Este mes se cumplirán setenta y cinco años desde que Australia, el Reino Unido, los Estados Unidos y los Países Bajos sufrieran una serie de desastrosas derrotas navales contra Japón en los angostos estrechos y mares alrededor de Indonesia. Los restos de naufragios de buques de guerra en el mar de Java y en el estrecho de la Sonda son el lugar de descanso final para miles de marineros aliados.
Estos sitios son considerados como tumbas de guerra por los sobrevivientes y sus descendientes, siguiendo una larga tradición marítima de respetar los restos humanos de naufragios.
Un equipo internacional de topografía que investigaba los restos del mar de Java en noviembre el año 2016 se sorprendió y se decepcionó al ver que al menos cuatro naufragios holandeses y británicos (y un submarino americano cuya tripulación entera fue capturada viva) habían simplemente desaparecido del lecho marino a unos 70 metros bajo el nivel del mar.
Los barcos eran enormes: el HMS Exeter, por ejemplo, fue un crucero pesado de 175 metros, más de lo que miden tres piscinas de tamaño olímpico. Otros barcos aliados en aguas de Indonesia también han sido dañados. Las pruebas sugieren que los barcos desaparecidos fueron robados o recuperados para usar el valioso metal que descansa en el fondo del mar.
La historia se repite
La reciente profanación de los restos navales en el mar de Java no ha sido ninguna sorpresa para aquellos familiarizados con el estado del patrimonio cultural subacuático en Indonesia. El año pasado, Inside Indonesia informaba de medidas que se iban a tomar para mitigar el daño a otros dos restos de naufragios aliados en Indonesia: el HMAS Perth y el USS Houston en el estrecho de Sunda, al oeste de Yakarta. Estos barcos navales fueron atacados por una flota japonesa en las primeras horas del 1 de marzo de 1942, llevándose consigo más de mil vidas entre ambos.
En 2013, se avistaron barcazas de salvamento recuperando chatarra por la zona. Aunque no se identificó a las autoridades de Indonesia entre los participantes de las operaciones de salvamento, fueron criticadas por no esforzarse más para proteger los pecios.
También se han visto implicados los buceadores deportivos con buenas intenciones. Al realizar un comentario sobre la eliminación de una trompeta del USS Houston, el Director Ejecutivo de la Asociación de supervivientes del USS Houston dijo:
No tenemos idea del número de buceadores que han robado en nuestro barco [...] y se han quedado reliquias del mismo para su propio uso personal, "robar" lo que realmente pertenece [sic] a la memoria eterna del valor y la dedicación de los hombres que sirvieron en estos buques de guerra.
Varios grupos de defensa de Australia han pedido desde hace tiempo a las autoridades que protejan el HMAS Perth. Mientras que un reciente sonar de barrido confirmó que el buque USS Houston seguía prácticamente intacto, los resultados para el HMAS Perth fueron inconcluyentes. Buzos de Australia e Indonesia van a volver al HMAS Perth durante el mes que viene. A pesar de estos esfuerzos, hay quienes piensan que ya es demasiado tarde para proteger el HMAS Perth.
¿Por qué robar un barco?
Los naufragios navales suponen enormes cantidades de chatarra de metal, con un enorme potencial en la reventa. La enorme cantidad de chatarra en un buque de guerra hace que un solo pecio pueda valer hasta un millón de dólares. Solamente las hélices de bronce valen cada una decenas de miles de dólares.
Es poco probable que la recuperación de materiales se llevara de forma secreta porque los restos de naufragios en el mar de Java yacían cerca de una de las mayores bases navales de Indonesia y la actividad sospechosa (por no hablar de los impactos ambientales visibles, como los derrames de petróleo) no puede haber pasado desapercibida para el resto de embarcaciones marinas.
Retirar un barco naufragado del fondo del mar requiere tiempo, conocimientos y dinero. Las operaciones de salvamento en el sureste de Asia parece que cada vez son más sofisticadas.
Se han utilizado barcos disfrazados de buques de pesca en otras partes de la región, pero al hablar con personas cercanas al tema sugieren que los restos en el mar de Java probablemente fueron retirados mediante una plataforma de superficie principal conocida como barcaza garra. Esto reduce la necesidad de contar con un gran número de buceadores y, en caso de operar con equipos de imagen especializados como un escáner de sonar, supondría maximizar la eficacia de las tareas de salvamento. También se cree que la tripulación iba armada.
Los saqueadores le daban poca o ninguna consideración a los objetos de importancia histórica o arqueológica.
