Ursula von der Leyen, flamante nueva presidenta de la Comisión Europea, se ha fijado un objetivo ambicioso a largo plazo: reducir a cero las emisiones del continente antes de 2050. Para ello tendrá que atajar uno de los problemas medioambientales más acuciantes de Europa: el transporte. En 2014, en torno al 30% de las emisiones contaminantes provenían del sector, porcentaje que en un 80% se podía atribuir a los vehículos terrestres. En su mayoría coches. Aún muy contaminantes.
El futuro es eléctrico, ok, ¿pero es razonable pensarlo?
De momento no. El último estudio de JATO ilustra hasta qué punto los vehículos eléctricos están lejos de ser competitivos. Mientras el precio medio de venta de un vehículo convencional, de combustión, queda ligeramente por debajo de los 27.000€, el de los eléctricos supera los 30.000€. Uno de los EV más baratos y con mayor penetración en el mercado, el Renault Zoe, se vendió a una media superior a los 31.000€. Un coche de pequeñas dimensiones, un segmento que cotiza hoy a la baja.
La distancia entre unos y otros es sideral.
Más ejemplos. Sucede en todo el mundo, no obstante. El estudio agrega las estadísticas de todos los países, tanto de aquellos que disparan el coste de adquisición debido a los elevados impuestos (Dinamarca, Suecia, Noruega, Suiza) tanto aquellos donde el precio de venta es mucho más bajo (Grecia, Bulgaria, Rumanía). Se trata de una dinámica que se repite en todo el mundo. De media, un EV supera los 31.000€ en América del Norte, los 27.000€ en Australia, y los 22.000€ en Corea del Sur.
Siempre más caros. En agregado, los eléctricos son un 80% más caro que los convencionales.
Incentivos. La industria ha limado costes e invertido en nuevas tecnologías. Pese a ello, sólo los coches más pequeños y de menores prestaciones se acercan al precio de los segmentos más populares (SUV, coches más grandes y de mayor rendimiento). Dadas las circunstancias, la mayoría de compradores sigue optando por coches clásicos que ofrecen más a menor precio. En Estados Unidos y Canadá los EV lo tienen aún peor, dada la preferencia por los SUV, y sólo la penetración de Tesla en el segmento de lujo les ha abierto la puerta.
Porcentajes. ¿Es un problema? Si Europa y el resto del mundo quieren cumplir con sus objetivos de emisiones, cosa que ahora mismo no están haciendo, sí. Los EV son un instrumento clave en un futuro más sostenible, pero de momento sólo representan en torno al 1,9% de las ventas totales del continente. La caída del diésel y la prosperidad económica de los países del este ha provocado que las emisiones asociadas al transporte hayan crecido desde principios de los noventa.
Es el único sector en el que han ido al alza. Es una anomalía motivada, sobre todo, por los coches (también los aviones).
China. ¿Cómo cambiar la tendencia? China es de momento el mayor mercado internacional de EV, gracias al impulso del estado y a la fabricación de coches muy baratos (que difícilmente cumpliría con las exigencias regulatorias y de mercado de la UE). Vehículos como el Chery EQ1 o el B-SUV BYD son hasta un 40% más baratos que la competencia (13.000€), lo que ha disparado sus ventas. Pero es un modelo de difícil replica, dadas las particularidades políticas y sociales chinas.
El otro camino es Noruega, donde el 30% de los coches vendidos al año ya son EV. Otra excepción económica. Los EV han avanzado, son más competitivos, van por el buen camino, pero aún tienen camino que recorrer si quieren ser una alternativa real.
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