En 1904, EEUU celebró los JJOO más lamentables: la maratón la ganaron en coche y hubo deportes para "seres primitivos"

No ha habido un evento deportivo tan plagado de trampas, atentados a las personas y espíritu antideportivo

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No decimos que no puedas llevarte las manos a la cabeza con algún momento poco apropiado o una situación cómica en los JJOO que se están celebrando en París, pero te aseguramos desde ya, que nada puede igualar a los legendarios JJOO que se celebraron en 1904 en San Louis, Estados Unidos. Y de entre todas las modalidades, para la posteridad quedará lo ocurrido en la esperpéntica maratón.

La Feria fue primero. Estos Juegos de 1904 se celebraron en el contexto de la Feria Mundial de San Louis, la cual conmemoraba el centenario de la Compra de Luisiana. De hecho, originalmente fue Chicago la ciudad seleccionada como anfitriona, pero los organizadores de la feria presionaron para trasladar los juegos a su ciudad utilizando toda su influencia y la magnitud del evento mundial.

Aunque la ciudad no era de gran tamaño, sí tenía gran poder porque concentraba el comercio del algodón y mantenía una fuerte actividad comercial. Sea como fuere, el COI acabó dando por buena la candidatura con el apoyo y elección del presidente Roosevelt. La combinación de los Juegos con la feria tenía, al menos sobre el papel, la intención de atraer más visitantes y darle mayor prominencia al evento deportivo. Como veremos a continuación, no salió como pensaban, sino todo lo contrario.

Primera vez y participantes. Estos juegos, antes de celebrarse, ya contaban con varios hechos relevantes. A saber: fueron los primeros en hacerse fuera de Europa, los primeros donde el idioma “inglés” era mayoría, los primeros donde se entregaron las medallas de oro, plata y bronce a los primeros clasificados, y los primeros donde el boxeo y la lucha libre hacían su aparición. En total, 651 atletas (aunque solo seis mujeres) de hasta 12 países.

JJOO Len Tau y Jan Mashiani fueron los primeros africanos negros en participar en los Juegos Olímpicos modernos

Deportistas que estaban presuntamente preparados para competir en los 91 eventos de los 16 deportes olímpicos oficiales de aquella época. Más datos. Aunque había varios centenares de atletas, solo 42 eran de fuera de Estados Unidos. ¿La razón? En el viejo continente no pareció interesar demasiado cruzar el Atlántico y dejar por primera vez Europa. De todas formas y visto en perspectiva, fue una decisión acertada. Y no solo por lo que ocurrió. Duraron nada menos que cuatro meses.

Que comience el esperpento. Aunque para los anales de la historia de los JJOO quedaron algunas marcas (Archie Hahn ganó varias modalidades de metros lisos con un récord que perduró casi tres décadas), lo cierto es que el evento quedó marcado para siempre como el peor en todos los sentidos. El primero de todos se dio nada más comenzar. Bajo el título de Jornadas Antropológicas, hubo segregación racial en el desfile de inauguración. ¿Cómo? Mostrando a miembros de razas supuestamente inferiores que iban a competir en eventos paralelos (y sin registro oficial).

Ainu Archery Anthropological Day 1904 Olympics Jornadas Antropológicas.

A este respecto, se trataba de dos jornadas donde el evento obligaba a competir a los que EEUU consideraba “seres primitivos” (negros africanos o indios) en “disciplinas” como el lanzamiento de lanzas o arcos de cada “tribu”. El motivo era doble: se intentaba ridiculizar y demostrar la superioridad física y moral de la cultura angloamericana. Un hecho lamentable de la historia del deporte que el COI ha tratado de erradicar desde entonces.

Una maratón inigualable. Pasaron muchas cosas en los juegos, pero si nos ceñimos a la estrictamente deportivo, hubo un antes y un después en las olimpiadas tras la celebración de la maratón. Que sepamos, jamás se dieron tal número de ilegalidades, trampas, atentados a las personas y, en general, un sentimiento tan antideportivo en la historia de los JJOO. Un dato que quizás explique en parte lo ocurrido: entonces, no había rastro de profesionalidad.

Maratón Algunos de los atletas que compiten en el maratón posan para una foto grupal.

Pongámonos en contexto. La modalidad: maratón de 40 kilómetros con 32 atletas (representando solo cuatro naciones). La hora: un 30 de agosto al mediodía, porque si algo tiene que salir mal, mejor cuando el sol aprieta má (32 grados aquel día).

