A medida que el turismo internacional recupera (e incluso supera) sus niveles anteriores a la pandemia, los grandes destinos recuerdan que no siempre es fácil mantener el equilibrio entre el éxito turístico y la calidad de vida de sus lugareños. Lo está comprobando Japón, Ámsterdam, Indonesia, Corea del Sur y desde luego España, que en su camino hacia el primer puesto del Top mundial de los grandes destinos se ha encontrado con el malestar de miles de vecinos reacios a un modelo turístico sin frenos. ¿Se mira con recelo al sector en todo el mundo? No. Entre el Atlántico y el Ártico hay una gigantesca isla deseosa de promocionarse.
¿Su nombre? Groenlandia.
Ahora quizás sea difícil y costoso llegar a ella, pero sus autoridades se han propuesto que eso cambie con tres aeropuertos que estarán listos en breve.
¿Turismo en Groenlandia? Exacto. En Groenlandia viven solo 56.000 personas y la gran mayoría se concentran en el 20% de la isla, porcentaje nada sorprendente si se tiene en cuenta que el 85% de su superficie está constantemente cubierta de hielo. Es más, casi un tercio de los groenlandeses residen en la capital, Nuuk. En cuanto a su economía, la pesca ostenta un peso aplastante, sobre todo en sus exportaciones, aunque ya hay inversores interesados en sus recursos mineros.
Lo sé, ninguna de esas características invitan a pensar que Groenlandia sea un lugar con demasiados bazas para triunfar como gran destino turístico, pero la isla no renuncia a un sector capaz de aportar pingües beneficios. Sus autoridades han impulsado Visit Greenland, una plataforma de promoción para viajeros, y la BBC precisa que en 2023 logró una cifra récord de visitantes extranjeros: algo más de 140.000, lo que supone un aumento del 36,5% si se compara con 2022.
Cuando el problema no es el hielo. Visit Greenland presume de la fauna, las actividades al aire libre, las auroras boreales y las ventajas que le brinda estar en el Ártico. Quienes visitan la isla, recuerdan, pueden disfrutar de glaciares, bucear en entornos únicos, observar el litoral desde el mar, fotografiar extensiones gélidas o ballenas, practicar paddleboarding en el Ártico… El hielo no es su problema.
Si Groenlandia tiene un gran desafío a día de hoy que le complica crecer como destino turístico son las conexiones. A la isla más grande del mundo puede llegarse a bordo de un crucero, pero eso implica una inversión notable de dinero y tiempo.
¿Y si se viaja en avión? Esa es la segunda opción, pero tampoco facilita demasiado las cosas. Ni para quienes quieren llegar ni para los lugareños que quieren trasladarse a otros países. En su capital hay un aeropuerto, pero sirve sobre todo para desplazamientos dentro de Groenlandia. Habitualmente quienes hacen un viaje más largo se ven obligados a trasladarse primero a Kangerlussuaq o Narsarsuaq, en su extremo sur. Ambas instalaciones tienen un pasado militar. Además la región tampoco va sobrada de aerolíneas, rutas y frecuencias.
Greenland Travel detalla que hay básicamente dos compañías aéreas que comercializan billetes de forma regular. Una es Air Iceland, que opera desde Reykjavik, Islandia. La otra Air Greenland, que ofrece rutas con Copenhague y Reykjavik gracias a su modesta flota de aviones. Hace un año Canadian North anunció una alianza con la firma groenlandesa para cubrir un enlace entre Ottawa y Nuuk con conexión en Iqaluit, pero solo entre los meses de junio y octubre.
Un calendario de inauguraciones. Ese escenario cambiará en breve. Las autoridades de Groenlandia han decidido reforzar su mapa aeroportuario para ponérselo más fácil a los habitantes que quieran salir de la isla… y a los viajeros que quieran entrar. Si se cumple el calendario previsto, la primera cinta se cortará en noviembre, cuando se inaugure el aeropuerto internacional de Nuuk. Antes de 2027 se esperan otras dos aperturas en Ilulissat y Qaqortoq, "lo que permitirá llegar a la mayor parte del país en hora y media", destaca Visit Greeland.
Cuestiçon de terminales... y más. No se trata solo de reforzar la red de infraestructuras de la isla. Aunque en un principio en las nuevas pistas operarán Air Greenland y Icelandair, las autoridades locales esperan que la mejora atraiga a compañías aéreas, se abran más rutas, se reduzcan los costes y se simplifique la logística. Ya solo con la apertura de la nueva terminal de Nuuk se podrán realizar conexiones directas con aviones de 300 plazas entre la capital y Copenhague, sin conexiones. Y no será la única mejora. United Airlines ya planea ofrecer vuelos directos dos veces por semana y en temporada alta entre Nuuk y Nueva York.
"Grandes cambios para el turismo". Las ventajas para los lugareños que quieran viajar a otros países resulta evidente, pero en la isla se espera también que las nuevas pistas hagan de Groenlandia un destino más atractivo. "Se vislumbran cambios para el turismo de Groenlandia", celebra Visit Greeland, plataforma ligada al Gobierno de la región. En su web incluso tiene activada una cuenta atrás para la inauguración del nuevo aeródromo de Nuuk. Opinión parecida comparte Jens Lauridsen, directivo de Greenland Airports, quien confía en que la mejora de conectividad de la capital permita a la isla "ver mucho turismo y cambios".
Crecer… y diversificar. Groenlandia está haciendo algo más que muscular su red aeroportuaria: está cuidado también su discurso para garantizar que el turismo no dañará su entorno ni saturará las ciudades, una realidad que empieza a hacerse visible, a golpe de protestas callejeras, moratorias a nuevas instalaciones hoteleras o la creación (y aumento) de tasas a visitantes, en otros países como España.
"Groenlandia se está concentrando en hacer crecer la industria del turismo de manera responsable", garantizan en Visit Greenland. Los nuevos vuelos de hecho, continúa, permitirán que los viajeros que lleguen a la isla se puedan distribuir "de manera más uniforme por todas la regiones", "aliviando la presión en los lugares más populares y redirigiendo parte de los turistas a los menos visitados".
Aprendiendo del vecino. La BBC explica que en Nuuk hay ya negocios del sector turístico que reconocen su "entusiasmo" con los cambios y se preparan para la mejora de los aeropuertos. En concreto cita a la propietaria de un albergue que ha invertido en cabañas que emulan iglúes. La isla afronta sin embargo algunos desafíos que van más allá de su conectividad, como su oferta de alojamiento o el riesgo de desarrollar su sector turístico "demasiado rápido". "Ocurrió en Islandia, así que creo que tenemos mucho que aprender de ellos", asume la hostelera.
"Estamos viendo un boom turístico y cómo el turismo puede afectar a lugares más pequeños de forma positiva, pero también negativa", comenta Naaja Nathanielsen, responsable del área de Comercio, Negocios y Recursos Minerales de Groenlandia. La isla ha estado trabajando de hecho en una nueva ley centrada en el sector.
Más y mejores conexiones aéreas podría tener para Groenlandia efectos que van sin embargo más allá del turismo, como mayores posibilidades para la venta de pescado o, en clave política, nuevas oportunidades para fortalecer relaciones.
Imágenes |Visit Greenland (Unsplash) y Visit Greenland
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