El mundo entero se consternó ante las imágenes del incendio de Notre Dame del pasado 15 de abril. Los parisinos sintieron herido su orgullo nacional, sintieron cómo se desmoronaba uno de los pedazos más importantes de su historia. Tras el vilo, la esperanza: la vieja dama había resistido, una vez más, aunque el suceso se había llevado consigo buena parte del patrimonio. Apenas unos días después, el pueblo francés y sus amigos habían conseguido recaudar una cuantía muy superior a la necesaria para volver a ponerla en pie.
Claro que, ¿qué es lo que había que volver a poner en pie? ¿Cómo reconstruirla? Como se explicó, el incendio se llevó por delante buena parte de la originaria estructura del siglo XII entre el crucero y de la nave, pero también se cobró la aguja de Viollet-le-Duc, un añadido del siglo XIX muy discordante, además, con el estilo general del templo. Los comunes descubríamos que la joya gótica parisina era en buena medida una reinterpretación romántica de aquellos temas.
Al día siguiente Macron declaró que harían Notre Dame grande de nuevo. Y rapidito. Poco después, el Primer Ministro, Édouard Philippe, anunció que se pondría en marcha un concurso público para volver a levantar Notre Dame, un proyecto que concordará con la normativa del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos, ONG vinculada a la Unesco que instruye acerca de cómo reconstruir los edificios declarados Patrimonio de la Humanidad).
Es decir, que Francia confirmaba que no se limitarían a un reemplazo, sino que iban a apostar por una reinterpretación contemporánea de las partes dañadas.
El quid es, por supuesto, cómo armonizarán la estructura original con el añadido moderno. Qué creación, qué estilo de entre todos los que nos rodean, estará al nivel de icono de la vieja Notre Dame hoy y dentro de otros 500, 1.000 años. Un problema al que ya se han enfrentado anteriormente centenares de iglesias.
Un temor se materializó en las mentes de los más conservadores. Si bien ya nos habíamos acostumbrado a la silueta de Notre Dame con la aguja incorporada (cosa que muchos parisinos de su momento rechazaron), no concebimos una nueva catedral con cristaleras, resinas extrañas y luces LED.
Frente a nuestro recelo, el valor (e incluso la temeridad) de decenas de estudios de todo el mundo, que a modo de promoción de marca están difundiendo sus diseños particulares por las redes sociales. Algunos son deficientes para tamaña misión, otros se pasan de valientes, y los de más allá no pueden tacharse de otra cosa que socarronería.
Entre el batiburrillo de propuestas informales alguna podría estar acercándose al que sea el resultado final, algo que sólo podremos intuir del todo cuando se abra públicamente el concurso para la reconstrucción del icono europeo.
Ulf Mejergren Architects y la iglesia gimnasio
"Nuestra propuesta quiere ser una experiencia espacial complementaria al edificio que coincidirá con lo asombro que resultará su interior; un espacio para pensar y reflexionar", dicen los de Ulf Mejergren Architects (UMA), estudio de Estocolmo, que han decidido pasar de la aguja y las esculturas para meter una piscina para meditar "con unas vistas inigualables de París". Una propuesta que, como mínimo, podemos tachar de herética.
Vincent Callebaut Architectures, la iglesia va al huerto
Estos franceses buscan la combinación de dos mensajes: el primer, el “aperturismo” que, según ellos, la Iglesia necesita en este momento, que se manifestaría en una nueva estructura más ligera y transparente, y una nueva modestia adaptada a la contingencia ecológica: materiales con el mínimo impacto medioambiental, placas solares y un huerto urbano.
3D Miysis, continuidad y contención
Los belgas apuestan por una catedral-mirador: se respetaría la misma estructura original, se levantaría una aguja idéntica a la de Viollet-le-Duc pero se cambiaría la piedra y la madera por cristales que permitan una mejor apreciación de la Ciudad de la Luz.
Concr3de, conservar las cenizas
Este estudio holandés no se ha centrado en la bóveda sino en sus figuras, que volverían a erigirse literalmente de sus cenizas. La piedra caliza y la ceniza de la madera que resultó de la devastación y que habían dado anteriormente forma a las estatuas se usaría ahora para reimprimir los diseños originales con una impresora 3D. Para mostrar el resultado han replicado en su estudio a la famosa gárgola Le Stryge.
Studio NAB, devoción verde
Sacar los viejos valores para meter una “protección de la vida, reintroducir la biodiversidad, educar las conciencias y abrazar la sociedad. Todos ellos símbolos fieles a los valores de Francia y de la iglesia, que podríamos defender y promover para este proyecto", dicen desde este estudio parisimo que también apuesta por una nueva Notre Dame más verde, con huerto y colmenares de abejas para fabricar “néctar de los dioses”.
Studio Fuksas, cúpulas reflectantes
"El nuevo elemento será un faro de esperanza para el futuro en la noche de París", dicen Massimiliano y Doriana Fuksas, que eligen un pináculo y una cúpula hechas con cristal de Baccarat, un material que puede iluminarse por la noche y llenarse de luz.
Alexander Nerovnya busca el nuevo diamante de París
Este arquitecto ruso nos recuerda que la mayoría de los cristales resistieron al fuego. Qué mejor entonces para un monumento de la luz y de la historia que darle aún más protagonismo a este material: todo el techo de vidrio y con forma de joya.
Estudio AJ6, "La corona divina"
Así se refiere Alexandre Fantozzi, de este estudio brasileño, a esta "conexión entre la tierra el cielo", una vidriera total e infinita por toda su cúspide... hecha de cristal transparente. Sería por las noches cuando, mediante nuevos materiales tecnológicos, se proyectaría este mapeado iluminado.
Kiss The Architect y los límites del horror
Es posible que este pulso de a ver quién da más lo hayan ganado el arquitecto chipriota Dakis Panayiotou y su... este... bueno, esto.
Mathieu Lehanneur, fuego permanente
El diseñador francés Mathieu Lehanneur le va a la zaga. Lo suyo es una performance, una simulación del propio incendio que devastó la iglesia. Suponemos, para tener el dolor siempre presente.
Vizum Atelier y la estética supervillano
"En la época gótica los constructores intentaban alcanzar el cielo. Viollet le Duc lo intentó de nuevo en el siglo XIX y se acercó bastante. Ahora sí podemos hacer que esto suceda", justificaba el estudio. Quieren que la nueva aguja, basada en Bratislava, sea una torre fina y liviana de la que poder proyectar un rayo de luz que llegue a lo más alto, algo que no nos recuerda en absoluto a algo que podría aparecer en Metrópolis o Gotham.
BNuts Visual y la humildad renovadora
Para el artista y arquitecto Deroo David el proyecto del estudio B Nuts Visual es el mejor de entre los vistos por la sencillez y delicadeza del mismo, una imagen sintética de la catedral con una aguja estructuralmente muy cercana a la antigua pero con una leve innovación: su color, un blanco prístino.
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