Cuando Greta Thunberg decidió cruzar el Atlántico en barco visibilizó una corriente de pensamiento, hasta entonces minoritaria, que colocaba a la aviación comercial en el centro del activismo medioambiental. Volar tiene un impacto dramático sobre el planeta. Por lo que es mejor evitarlo. En poco tiempo, el discurso de Thunberg cosechó cierto éxito.
Los vuelos intranacionales en Suecia cayeron. ¿Una tendencia aplicable al resto del mundo? No. Y menos a los más pudientes.
Volando alto. La Asociación de Fabricantes de Aviación General (GAMA) ha publicado esta semana los resultados del sector en 2019. La venta de jets comerciales registró su pico máximo en los últimos diez años. Se fabricaron y vendieron 809 aviones privados, un 15% al alza respecto a 2018. Es la cifra más alta desde 2009, cuando se comercializaron 870.
Más volumen. Ha sido un buen año para la aviación privada. El sector facturó un 14% más, de $20.000 millones a $23.000, en parte por la creciente demanda de grandes jets privados entre la industria financiera y comercial. El mercado mayoritario sigue siendo Estados Unidos, donde se vendieron el 67% de los aparatos, seguido de Europa, donde se colocaron el 14%.
¿Por qué? Dos motivos ayudan a explicar el repunte: primero, el buen estado de salud de la economía global, pese a las magras perspectivas a corto plazo; por otro, la popularidad de los nuevos modelos producidos por Bombardier y Gulfstream. Aparatos modernos, muy rápidos y adaptados a toda clase de servicios. Y cada vez más grandes.
La venta de jets de gran tamaño, capaces de transportar hasta veinte pasajeros, ha crecido un 20%. Es una opción atractiva para grandes empresas, aunque obliga a reducir algunos lujos. Los aviones medianos siguen siendo los más solicitados, y sus ventas crecieron un 14% de un año para otro, dos puntos por encima de los más pequeños.
Tendencias. No parece que el discurso de Thunberg esté permeando a las clases empresariales. Pero tampoco a las populares. Los aeropuertos españoles, por ejemplo, también rompieron récords el año pasado. Más de 275 millones de pasajeros pasaron por sus terminales, un crecimiento del 4,4% respecto a 2018 y la cifra más alta registrada jamás por AENA.
En Suecia la situación sí es distinta. En 2019 el número de pasajeros para vuelos internos cayó más de un 8%. Para los internacionales el descenso fue menor (de un 2,8%), pero ilustrativo si pensamos en el crecimiento paralelo del número de pasajeros ferroviarios (un 5% al alza en 2018).
Coronavirus. Los resultados de GAMA coinciden con una tendencia muy reciente que ha contribuido a disparar la demanda de aviones privados. El coronavirus. Ante el hundimiento de los vuelos comerciales a China (un 34% a la baja desde el inicio de la crisis: las compañías han cancelado sus líneas al interior del país), muchos chinos, deseos de salir del país y con los suficientes recursos, están optando por jets privados.
Algunas empresas de Singapur, por ejemplo, están facturando hasta un 90% más durante el último mes. El precio por hora de un jet modesto ronda los $2,400. Uno de hasta diez pasajeros puede ascender a los $6.000.
Imagen: Commons
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