El edificio es espectacular, por supuesto, pero a un video sobre los interiores del recinto le acompaña una voz en off: este proyecto de 2006 ha contado con un sobrecoste final de más del 1000%.
De los 77 millones de euros que la ciudad hanseática creía que iba a pagar, los contribuyentes deberán costear un precio final de 790 millones. Eso, para un edificio donde verán a sus orquestas clásicas 550 espectadores y se hospedarán acaudalados huéspedes en algunos de sus 45 exclusivos apartamentos o las 250 habitaciones del hotel del interior. Alojarse en la Filarmónica de Elba no va a ser para todos los bolsillos.
Sí, parece que algo no cuadra en este desastroso proyecto. Nos pinta mucho más cercano al mundo de la construcción española que extranjera. Pero, como veremos, en realidad los políticos alemanes son unos auténticos profesionales (en algunos casos superan y por mucho nuestras marcas nacionales) del despilfarro y la mala gestión de los proyectos de obra pública. Te garantizamos que, si no lo había hecho ya anteriormente, esta lista va a provocar que se te caiga el mito de la austeridad germana.
Filarmónica de Elba
Abrimos con el tema de esta semana. La Filarmónica de Elba, el mausoleo de Hamburgo o el calatravismo a la enésima potencia. El Elbphilharmonie ha sido realizado por la prestigiosa firma de arquitectos suizos Herzog & de Meuron. Se diseñó con el objetivo de ser tanto un monumento a la arquitectura como a la acústica, e iba a abrir sus puertas supuestamente en 2010, pero se ha pospuesto a 2017. Sus costes, como hemos visto, han superado la decuplicación, haciéndolo un firme candidato al Guinness de los Récords del edificio con el mayor sobrecoste de la historia.
El edificio será “señal de identidad para Hamburgo y para Alemania” ha dicho Joachim Gauck, el presidente del país. Tal vez se le coló la semiótica: muchos ciudadano han visto esa “seña de identidad“ como algo tan poco honroso como el aumento de las diferencias sociales de su nación y de la terrible previsión de gasto de unos políticos más preocupados en exponer los diseños de los proyectos que de mostrarle a la ciudadanía los cálculos factibles antes de empezar las obras.
Aeropuerto de Berlín-Brandeburgo
La historia del Aeropuerto de Berlín-Brandeburgo Willy Brandt es, sin duda, la más vergonzosa para cualquier ciudadano del país. Allá por 1996, al poco de la caída del muro, la capital alemana se puso como objetivo jubilar dos desfasados aeropuertos berlineses localizados dentro de la propia ciudad y sustituirlos por uno grande, moderno y bien equipado para una de las ciudades más importantes (aunque menos visitadas) de Europa. 2.300 millones de inversión que no iban a pagar los contribuyentes, sino empresas privadas.
En 2006 se consiguió la autorización judicial para iniciar la obra del proyecto, y la ciudad ya se había comprometido a costear 2.000 de esos millones. “En cuatro años abrimos”, dijeron los encargados del proyecto. En 2011 sólo se había construido la estructura básica, pero ya se había hecho una campaña por toda la ciudad con carteles que daban la bienvenida al "aeropuerto más moderno del mundo" para 2012. Berlín vio pasar 2012 sin que se abriera el edificio. “El año que viene”, pensarían algunos.
Y entonces en 2013 llegó la peor de las noticias: el aeropuerto tenía un grave problema estructural con su sistema antiincendios. Habría que rehacer buena parte del trabajo. Mejor no esperar su apertura en un tiempo cercano. Los sobrecostes, por supuesto, disparados. Aunque la gracia del asunto es que políticos de todos los estratos (el Gobierno federal, el de Berlín y el de la región de Brandemburgo) se habían comprometido con el proyecto.
El aeropuerto iba ya por los 5.700 millones a costa de los contribuyentes. “A ver si para finales de 2014 podemos abrir”. En proyecto se ha retrasado más de cuatro veces. Los guías turísticos, cuando pasan por delante, no se atreven a darle una fecha de apertura. “Sobre esto lo que decimos en la empresa es que se hará a partir de la segunda mitad de 2017”. Mientras tanto, los aeropuertos de Schönefeld y Tegel resisten.
