El rapero Kanye West anunció anoche durante los Video Music Awards de la MTV su candidatura a la presidencia de Estados Unidos en 2020. Supongamos que va en serio: el señor Kardashian tiene el ego suficiente para ello y la seguridad de que medio planeta conoce su nombre, ya sea por su música o por su capacidad para convertir su vida en un viral constante.
Pero, ¿cuánto cuesta una campaña? ¿Podría conseguir sacarla adelante? Sí. Tiene el dinero, la popularidad y un par de precedentes a su favor de rostros mediáticos metidos a futuros presidentes. El último de ellos, Donald Trump, demuestra que sí se Kanye. ¿Ganar la campaña? Eso ya es más complicado
¿Va en serio?
El discurso de Kanye fue un locurón de once minutos en el que se autodefinía como "millenial" -con 38 añazos-, admitía haberse fumado un porro y hablaba mucho de los niños y el futuro. Concluía con ese "¡he decidido, en 2020, presentarme a presidente!".
Es la consecuencia lógica de un ego que ha dado perlas como:
"Creo que Kanye West significará algo parecido a lo que significa Steve Jobs. Soy, ya sabes, sin duda alguna, el Steve de Internet, de la calle, de la moda, de la cultura. Punto. Y con mucho."
"Mi mayor dolor en esta vida es que nunca podré verme a mí mismo en directo"
Pero Kanye apareció en la lista de las 100 personas más influyentes de la revista Time de este año. ¿Quién escribió el texto de su entrada? Elon Musk, el hombre del futuro. Míster Tesla describió a Kanye como
"alguien que piensa. Todo el rato. Sobre todos los temas. Y quiere que todo el mundo haga lo mismo (...) Ahora que es un monstruo de la cultura pop, tiene la plataforma para conseguirlo. Y no teme que le juzguen o le ridiculicen durante el proceso. (...) Sólo ahora empezamos a ver a qué ha estado jugando todo este tiempo".
Si eso no te suena a que uno de los hombres que diseñan el futuro estaba diciendo que Kanye iba a presentarse a presidente...
Aunque, por otro lado, el rapero también dijo que se iba a cambiar el nombre a "Martin Louis the King Junior" después de haber diseñado su primera colección de calzado para Louis Vutton. Pero no, sigue siendo Kanye. Habrá que esperar a saber si fue la droga o irá en serio. Los requisitos para presentarse los cumple.
El coste de una campaña presidencial
Depende de a quién le preguntes. Para Donald Trump, que calculó su riqueza en unos ocho mil millones de euros cuando decidió presentarse, el coste de la campaña es el equivalente a "una bolsa de cacahuetes". Trump está dispuesto a gastar todo el dinero que haga falta de su propio bolsillo. Algo a lo que la ley estadounidense no pone límites -ey, es su dinero- y que puede distorsionar el coste habitual.
Uno que la revista Fortune calculaba hace unos meses en unos 50 millones de dólares: 10 millones para ponerlo todo en marcha y otros 10 ó 12 millones por cada una de las primarias importantes, hasta llegar a Nevada (después de Nevada ya no hay mucho que hacer). Ese dinero se va en eventos, anuncios de televisión y toda la parafernalia electoral, incluyendo pagar a tu comité de campaña, que coordinará voluntarios, encargará encuestas, etcétera.
¿Podría Kanye afrontar algo así? Sí. Sin problemas. Este año se ha caído de la lista Forbes de famosos porque no tiene nuevo disco -aunque sigue vendiendo bastante-, pero el año anterior sí figuraba: con 30 millones de dólares embolsados en un año. Y un patrimonio estimado de unos 100 millones de dólares. Y Kanye no está solo: su mujer, Kim Kardashian, ganó 58 millones de dólares en 2014.
Y, si necesita más dinero, siempre puede resucitar la Coinye, una moneda tipo bitcoin que le parodiaba y que aplastó judicialmente. Es más: si Kanye gana, podría enterrar el dólar para siempre. Adiós al efectivo, y a los billetes con las caras de otros presidentes que no eran Kanye.
Popularidad e intención de voto
El profesor Thomas Adams no le augura mucho futuro. Un 10-12% en las encuestas, según declaraba al Daily Mail, "aunque cosas más raras se han visto".
La presencia de West y Kardashian en los medios, entre realities y demás, también supondría un empujón para su campaña: el reality de las Kardashians tiene más de tres millones de espectadores de media. Y en Instagram Kardashian es imbatible: ya ha superado en seguidores a Beyoncé, con 43 millones de personas siguiendo su cuenta. En Twitter, algo menos: 39,5 millones.
Kanye no es tan popular: casi 15 millones de seguidores en Twitter, cinco veces menos que Katy Perry. Es un mal dato para alguien que ha vendido más de 21 millones de discos (y 100 millones en descargas). ¿Nuestro consejo? Fichar a la cantante para vicepresidenta.
¿Es capaz de gestionar un país?
Aparte de su música y su imagen -y la de su familia política-, Kanye no es precisamente un hacha de los negocios. Se metió en una cadena de hamburgueserías en 2008, con la intención de abrir 10 franquicias, y se desentendió del asunto en 2011, tras haber puesto sólo tres en marcha, todas deficitarias y liquidadas desde entonces.
También ha intentado hacerse un nombre en el mundo de la moda con su propio dinero: salió perdiendo. Aunque lo ha intentado varias veces más -ropa de mujer, de hombre, acuerdos con terceros- y su acuerdo con Adidas ha funcionado mejor. Y eso que vende sus zapatillas a más de 300 euros el par.
Aunque no tenemos claro cuál sería su programa. Habló de los niños en los VMA, y alguna vez ha dejado claro que quiere un mundo en el que los hijos de los famosos -es decir, su hija- puedan llevar una vida normal. También montó en su momento una ONG dedicada a los niños menos famosos. Que cerró en 2011, junto a sus hamburgueserías. Si tuviésemos que apostar, su programa sería algo sobre los niños, algo sobre las ideas...
Y mucho sobre Kanye. Aunque lo tiene complicado para encontrar un eslogan que supere su "Soy un dios" del disco Yeezus.