China tiene un ritmo completamente diferente al del mundo occidental. La crisis económica mundial, con una inflación disparada, afecta tanto a Estados Unidos y Europa, como a Latinoamérica y Japón. En cambio, China presenta una situación muy distinta, casi antagónica.
Al borde de la deflación. China ha anunciado sus datos de la inflación y el último mes ha caído un 0,2%. Y ya van cinco meses consecutivos, lo que deja básicamente en cero su inflación anual, con los datos más bajos en los últimos dos años.
Las medidas para impulsar la economía china no parecen estar funcionando y los datos económicos, por debajo de las expectativas, son tan bajos que China ya se asoma a la deflación (inflación negativa).
Bajan los tipos de interés. A China parece todavía pesarle la pandemia. El gigante se marcó crecer un 5% este año y aunque todavía están en camino de ese objetivo, el resto de datos no acompañan. Por ejemplo, los precios de los productos han caído un 5,4% desde el año pasado.
Esto ha llevado a que el Banco Central de China haya decidido bajar el pasado mes de junio los tipos de interés, menos de un año después de la anterior bajada.
Tenía que ser el año de la gran recuperación. El consumo interno está creciendo, pero las exportaciones se han mostrado más frágiles de lo que esperaban. Expertos de la firma Nomura predicen que habrá al menos dos bajadas más y han recortado sus previsiones de crecimiento al 4,5%.
Para Barclays la tendencia también es similar, pasando de un crecimiento del PIB del 5,6% al 5,3%. Siguen siendo importantes números que evidencian una clara recuperación económica respecto los niveles de la pandemia, pero pesimistas.
China defiende que están más preparados para manejar la subida de precios de las materias primas. Desde SCMP, medio cercano a las autoridades chinas, se explica "mientras que China da más importancia a la ropa y la comida, lo que se ajusta a su condición de país de ingresos medios altos, EE.UU. pone más énfasis en la vivienda y el transporte, los cuales se ven fácilmente afectados por los precios mundiales de la energía y las condiciones monetarias internas".
Según su visión, la situación de China se ve menos afectada por la subida de precios de las materias primeras que los países occidentales, muy dependientes de la venta de productos de consumo. Una subida del precio de las materias primas que es, por detrás de los beneficios empresariales, la principal causa a nivel mundial de la inflación.
¿Un problema a largo plazo? Liu Yuhui, profesor de la Academia china de ciencias sociales, tuvo una reciente opinión que se volvió viral: "no solo ha comenzado la deflación, la economía china está entrando en el territorio de la recesión". Abre el debate de que la situación del país podría alargarse más tiempo del previsto, abriendo la puerta a que no sea una situación fruto del momento actual sino con problemas más estructurales.
Los hogares chinos tienen una gran deuda y no tienen ni la capacidad ni la voluntad de gastar, explica el académico. Y concluye con una comparativa bastante contundente: "la China actual es como EEUU de hace 15 años (crisis inmobiliaria de 2008) o el Japón de hace 30 años (estancamiento económico de los 90)". Todavía es pronto para estas conclusiones, pero las previsiones no son nada halagüeñas para la segunda economía mundial.
Imagen | zhang kaiyv
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