El recorrido empezaba y terminaba en el mismo estadio, pero, y a diferencia de las carreras que vemos en la actualidad, fuera era la “jungla” literalmente: campo a través sin carreteras donde debían atravesar siete colinas a lo largo de las llanuras de Missouri junto a unas pistas polvorientas donde se estaba celebrando una carrera de coches en paralelo.

Preparados, listos… Comienza la maratón. Los corredores salen del estadio y empiezan a esquivar, además de la vegetación que encontraban a su paso, numerosos coches que se salían del circuito paralelo. El sol apretaba, pero tampoco había avituallamiento cerca para los deportistas. ¿La razón? La única fuente estaba en un pozo a 17 kilómetros del evento.

Al parecer, James Sullivan, el organizador principal de los juegos, había hecho esto deliberadamente para investigar. Quería ver los efectos de la ingesta mínima de líquidos y la deshidratación en los candidatos, poniendo a prueba sus límites y resistencia.

JJOO Participante de la maratón tras salir del estadio.

En estas condiciones, la prueba comenzaba a tornarse en misión imposible. Los hombres, muchos simplemente "atletas por un día" comienzan a desfallecer y caer por las zonas aledañas al estadio. Los que aguantaban a duras penas el paso sabían que la meta era una utopía sin algún tipo de ayuda. Algunos se detuvieron a comer y resultaron intoxicados, otros, como el sudafricano Taunyane, corrieron sin problemas hasta que, casualidad, un grupo de perros salvajes lo persigue.

El “ganador”. Y de entre todos los “deportistas”, el más listo de la clase, el estadounidense Fred Lorz. Descolgado tras caerse a los 14 kilómetros, decide reengancharse a la carrera… en uno de los coches participantes del circuito paralelo. De hecho, para la historia de la vergüenza más absoluta quedaron los últimos metros de Lorz, ya que en su “camino” hacia la gloria fue saludando al público y resto de participantes desde el auto.

La historia cuenta que su vehículo tuvo una avería a pocos kilómetros de llegar a meta, momento que aprovechó para bajarse y entrar al estadio a pie hasta llegar en primer lugar a la línea de meta.

La entrega de medallas más chanante. La entrega de premios también fue un "hito". Lorz subió sonriente al primer cajón, y mientras saludaba al público enfervorecido, se revelaba la trampa del atleta. ¿Su respuesta ante la organización? Lo admitió de inmediato, pero añadió que simulaba ganar la carrera como “una broma”. La AAU, el organismo de atletismo de EEUU, le prohibió competir de por vida (aunque, por lo que sea, lo indultaron un año después).

Tj Hicks Of Cambridge Massachusetts Winner Of Marathon Foot Race Being Sponged By Attendants 1904 Olympics Hicks ayudado por organizadores

Segundo ganador. Tras la descalificación de Lorz el primer puesto fue a parar al británico Thomas Hicks. ¿El problema? A 15 kilómetros de la meta, el hombre se había detenido por fatiga. Al parecer, para que volviera a la carrera se le administró varias dosis de sulfato de estricnina con brandy, un alcaloide que se solía utilizar como pesticida para ratones, pero que en pequeñas dosis estimula el sistema nervioso. Dicho de otra forma, Hicks estaba “hasta las patas”, dopado, pero como entonces no existían reglas anti dopping, se dio por válida su carrera y resultó ganador.

Recordando a “andarín”. No podemos terminar la historia de los peores JJOO sin dedicarle unos párrafos a la figura de Féliz “Andarín” Carvajal. Cartero de profesión (y hombre anuncio ocasional), el esforzado atleta en sus tiempos libres recorrió meses las calles de La Habana en busca de financiación para acudir a la maratón. Finalmente consiguió el dinero, aunque de camino lo perdió todo y recorrió el resto a pie o con ayuda de gente que se encontraba a su paso.

Andarín Andarín, después de cortarse los pantalones largos a la altura de la rodilla antes de la carrera

Indumentaria rara. Andarín no lo tuvo fácil cuando llegó. Se presentó con una indumentaria poco apropiada (pantalones y camisa larga) junto a los zapatos que utilizaba como cartero. Le cortaron los pantalones y salió a correr la maratón de su vida. Ocurre que tras más de un día sin comer y cuando lideraba la carrera, Andarín no podía más y se paró para comer unas manzanas. La fruta le indigestó y el hombre terminó echándose un rato.

Con todo, acabó cuarto, porque la maratón más esperpéntica de la historia de unas olimpiadas solo la terminaron 14 participantes. Afortunadamente, al menos Andarín dignificó el espíritu olímpico.

Imagen | Smithsonian, Jessie Tarbox Beals

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