Nadie podía predecirlo en 2019, pero 2020 se va a convertir en el año en el que más cambie la industria del porno de los últimos tiempos, tal vez de las últimas décadas.
Lo hemos explicado recientemente: una campaña de desprestigio que llegó a tocar los bolsillos de MindGeek, el conglomerado que controla Pornhub, XVideos, RedTube y prácticamente toda web importante de la industria en abierto, ha hecho que sus dirigentes hayan movido ficha. Pornhub dejará de ser un YouTube para ser un sistema de registro, sólo los usuarios que den un ID verificado podrán subir contenido, se prohíbe la descarga de clips, habrá muchos más moderadores y un gran etcétera. De momento sólo lo han implantado en esta cabecera, no en el resto.
Dos tercios de la plataforma fuera: como es lógico una inmensa cantidad del material que había en su sistema no era de partners verificados, y se ha borrado de un plumazo. De 13.5 millones de vídeos a 4.7. También es posible que se trate de un período de transición en el que se haya advertido a muchos creadores amateur para que terminen de verificar su cuenta, momento en el que volverán a estar disponibles. Como ya han reflejado otros periodistas, la medida ha dañado las finanzas de muchas productoras pequeñas y trabajadoras independientes. Al tiempo es algo que no daña tanto a MindGeek, que a medida que aumentaba su emporio fue adquiriendo a más grandes productoras que son las que ahora dominan la plataforma.
El efecto inmediato ha sido que mucho de ese contenido mas cuestionable ya no esté disponible en su web. Hablamos de pornografía infantil, zoofilia y porno de venganza de personas que no dieron su consentimiento, pero también de un vasto universo de vídeos realizados en condiciones cuestionables. Mujeres que trabajan en condiciones próximas a la trata, vídeos caseros en los que uno de los participantes pudo dar un día su consentimiento a su pareja pero que tiempo después las circunstancias cambiaron y un vastísimo etcétera.
Y ya llegan las primeras protestas. Un comentarista de Xataka lo recogió así: “Un amigo me ha dicho que ha visto que la calidad de los videos ha bajado, ahora hay demasiado vídeo comercial, así que está buscando algún sustituto que mantenga la esencia (sic)”. En este tuit de Vice varios usuarios reflejan lo mismo aunque de forma más beligerante: “No puedo recordar UNA SOLA VEZ que haya querido ver un vídeo verificado, Pornhub se está pegando un tiro en el pie. Menos mal que hay otras plataformas dispuestas a darnos lo que puto queremos”. “Han matado la web, lol, nadie quiere ver ese porno vainilla verificado. Sé que había un problema con el porno infantil y está bien que lo retiren, pero deberían haber hecho otra cosa”. “¿¿Por qué demonios harían algo así?? “¡Han tumbado el 80% de la buena mierda, una de mis playlist está básicamente vacía ahora!”.
Como apuntábamos antes, estos espectadores sienten que hay una amenaza seria a su ocio adulto favorito. No es sólo que la plataforma esté diciendo que pretenden que ese material deje de circular en Pornhub, sino que podrían aplicar esta política al resto de sus sites, creando una situación en la que ver porno de dudosa ética se convierta en una acción difícil o clandestina. La “buena mierda” se mueve bien, por ejemplo, en Telegram, o en Facebook, donde se pueden eliminar 12.4 millones de vídeos de porno infantil cada 3 meses. En cualquier caso, sistemas mucho menos cómodos para millones y millones de personas en todo el mundo.
¿Funcionará? Hay grandes dudas de que algo así suceda. De hecho, una investigación de Vice ha demostrado que el sistema automatizado se puede burlar con facilidad. Y que el vídeo sea verificado no implica que esté exento de explotación o que MindGeek pueda librarse del acoso de los fanáticos religiosos que es lo que los llevó a borrar ese contenido inicialmente. 40 víctimas de una red de explotación sexual acaban de hacer una demanda colectiva contra el conglomerado por valor de 40 millones de dólares (un millón por víctima) por albergar vídeos generados por una red de explotación sexual. Ellas trabajaban para una productora pornográfica antes de que el FBI la denunciase, y como productora su contenido estaba “verificado” en Pornhub.
El futuro: pagar por ver porno.
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