Nunca antes los seres humanos habían pasado tanto tiempo conectados los unos a los otros. El advenimiento del smartphone durante la última década ha provocado que nuestras formas de socialización, de conocer el mundo y de relacionarnos con él hayan cambiado para siempre. Hoy alrededor del 36% de la humanidad posee un teléfono móvil, y se espera que el porcentaje supere el 40% para 2021. En los países más desarrollados el volumen de personas conectadas a su móvil es aún mayor: 82% en Reino Unido; 79% en Alemania, 77% en Francia, 74% en España, 79% en Estados Unidos. Un patrón que nos ha transformado poco a poco.
En todos los sentidos. Incluida la escritura.
Veloces. ¿Somos capaces de teclear más rápido en las pantallas de nuestros teléfonos que con los teclados físicos de toda la vida? Es algo plausible, dado que pasamos largas horas del día atados al móvil, en no pocas ocasiones escribiendo. Un grupo de investigadores de la Universidad de Aalto, en Finlandia, trató de resolver la pregunta testando las habilidades mecanográficas de más de 37.000 personas mediante un test de velocidad y precisión. Resultado: aquellos usuarios de móvil que utilizaban ambos pulgares para escribir, sólo lo hacían un 25% que la media de personas frente a un teclado común.
Reseñable. Cualquier adulto en la sala que haya tenido que amoldarse a la transición móvil-smartphone sabrá lo que la estadística implica. Escribir en un teclado digital es complejo, no sólo por su tamaño sino por su diferencia mecánica respecto a la mecanografía clásica. Como cabe esperar, los adolescentes son los más rápidos, superando las 40 palabras por minuto de media. Los boomers, adultos entre los cuarenta y los cincuenta, tan sólo lo hacen a 29 y 26 palabras por minutos. Una brecha generacional evidente, fruto no sólo de la disparidad de uso (los jóvenes utilizan el smartphone con más frecuencia) sino de hábito histórico.
Un pulgar, dos. ¿Cómo puedes escribir más rápido? Según una de las autoras del trabajo, Anna Feit, utilizando los dos pulgares en lugar de uno: "Hemos demostrado a gran escala que las personas que utilizan ambos pulgares son mucho más rápidos que aquellos que sólo emplean un dedo". Las cifras concuerdan: los primeros logran rondar las 38 palabras por minuto, mientras que los segundo se quedan en las 29. Es algo significativo, dado que la abrumadora mayoría de personas (el 74%) se vale de sus pulgares para teclear. Por supuesto, el récord absoluto del test (85 palabras por minuto) utilizaba ambos.
Corregidos. Para sorpresa de nadie, dos de las innovaciones más destacadas de los teclados digitales ofrecen rendimientos dispares. Mientras el autocorrector mejora el ritmo de escritora en 9 palabras por minuto, el predictor, bastante torpe e impreciso en la mayoría de los casos, la reduce en 2 palabras por minuto. Se debe fundamentalmente a la distracción que impone. Mejorar nuestra velocidad (y precisión) obliga a desactivar el teclado predictivo, a practicar con ambos pulgares y, en general, a pasar más horas delante del teléfono móvil.
Tendencia. Que estemos alcanzando la misma eficiencia que con los teclados (instrumentos bastante vetustos que derivaban de las máquinas de escribir, inventadas ya en 1874) ilustra cómo el smartphone está conquistando a la civilización moderna. El abaratamiento de sus precios y sus múltiples funcionalidades lo han convertido en un bien de primera necesidad, y no tanto en un capricho de lujo. Hoy el móvil es tan esencial como un frigorífico, y muchas personas, para bien o para mal, se están endeudando a cambio de obtener uno. A largo plazo, nuestra eficiencia a su teclado igualará la del físico.
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