Por cada idioma que conoces, hay otro a punto de desaparecer: encuentra todos en este mapa

¿Cuántos idiomas conoces? Hagamos un breve repaso a los que surgen en nuestra cabeza a golpe de memoria: alemán, italiano, francés, español, inglés, sueco, ruso, árabe, chino, japonés. Pues bien, por cada uno de ellos, y por todos los demás que lograrías sacar pensando quince minutos, hay otro que está a punto de desaparecer: aragonés, bretón, hawaiano, ladino, takestaní, mapuche, moksha. Todos ellos siguen siendo hablados por miles de personas, aunque cada vez son menos.

¿Demasiada información en cinco líneas? No te preocupes, hay un modo más sencillo de explorar la inmensa diversidad lingüística de nuestro planeta, en demasiadas ocasiones resumida a los idiomas mayoritarios y oficiales de cada estado. Se trata de Endangered Languages, y es un mapa interactivo que busca recopilar y datar todos los idiomas en peligro de extinción del mundo, a través de los cinco continentes. Hay miles de ellos, y algunos están mucho más cerca de lo que piensas.

Un mundo con cada vez menos idiomas

¿En qué consiste el proyecto? Antes que nada, es conveniente hablar de quién está detrás de él. Primer gran nombre: Google. Aliados necesarios: el Instituto de Tecnología e Información sobre Lenguas de la Universidad de Michigan y First Peoples' Cultural Council. Los primeros ponen la tecnología necesaria (el mapa), los segundos la información. De momento, y pese a llevar varios años gestándose, continúa en un estadio beta, aunque es útil en su estado actual.

Según la UNESCO, más de la mitad de las lenguas existentes en la actualidad podrían ser borradas de sus respectivas sociedades en el plazo de un siglo

Sus objetivos son sencillos: catalogar los miles de idiomas repartidos por el mundo que están a punto de perecer. Según la UNESCO, más de la mitad de las lenguas existentes en la actualidad podrían ser borradas de sus respectivas sociedades en el plazo de un siglo. Como apuntan en Endangered Languages, eso supone la pérdida de una riqueza cultural incuestionable. Cada idioma es herencia cultural de toda la humanidad, de ahí que sea relevante otorgarles cuanta más visibilidad posible.

El África subsahariana alberga miles de idiomas en peligro de desaparecer.

Hay que matizar, sin embargo, que la UNESCO sólo incluye como lenguas en peligro de extinción a aquellas de menos de mil hablantes. Es una cifra arbitraria que pone el foco en aquellas críticamente debilitadas. Otras con comunidades de hablantes algo mayores también son incluidas en Endangered Languages. El grado de vulnerabilidad de cada lengua se muestra en distintos colores. Los puntos verdes hablan de minorías en peligro no mortal. Las rojas, de aquellas comunidades cuyo idioma está o bien prácticamente desaparecido o bien a punto de hacerlo. Y faltan muchas lenguas.

El proyecto ha nacido con objeto de ser colaborativo, de modo que los usuarios puedan subir sus recursos de idiomas en peligro a la web

El proyecto ha nacido con objeto de ser colaborativo, de modo que los usuarios puedan subir sus recursos a la web para que cualquier otro navegante tenga la posibilidad de, a golpe de clic, escuchar a personas hablar idiomas muy minoritarios o tremendamente exóticos. Como es natural, aquellas comunidades con mayor acceso tecnológico tendrán más posibilidades de continuar impulsando su lengua en la red. Otras, por desgracia, lo tienen mucho más complicado.

El motivo es simple: más del 50% de las lenguas en peligro de extinción se encuentran repartidas en ocho gigantescos países, tanto a nivel demográfico como físico, de una riqueza étnica incomparable. Son México, Brasil, Nigeria, Australia, la India, Papúa Nueva Guinea y Camerún. Muchas de esas poblaciones son indígenas o pobres, y no tienen acceso ni a recursos ni al control de los gobiernos de sus respectivos estados que les permita fomentar y proteger sus idiomas. Tampoco tienen Internet. De modo que su supervivencia se antoja complicada en un entorno hostil.

Un pequeño ejemplo de algunos de los idiomas hablados entre Nigeria y Camerún.

No en vano, como recuerdan desde Endangered Languages, no corren buenos tiempos para los idiomas. Siempre han desaparecido, pero nunca lo han hecho a tanta velocidad. La globalización y la homogeneización cultural de gran parte del mundo, además de la necesidad de articular idiomas nacionales y de un mundo cada día más interconectado, lo explican. Por fortuna, nunca antes habíamos tenido herramientas tan poderosas como la red para fomentar su conservación.

No corren buenos tiempos para los idiomas. Siempre han desaparecido, pero nunca lo han hecho a tanta velocidad

Como se aprecia en el mapa, las zonas tropicales son de una extraordinaria riqueza lingüística. No sólo por los países antes mencionados (son incontables los idiomas de Nigeria), sino también en otros como Perú, que además del español y el quechua cuenta con más y muy diversas lenguas (como por ejemplo, el amuesha, hablado por los amueshas en la región de Pasco). Lo mismo se puede decir del sur del Chad, Malasia o zonas más septentrionales como Afganistán, de gran diversidad.

