Las peores predicciones sostienen que de continuar con nuestro consumo actual, para 2050 habrá en nuestros océanos más plásticos que peces. Teniendo en cuenta que durante las últimas tres décadas hemos aumentado la producción de este producto en un 900% no es de extrañar que el investigador marino Ignacio Gestoso haya publicado un paper sobre la alarmante situación de la isla de Madeira.
El problema. La isla de Madeira (Portugal) acumula desde 2016 un extraño sedimento de color azulado en sus rocas. La evidencia fue recogida y posteriormente cuestionada por el biólogo Ignacio Gestoso que se puso manos a la obra para conocer más acerca de los nuevos escombros que lucía la costa de esta isla. Tres años después, la investigación de Gestoso y su equipo ha sido publicada en Science of The Total Environment afirmando que se trata de un tipo de plástico y no de un alga exótica producida por el calentamiento global.
Polietileno. Encontramos este tipo de plástico en las bolsas de los supermercados, el film que utilizamos para envolver los alimentos, las botellas y contenedores de alimentos, en productos abrasivos y microesferas cosméticas. Y han sido precisamente los microplásticos de polietileno los que firman la nueva apariencia de la isla de Madeira. Su tamaño inferior a 5mm dificulta la descontaminación por agua y la resistencia de este tipo de material a las variaciones de temperatura le convierten en una especie invasora muy difícil de eliminar.
¿Cómo ha llegado a las costas portuguesas? Según cuenta Gestoso en su investigación la hipótesis principal que barajan es que el transporte de sedimentos a través del oleaje haya sido el responsable de la contaminación en las rocas. Sin embargo, más allá del origen (que está claro que es fruto de una mala gestión por parte del ser humano) lo que más preocupa es cómo afecta este tipo de contaminación a las especies de la zona. Aunque todavía faltan varias investigaciones por realizar a este respecto, no se descarta que los moluscos que habitan en estas rocas hayan ingerido polietileno. En cualquier caso y según el informe de Greenpeace, los microplásticos pueden incorporar químicos, liberarlos y quedar en los tejidos de las especies marinas incorporándose a la cadena trófica.
8 millones de toneladas de basura al año. Esta es la cantidad de residuos que reciben nuestros mares como consecuencia de nuestro estilo de vida. Tanto es así que varios científicos ya utilizan el término "plastiglomerados" para hacer referencia a los escombros que se insertan en las rocas. El caso de Madeira aunque es el más reciente no es el primero. En 2014 descubrieron un nuevo "mineral" presente en las rocas de Hawai: el plástico. Debido a la contaminación de los turistas que visitaron durante años la playa de Kamilo, este entorno ha pasado de ser la cuna del surf paradisíaco a la meca de científicos como Kara Lavender Law, que buscan respuestas a la contaminación por microplásticos.
Soluciones Para frenar la contaminación en los océanos lo más importante es hacer una buena gestión de los residuos, es decir, reciclar. En España más del 50% de los plásticos terminan en vertederos sin haber sido separados previamente, pero esta no es el cifra más alarmante sino la referente a las latas de refrescos y botellas. De los 50 millones que se ponen en circulación cada día en nuestro país, el 60% termina junto a la basura orgánica. Y, aunque es cierto que un modelo de retorno de envases por parte de gobierno y empresas ayudaría a reducir estas cifras, por ahora y como ciudadanos, tenemos cierto margen de actuación: instalar tres contenedores en casa. De lo contrario, la previsión para 2050 de tener un entorno marítimo con más basura que peces será más verosímil que apocalíptico.
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