Stuttgart 21
Si el Aeropuerto de Berlín lleva la fama, la obra de ampliación de la estación de ferrocarril de Stuttgart lleva el agua. El faraónico proyecto urbanístico Stuttgart 21 costará, entre la remodelación de la estación, la construcción de nuevos tramos de vías y la extracción de los obstáculos actuales más de 9.000 millones. Un gasto que se ha disparado a lo presupuestado inicialmente y que no contempla un retorno económico sustancial para la ciudad. Pero el proyecto se firmó en 1994. Había que continuar.
No sólo los ciudadanos no estaban al corriente del coste final, sino que tampoco toda la población estaba contenta con el proyecto, que terminaría con una buena parte de los árboles centenarios de la ciudad así como con edificios emblemáticos. Según las encuestas, a medida que las obras avanzaban el 63% de los ciudadanos estaban en contra de continuar.
Cientos de miles de estudiantes, votantes de izquierdas y jubilados protestaron violentamente durante días, y de la represión policial se saldó con muchos heridos. Las imágenes de un jubilado con los ojos reventados por una manguera de agua a presión conmocionaron Alemania. El batacazo electoral de la CDU en 2011 será recordado por muchos años. El partido conservador había gobernado en la ciudad desde hacía más de 40 años. Stuttgart tiene ahora el primer alcalde Verde de las principales ciudades del país. En 2011, por cierto, se hizo un referéndum para ver si se continuaba con las obras de Stuttgart 21. El 58% de la población apoyó el “Sí”.
Metro Stadtbahn de Colonia
En el futuro, cada vez que una ciudad quiera tocar el subsuelo para construir un metro, debería tomar nota de lo vivido por la ciudad de Colonia y su Línea Norte-Sur. La obra de este metro ligero arrancó en 2004, pero diversos problemas fueron retrasando su construcción.
En 2009 uno de los túneles que pasaban por el mismo centro de la ciudad se desplomó y se llevó consigo el edificio del Archivo Histórico de la ciudad, con un montón de documentos importantísimos, como la obra completa del escritor Heinrich Böll, Premio Nobel de Literatura de 1972. El archivo era uno de los más importantes de su género del país y concentraba documentos sobre los dos mil años de la historia de Colonia desde su fundación.
Con el derrumbamiento desaparecieron tres personas, pero las tareas de rescate se complicaron porque los bomberos declararon zona de peligro de derrumbe un área de 150 metros a la redonda. Murieron dos personas residentes de edificios colindantes. El siniestro supuso un sobrecoste al presupuesto inicial de la obra, que pasó de 600 a 1.040 millones de euros. Nadie ha sido responsabilizado por el accidente.
Colonia se encontró con nuevos quebraderos de cabeza cuando la Catedral de la ciudad, patrimonio de la UNESCO, vio que su estructura vibraba sustancialmente cuando pasaban por ahí trenes de la línea en pruebas, y se está estudiando el impacto a largo plazo que puede tener el efecto de la circulación constante. Ahora se espera que la línea abra para 2023 como pronto.
El Túnel de la Ciudad de Leipzig
El nuevo gran proyecto de Leipzig se planeó en 2001: un túnel de 3.6 kilómetros de longitud que ayudaría a enlazar los extremos de la ciudad con las nuevas estaciones de metro del centro. Iba a terminarse en 2009 por un coste de 572 millones. Muchos tramos del nuevo túnel de la ciudad quedaban por edificar en 2010, y en diciembre de 2013, el año de finalización del proyecto, el presupuesto había ascendido a 960 millones. Los analistas ya habían avisado en 2003 de que 600 millones no iban a ser, ni de lejos, suficientes.
Traslado a Berlín de la Central de Servicios Secretos Exteriores
Otro gran complejo berlinés con problemas de dinero es la central de los servicios secretos exteriores alemanes (BND), que pretendía trasladar desde hacía mucho tiempo su sede de Munich a Berlín. En 2003, cuando se aprobó el proyecto, se habló de 500 millones.
En 2011, la cifra aumentó hasta 811 millones. Ahora se estima que el gasto final del edificio será de 912 millones, pero a esa cifra se le añade el coste calculado por el parlamentario de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) del traslado de la inteligencia en caso 2.000 millones. Estaba previsto que abriese en 2016, pero todavía no ha habido un traslado definitivo.
