En Pittsburg, Estados Unidos, Chuck Hughey ha descubierto algo nuevo que hacer con su nieta el fin de semana: ir al aeropuerto. Chuck es uno de los muchos estadounidenses que disfrutan del amplio rango de servicios que ofrece la terminal, aún cuando no tienen vuelo que coger ni familiar al que recoger. Desde 2017 en Pittsburg, y desde este año en Tampa, no se necesita excusa para visitar el aeropuerto.
Cómo funciona. Si te suena poco factible la idea de que la gente pueda deambular libremente por las terminales probablemente se deba a tu experiencia con la seguridad aeroportuaria, ya sea por culpa de las colas interminables en los puntos de control; o por sus famosos trabajadores del TSA, que interpretan en unos bostezos excesivos un indicio de que quieras volar el aeropuerto por los aires.
Sin embargo este turismo es posible, y algunos aeropuertos lo están llevando a cabo tomando las precauciones necesarias. Para acceder a las terminales, los "turistas de terminal" tienen que haber completado una verificación previa de antecedentes , y haber superado los registros y las inspecciones del TSA como haría un viajero normal. Pero a partir de ahí, son libres de ir donde les plazca.
Cambios. Esto representa un cambio grande en la política de seguridad aeronáutica, e incluso podría considerarse un regreso a la situación previa al 11-S. Tras los atentados, la seguridad se volvió más estricta, especialmente en comparación a la época anterior, cuando eras posible llevar hasta cuatro cuchillos de diec centímetros a bordo y no existían ni los sistemas de detección de explosivos ni escáneres de cuerpo entero.
De ahí que admitir a turistas dentro de las terminales para que paseen por donde quieran represente un cambio sustancial, aún cuando el diseño de los propios aeropuertos incite a este tipo de consumo.
Aerópolis. Hoy en día los aeropuertos se han convertido en "paraísos de la ciudad comercial moderna", y ofrecen una amplia variedad de tiendas y sitios de entretenimiento que han llevado a muchos a equipararlos con los centros comerciales. Y es que las terminales son muy atractivas para los vendedores, ya que contienen una gran cantidad de gente que no tiene nada que hacer, más allá de esperar, y que puede caer fácilmente en la trampa de entrar en alguna tienda para matar el tiempo.
Además, el hecho de que los pasajeros tengan que llegar desde los puntos de seguridad hasta la puerta de su avión permite un posicionamiento estratégico de las tiendas, de tal modo que los viajeros atraviesen pasillos repletos de establecimientos que apuestan cada vez más por este tráfico viandante y su gran potencial lucrativo.
Marca de ciudad. La comparación con los centros comerciales resulta pertinente, vistos los nuevas terminales de gran tamaño y complejidad que se asemejan los típicos mall de toda la vida. El éxito de los aeropuertos como sitios de ocio y consumo, y que las grandes marcas inviertan en ellos, contrasta con la decadencia de los centros comerciales tradicionales estadounidenses, cada vez más obligados a cerrar sus puertas por la deficiencia de visitantes y de ventas.
Además, cada vez se le da más importancia a la apariencia de los aeropuertos, que se han convertido en verdaderas obras arquitectónicas (como lo puede ser el Aeropuerto Internacional de Hamad o el de Dubai). Se les considera importantes en la imagen que forman de una ciudad, y hasta se los ha comparado con "la tarjeta de presentación" de la urbe.
No es para todos. No obstante, aunque la iniciativa pueda resultar inicialmente atractiva para algunos aeropuertos, no es una opción para muchos otros dado el exceso de gente que acarrean y las largas colas que se forman, desbordando los puntos de seguridad. Sin embargo, los especialistas no descartan la ampliación de este programa una vez tengan más presupuesto para incrementar la cantidad de personal de seguridad, y así aligerar el tránsito de gente.
Independientemente, la idea está resultando todo un éxito en Tampa. La gente aprovecha cuando algún pariente tiene que viajar para comer en familia, y así ayudar a que la espera del avión se haga más amena. Y otros, como Chuck, van allí a pasar el fin de semana.
Imagen: Hu Hongzhi
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