Aunque muchas de ellas parezcan lejanas y remotas, y pese a que en muchos países no homogéneos desde el punto de vista étnico contribuyen a difuminar las identidades (¿alguien sabría decir cuál es el idioma nacional de Nigeria?), otras son bien cercanas y se hablan incluso dentro de tu propia comunidad autónoma. Europa, al fin y al cabo, es un continente con un largo historial de sustitución lingüística, especialmente en la modernidad.

Europa y sus potenciales cadáveres lingüísticos

En España tenemos dos ejemplos evidentes. Tanto el astur-leonés como el aragonés, dos lenguas romances antiquísimas que surgieron como un dialecto del latín vulgar, cuentan con poca visibilidad mediática, escasa representación oficial y poca protección institucional. La primera goza de mejor salud, con alrededor de 100.000 hablantes y su visibilización en la toponimia de los municipios asturianos (Gijón - Xixón). La segunda está en serio peligro de perecer para siempre.

A día de hoy, son muy pocas las personas que hablan el aragonés como lengua materna. Está contando con cierta revitalización en círculos aragonesistas gracias a su implantación en círculos de neo-hablantes

A día de hoy, son muy pocas las personas que hablan el aragonés como lengua materna. Está contando con cierta revitalización en círculos aragonesistas gracias a su implantación en círculos de neo-hablantes. Su rango geográfico histórico es el Pirineo, donde se enseña en algunas localidades. Junto al catalán, estuvo inmerso en una polémica nacional por su denominación en la anterior Ley de Lenguas de Aragón (LAPAPYP y LAPAO). Ahora volverá a ser oficial en su rango geográfico.

Pero no cuenta con más de 10.000 hablantes, según las previsiones más optimistas, y es ampliamente desconocido por la vasta mayoría de los aragoneses. Al igual que el astur-leonés, fueron lenguas romances de reinos previos a la construcción de España y vieron cómo el español se implantaba en sus sociedades en su detrimento (al contrario que el gallego y el catalán, que pervivieron mejor). El abandono institucional, y la carencia de movimientos políticos a su abrigo, las ha dejado en vía muerta.

Tanto el occitano como el provenzal como el bretón se vieron perjudicados por el crecimiento del francés a nivel estatal

En España tanto el gallego, como el vasco como el catalán son lenguas minoritarias dentro del estado, pero gozan de un buen estado de salud y son oficiales en sus respectivos territorios. Es más de lo que pueden decir decenas de idiomas repartidos por Europa, víctimas también de la homogeneización cultural y política de los estados europeos. El ejemplo paradigmático de este proceso es acaso Francia, cuyo idioma, el francés, no siempre fue el común a todo su reino, sino uno entre tantos.

Antes de la Revolución Francesa, periodo en el que comienza la construcción del estado-nación y el predominio del francés como herramienta de cohesión política e identitaria, el occitano, el provenzal o el bretón gozaban de una fuerte salud en sus respectivos territorios (al sur, al sudeste y al noroeste respectivamente). Junto al alsaciano y a otras lenguas semejantes al francés, contaban con miles de hablantes. Sin embargo, la situación comenzó a cambiar a partir del siglo XIX.

La dejadez y la persecución institucional provocaron su paulatino decrecimiento. Los padres dejaron de enseñarlo a los hijos, que en la escuela estaban obligados a hablar francés (y tenían prohibido utilizar sus idiomas maternos, en la histórica vergonha). Poco a poco, fueron reducidos. Hoy no tienen reconocimiento oficial (Francia es un país muy centralizado), pero aún mantienen comunidades más o menos grandes (el occitano, el bretón, el provenzal y el corso de más de 100.000 habitantes). Otras han corrido peor suerte (el picardo, el normando, o el alsaciano están cerca de desaparecer).

En la península itálica existía una miriada de lenguajes y dialectos: desde el ligur hasta el véneto, pasando por el piamontés o el siciliano

Italia, Reino Unido o Alemania cuentan con casos similares. En la península itálica existía una miriada de lenguajes y dialectos: desde el ligur (en Liguria, la región cuya capital es Génova) hasta el véneto (en la provincia homónima), pasando por el piamontés o el siciliano, muchos de ellos son confundidos con el italiano (pero son idiomas por sí mismo). También cuentan con poca protección y representación institucional, aunque su estado de salud es diverso y no siempre en peligro.

En Reino Unido los ejemplos son más conocidos: los idiomas gaélicos en sus distintas variantes (especialmente la irlandesa) gozan de cierto reconocimiento institucional gracias a movimientos políticos y culturales de corte nacionalista, pese a que sus hablantes sean muy minoritarios. En Escocia, sólo el 1% de la población lo habla. En Cornualles y la Isla de Man desaparecieron y fueron reimplantados. El galés se ha conservado mejor, pero no sin grandes dificultades.

Los ejemplos, en fin, son infinitos (si os apasiona la materia, navegad durante horas, ¡días!, por el mapa descubriendo nuevos idiomas de Europa y del mundo, es verdaderamente fascinante), y ahora los tenemos a golpe de clic sin necesidad de abrir decenas y decenas de pestañas en Wikipedia.

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