Segundo túnel ferroviario de cercanías de Munich
Munich necesitaba descongestionar el cuello de botella que se formaba entre el centro de la ciudad y la estación de Ostbahnhof, y de paso, mejorar la conexión entre el centro urbano y el aeropuerto. Ese era el objetivo de esta obra a finalizar en 2020. 2.047 millones de presupuesto. Los muniqueses fueron precavidos, y añadieron al presupuesto 500 millones de posibles futuros sobrecostes.
Un documento interno indicó en 2012 que esos gastos imprevistos habían ascendido ya a 2.433 millones. Los encargados del presupuesto del túnel indican que va a costar, como mínimo, 5.000 millones, y eso siendo “muy conservadores”. Los críticos del túnel dicen que, tal y como está planificada la ruta, va a reducir los intercambios de pasajeros y que entorpecerá de todas el transporte de viajeros de la ciudad. Que con este Zweite Stammstrecke va a ser insuficiente.
El Palacio Stadtschloss de Berlín
El espectacular Palacio de Berlín fue bombardeado y prácticamente destruido durante la Segunda Guerra Mundial, y después arrasado por las autoridades de Alemania del Este. Aunque una parte de los ciudadanos se alegraría de ver cómo el monumento era reconstruido, otros pensaban que era mantener una fijación por el pasado de la ciudad, en lugar de su futuro. Con un presupuesto inaugural de 552 millones en 2007, el Schloss, rebautizado como Foro Humboldt, albergaría las colecciones de arte y etnografía no europeas.
De nuevo, los retrasos y sobrecostes del inicio del proyecto se sucedieron. Las obras empezaron finalmente en 2013, y se espera que abra sus puertas en 2019. El presupuesto está ahora en 600 millones, pero los expertos avisan de que ni siquiera se ha presupuestado el precio de la reconstrucción de su cúpula, que también habrá que financia, y que el coste final será mucho más alto de lo previsto.
La reforma del teatro de la Ópera Estatal
El famoso teatro de la Ópera Estatal estaba viejito. Necesitaba una remodelación, mejorar su acústica y e implantar una nueva caja escénica para que la tramoya e iluminación se adaptase a los nuevos tiempos. La rehabilitación comenzó en 2010, y se esperaba que terminase para 2013. La última fecha que dan es para finales de 2017. ¿El presupuesto? De los 240 millones iniciales se prevé que el coste final ronde los 400.
Mientras el teatro está cerrado por obras, las actividades artísticas se han trasladado al Schiller Theater, una sala con un aforo mucho más reducido que el de la Ópera del Estado de Berlín. Al coste de la remodelación cada año hay que añadirle los 8.5 millones de pérdidas que los responsables del edificio estiman supone el traslado de los actos. A los berlineses se les acumulan así las obras ruinosas: el faraónico proyecto aeroportuario, el del Palacio Stadtschloss, el teatro estatal, la sede de los Servicios Secretos...
La correcta planificación: una deuda pendiente
A raíz de su problema urbanístico se realizó un informe interno del Ministerio de Medio Ambiente y Construcción. Cuando lo difundió el periódico Der Spiegel se observó cómo sólo 14 de los 40 grandes proyectos (35 %) que auspiciaba en el momento el Gobierno federal se atienen al marco presupuestario inicial. De los 26 que no se ajustaban al presupuesto inicial, la mayoría acumulaban un sobrecoste agregado de unos 1.000 millones por obra. ¿Por qué se construye en Alemania de forma más lenta que en los países vecinos, y sobre todo, con mucha menos participación ciudadana?
Quítale las mordidas y tenemos un paisaje muy similar al español: los políticos tienden a sobrevalorar sus capacidades gestoras cuando, en verdad, no son nada buenos gerentes urbanísticos. Los organismos competentes apoyan los proyectos con los presupuestos más bajos, y eso provoca que las empresas oculten los gastos reales en sus planes, con lo que los costes se acaban disparando. También tienden a seleccionar los proyectos que quedan mejor en la foto. Parece que, en cuanto a planificación estructural, los alemanes harían bien en aplicar un poco de esa eficiencia de la que hacen gala fuera de sus fronteras.
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