La pasión secreta de Monet: un loco viaje en coche a Madrid para disfrutar de Velázquez

Déborah García Sánchez-Marín

Un 14 de Noviembre de 1840 nacía Claude Monet en París. El genio impresionista y sus cuadros son más que conocidos, igual que sus viajes a Normandía, Londres y Venecia. Ciudades que visitó por placer y como en el caso de Londres también como excusa para librarse de participar en la Guerra Franco-Prusiana. Estos viajes son conocidos porque la obra de Monet da buena cuenta de ello. Las vistas del Támesis y del parlamento, los acantilados de Normandía o las puestas de sol en Venecia.

De aquel viaje a Venecia existe una foto donde puede verse a Monet con su segunda esposa Alice en la plaza de San Marcos rodeado de palomas. Si su afición a viajar es bien conocida, quizá no lo sea tanto que a principios de siglo, Monet que ya cuenta con más de 60 años, decidió ir a Madrid en coche desde París, para ver las maravillas de Velázquez y Goya que atesoraba el Museo del Prado.

También es un hecho bastante desconocido que el automóvil era otra de las grandes pasiones de Claude Monet. Su interés por las nuevas tecnologías y sobre todo por la velocidad le hicieron comprar, para asombro de todo su vecindario, un coche. Era un modelo brillante de Panhard & Levassor, con la matrícula 937 YZ. Incluso se construyó un garaje inmenso para aparcarlo. Como puede verse en la foto el volante está a la derecha, y su interior era de cuero.

El Gran Canal de Venecia, visto por Monet.

Cuentan las biografías de Monet que cuando el pintor conducía hasta la costa normanda, nunca le faltaban gruesos abrigos de piel traídos de Noruega y gafas bien grandes para protegerse los ojos del frío, y sobre todo el caballete. Los fines de semana, Monet, como un perfecto dominguero, solía conducir hasta Lamotte-Beuvron con toda la familia.

Monet, de viaje por España

La primera vez que hay constancia de las intenciones de Monet de viajar a España, más en cincreto a Madrid, es en Octubre de 1906, cuando el pintor escribe al marchante de arte, Paul Durand Ruel, al que además inmortalizó Renoir.

Aquí estoy descansando desde hace algunos días, y me proponía pedirle que viniera a comer estos días, pero acabo de decidir poner en ejecución un proyecto que tenía desde hace tiempo: ir a Madrid a ver los Velázquez. Salimos el viernes por la mañana en coche para tres semanas. Si usted pudiese facilitarme la visita de algunas obras de arte en Madrid, le agradecería que me escribiese unas palabras inmediatamente, dado que dado que podemos salir el jueves después de comer.

Una de las series de Monet sobre el Parlamento de Londres.

Las palabras de Monet demuestran el interés que existía en la época por Velázquez. El pintor sevillano había sido re-descubierto en los años 60 del siglo XIX, tras la inauguración del Real Sitio de Pintura. Muchos artistas se interesaron por él, y en 1870 la fascinación por Velázquez estaba totalmente constatada. Una fascinación que se entreve de las "peregrinaciones" que tuvieron lugar entre finales del siglo XIX y primeros del XX por ver a Velázquez.

Varios fueron los pintores de los que se tiene constancia que pasearon sus ojos por las estancias del Real Museo de Pintura (hoy Museo del Prado). Degas en 1889, aunque el pintor ya había homenajeado a Velázquez mientras estudiaba en Italia; Auguste Renoir en 1891; Toulouse-Lautrec entre 1894-95. Y también el estadounidense John Singer Sargent en dos ocasiones, 1879 y 1895 y el escultor Auguste Rodin acompañado de Zuloaga en 1905.

Vistas del jardín de la Villa Médicis en Roma, de Velázquez. Ambos cuadros de pequeña tamaño muestran una atmósfera y sutilezas que no serán vistas hasta la llegada del Impresionismo.

Fuera a causa del furor que producía la obra de Velázquez o la moda, Monet estaba decidido a realizar aquel viaje fuera como fuere. Tres días después de escribir al marchante, vuelve a mandarle una carta, esta vez le pide por favor que le consiga un mapa de carreteras "que es indispensable para poder realizar el viaje":

Voy a pedirle a propósito el siguiente favor, que envíe a alguien, en cuanto reciba estas líneas, a la sede del Touring Club, 65, avenida de la Grande-Armée, a comprar para mí el mapa de Francia del coronel Prudent, que abarca hasta Madrid; cuesta 1,50 francos y que me lo envíe mañana sin falta a Burdeos. Estaremos allí el domingo por la noche para volver a salir el lunes. Si en el Touring Club no estuviese disponible este mapa, que se informen sobre el editor, lo compren y me lo envíen mañana, pues nos es indispensable para nuestro viaje, ya que los mapas de carreteras españolas no se pueden encontrar en Francia.

Paul Durand-Ruel, el hombre al que Monet confesaría su pasión por Velázquez y su interés por Madrid. Aquí retratado por Renoir.

En la correspondencia de Monet no vuelve a haber referencia alguna a este viaje en coche y por etapas, pero sabemos que se produjo, y que Monet visitó Madrid con su esposa por las palabras que le dedica Aureliano de Beruete en una carta a su amigo el pintor, Joaquín Sorolla.

Aquí estuvo Claude Monet. Es un viejo joven fuerte como un roble, con ojos muy vivos y jóvenes. Habla poco y contundente. Salió admirado del Greco, Velázquez y sobre todo Goya.

No sabemos qué es lo que hizo que aquel otoño Claude Monet planeara aquella escapada loca a Madrid. Quizá fuera su deuda pendiente con el arte de Velázquez, sin duda nadie negará la fascinación que ejerció la obra del pintor sevillano sobre los impresionistas. Pero y si quizá fuera una excusa para probar su coche, escapar y dejarse llevar por el poder hipnótico y transformador de las carreteras. Y si fuera la necesidad de sentir el viento en su rostro y ver cómo al igual que en sus cuadros el paisaje aparece y desaparece a causa de la velocidad y la luz.

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