El archipiélago, de apenas 1,4 millones de residentes, recibe casi 10 millones de turistas cada año
Pocos lugares en el mundo se asocian con el turismo de una forma tan directa (e icónica) como Hawái. Antes de la pandemia el archipiélago del Pacífico, famoso por sus playas paradisiacas, pokés y resorts, recibía 10,4 millones de visitantes al año, sobre todo procedentes de otros puntos de EEUU, Japón y Canadá. Una cifra enorme si se tiene en cuenta que allí viven 1,4 millones de residentes. Pese a esos datos y el gran peso del turismo en la economía insular, Hawái da señales de estar apostando por un enfoque más "respetuoso" para el sector, con campañas que abogan por los "viajes responsables" y planteándose incluso nuevas tasas.
Hasta tal punto ha modulado su discurso que, en pleno debate por "los malos turistas", allí hace ya un tiempo que han decidido hacer algo inaudito: ofrecer a sus visitantes la oportunidad de limpiar playas, reforestar o cuidar hábitats locales.
¿Qué dicen los números? En el estado de Hawái viven 1,4 millones de personas, pero por sus hoteles, playas y montañas pasan cada año muchas más. Muchísimas. Antes de la pandemia visitaron las islas 10,4 millones de turistas, sobre todo estadounidenses, aunque el destino recibe a gente de todo el mundo, sobre todo de Japón y Canadá. Juntos dejaron una inyección millonario en la economía insular: alrededor de 17.720 millones de dólares, según los cálculos realizados por su Departamento de Negocios y Desarrollo Económico.
El destino todavía no ha logrado recuperar totalmente el flujo de turistas que manejaba antes de la pandemia —cerró 2023 con 9,6 millones de visitantes—, aunque el volumen de gasto se sitúa ya por encima del de hace cinco años. Gracias a esas cifras el sector desempeña un papel crucial en el tejido económico de la región, donde representa aproximadamente la cuarta parte de PIB.
Grandes cifras… y algún roce. Al igual que ocurre en otros grandes destinos, incluidas Canarias, Mallorca o Barcelona, ese enorme flujo de turistas, que supera con creces al de la población local, no está exento de polémica. De hecho, cuando en 2019 Hawái alcanzó su récord de visitantes ganó fuerza el debate en torno al "sobreturismo" y sus efectos más indeseables, como recuerda Payton Paaluhi: aglomeraciones, playas abarrotadas, problemas de tráfico, basura…
En 2021 la Autoridad de Turismo de Hawái (HTA) quiso pulsar precisamente la opinión de los residentes sobre ese tema y obtuvo un dato interesante. En plena resaca pandémica, su informe revelaba que el 53% de los encuestados consideraba que el turismo traía "más beneficios que problemas". El porcentaje, claro está, se presta a varias lecturas. La primera es qué opina el 47% restante. La segunda, que representa el índice de aprobación más bajo desde el organismo público empezó a monitorear la opinión de los lugareños, a finales de la década de 1980.
"El dilema del turismo en Hawái". La frase, empleada por The Borgen Project, y que apunta a otras consecuencias del turismo en las islas, como el encarecimiento de la vivienda, el impacto medioambiental o la "erosión cultural", capta bien la situación que ha afrontado Hawái en los últimos años. El turismo es clave para su economía. Pero también acarrea una factura menos positiva y que no siempre resulta fácil de gestionar. Hay quien señala por ejemplo su impacto en los ecosistemas y en la cultura nativa o incluso en recursos naturales como el agua.
El caso de Maui. Buen ejemplo lo dejaron hace poco las autoridades de Maui cuando lanzaron un llamamiento para que los turistas volvieran a visitar la isla tras el trágico incendio que meses antes había acabado con la vida de casi un centenar de personas y carbonizado miles de construcciones. "Ayudarás a nuestra gente a sanar", proclamó el gobernador Josh Green. Sin el turismo, asumía, sería mucho más difícil afrontar el coste de la reconstrucción y las labores de reparación.
La reapertura turística no estuvo exenta sin embargo de polémica, con quejas por la actitud "irrespetuosa" de algunos visitantes y residentes que incluso llegaron a lanzar una recogida de firmas para retrasar la apertura West Maui. Un episodio similar se vivió hace dos años, cuando el archipiélago empezó a recibir visitantes, sobre todo del resto de EEUU, en un escenario marcado aún por el COVID.
"Malama Hawaii". Conscientes del dilema del turismo y con el recuerdo aún reciente de la avalancha de visitantes, en 2021 las autoridades regionales lanzaron la iniciativa "Malama Hawaii" —o "Care Hawaii", que puede traducirse por "cuida" o "protege" Hawái— para incentivar un turismo más "sostenible" y "responsable". La idea es relativamente sencilla: plantear labores de voluntariado a los turistas como parte de una experiencia distinta durante su estancia en las islas.
"Varias organizaciones ofrecen oportunidades para que los visitantes ayuden, como limpieza de playas, plantación de árboles autóctonos y mucho más. Participe en algunas de las oportunidades de voluntariado que le ofrecemos a continuación y, a cambio, experimente Hawái a un nivel mucho más profundo y conectado", explica la web oficial del programa, en el que se pueden consultar algunas de actividades programadas para los próximos días, como limpiar el litoral.
Con su propia "hoja de ruta". La HTA trazó además en 2020 un plan estratégico a seis años vistas con algunas pautas clave para el turismo que quiere lograr a mediados de esta década. Entre sus pilares la HTA apunta a un turismo respetuoso con los recursos naturales y la cultura del archipiélago, que "mejore la calidad de vida de todos los residentes" y apoye a las comunidades nativas.
Más "viajes responsables". Ese es el objetivo de las campañas turísticas anunciadas en abril por la HTA, una ofensiva con la que, explica, quiere "revitalizar la demanda de viajes responsables" a las islas desde todo el mundo. "'The People. The Place. The Hawaiian Islands' se dirige al viajero hawaiano objetivo, definido como aquel que tiene conciencia ecológica, es consciente de las precauciones de seguridad, está interesado en conocer la cultura de los lugares que visita y desea proteger los recursos naturales de las islas", explica el organismo estatal.
"Desarrollar nuestros mercados internacionales de mayor gasto, incluido Japón, resulta clave para equilibrar la combinación de visitantes en el estado", comenta Daniel Nāho'opi'i, directivo de la HTA. "Las campañas promueven el turismo regenerativo animando a los visitantes a apoyar a nuestras empresas locales y a disfrutar de una serie de experiencias accesibles para ellos, al tiempo que refuerzan la marca de las Islas Hawái y la percepción que los viajeros tienen de Hawái".
¿Una nueva tasa? Con ese telón de fondo y en sintonía con otros grandes destinos, como Venecia o Bali, en febrero las autoridades de Hawái plantearon la posibilidad de aplicar una tarifa turística que contribuiría a la conservación de las playas o a prevenir incendios como el que afectó a Maui. La tasa, de 25 dólares, se cobraría durante el registro en los hoteles o al alquiler alojamiento. “Es un precio muy pequeño a pagar para preservar el paraíso", reivindicaba Green.
Otra de las opciones contemplada por los legisladores era aumentar el impuesto hotelero. Honolulu Civil Beat aclara sin embargo que las propuestas no lograron salir adelante en el Senado, lo que no tiene por qué significar necesariamente que la idea se descarte. Al fin y al cabo no es la primera vez que en el archipiélago del Pacífico discuten sobre la posibilidad de aplicar una tarifa verde que haga que los turistas contribuyan de forma directa a la protección de sus ecosistemas.
Imagen | Luke McKeown (Unsplash) y Lamblukas (Flickr)
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