Testigos mudos
La eliminación de las hélices y de las trompetas es una cosa, pero la profanación de tumbas de guerra en el fondo del mar es, sin duda, el aspecto más preocupante de esta historia.
La presencia de restos humanos en los naufragios no disuade a estos equipos de salvamento ilegales de realizar estas nefastas tareas. Sin embargo, la situación legal de las tumbas de guerra bajo el mar es ambigua.
No existe un consenso internacional sobre los restos militares humanos en los buques de guerra hundidos y es responsabilidad de cada país establecer normativas apropiadas para el reconocimiento de tumbas de guerra. Según la legislación de Indonesia, todo objeto de más de 50 años puede ser considerado como patrimonio cultural. Sin embargo, ninguno de los restos mencionados en este artículo han sido reconocidos de manera oficial (por no decir que ningún solo objeto bajo el mar ha sido declarado como patrimonio cultural en Indonesia hasta la fecha).
Traspaso de responsabilidades
La comunidad internacional ha condenado la desaparición de los naufragios en el mar de Java y los holandeses demandan una investigación inmediata al respecto. El Ministerio de Defensa del Reino Unido también expresó su profunda preocupación por "la perturbación no autorizada de cualquier naufragio que contenga restos humanos" y pidió que las autoridades indonesias tomen "medidas apropiadas".
Al conocerse la noticia de que los barcos habían desaparecido, el director del Pusat Penelitian Arkeologi Nasional (Centro Nacional Arqueológico de Indonesia), Bambang Budi Utomo, decía al respecto que:
El gobierno holandés no puede culpar al gobierno de Indonesia, puesto que nunca nos pidieron la protección de los buques. Al no existir ningún acuerdo o convocatoria, no es nuestra responsabilidad si falta algún barco.
El jefe de la Oficina de Información de la Marina de Indonesia, el Coronel Jonias Mozes Sipasulta, confirmó la opinión de Indonesia de que los gobiernos holandés, británico y estadounidense deberían haber hecho más para proteger los pecios:
La marina de Indonesia no puede monitorear todas las áreas en todo momento. Si preguntan por qué los barcos han desaparecido volveré a preguntar por qué no vigilan los barcos.
Aunque Indonesia se ha comprometido rápidamente a investigar el misterio de los restos desaparecidos, estos mensajes iniciales fueron un fuerte golpe para la mala reputación de Indonesia en cuanto a la conservación del patrimonio subacuático.
En vez de dedicarse a lanzar pullas diplomáticas, Indonesia y las naciones que de los buques deberían cooperar juntas.
Reduciendo vulnerabilidades
Los investigadores de Indonesia han estado trabajando en el HMAS Perth Desde 2015, evaluando su estado y sus vulnerabilidades.
Los resultados confirman que los restos del naufragio han sido dañados por saqueos, aunque también hay otras amenazas como buzos de recreo demasiado entusiastas, las operaciones de extracción de arena de mar, el tráfico marítimo y la contaminación del mar ocasionada por el desarrollo costero en la cercana Bahía de Banten.
El año pasado, los investigadores llevaron a cabo sesiones locales para dar a conocer los lugares comprometidos, algo que a su juicio es clave para reducir los daños en la zona. El equipo del proyecto también está considerando la introducción de un área de conservación marítima alrededor de la zona donde se encuentra el HMAS Perth. Otras sugerencias incluyen la señalización de la zona y que los eventos conmemorativos incluyan a las comunidades costeras.
También se han realizado esfuerzos para aumentar la conciencia en la población en general. En Yakarta, el nuevo Museo de patrimonio marino del Ministerio de Asuntos Marinos y Pesca acercará objetos subacuáticos a los funcionarios públicos y al público en general.
En Sulawesi, uno de los destinos más concurridos de comercio marítimo de Indonesia, hay planes para abrir un Centro Regional de Formación para el patrimonio cultural subacuático en el interior del fuerte histórico de Makassar de Rotterdam.
A nivel internacional, la Conferencia del Océano Naciones Unidas se reunirá en Nueva York en junio con el objetivo de revertir el deterioro en la salud de los océanos del mundo. Hasta ahora el patrimonio cultural no está en los planes y les corresponde a los miembros de la ONU garantizar que estas cuestiones, y no sólo la vida marina, obtengan de vez en cuando el centro de atención.
Los buques de guerra hundidos tienen un significado tanto histórico como emocional, algo que vale más que lo que se pueda obtener de la venta de sus partes.
Autor: Natali Pearson, doctoranda de estudios de Museos y Patrimonio por la Universidad de Sydney
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.