Sus creadores querían crear "un puente visual" entre ambas ciudades con pantallas y cámaras en directo
Han decidido apagarlo de forma temporal tras los "comportamientos inapropiados" de una "minoría"
Sobre el papel la idea era fantástica. The Portal se presentaba como un puente entre continentes, una ventana al otro lado de Atlántico, la tecnología puesta al servicio del hermanamiento de los pueblos y un montón de conceptos más, a cada cual más emocionante. Eso sobre el papel, claro. Cuando los organizadores de esta peculiar instalación, que consiste en dos pantallas XXL que retransmiten de forma simultánea y recíproca lo que ocurre en dos ciudades, trasladaron su idea a las calles de Nueva York y Dublín se encontraron con que la realidad resultaba bastante distinta. Distinta y sobre todo mucho menos edificante.
Hubo quien usó los "portales" para gestos bonitos, como bailes, saludos e incluso una pedida de mano; pero también quien se asomó a ellos para insultar, exhibirse o mostrar una grabación del 11-S. Tantos desmanes hubo que las autoridades han decidido apagar las pantallas y darse un tiempo. Si es que del dicho al hecho…
"Un puente visual en tiempo real". La idea era inspiradora. Incluso épica. Y como tal se vendió. Cuando el 8 de mayo las autoridades de Dublín y Nueva York estrenaron The Portal lo presentaron como un "puente visual sin precedentes y en tiempo real" entre las dos ciudades de Irlanda y EEUU. Y no mentían.
La instalación consistía ni más ni menos que en dos pantallas de 2,4 metros de diámetro capaces de captar y retransmitir imágenes en directo. Además decidieron montarlas en el corazón de ambas metrópolis. En Nueva York optaron por el cruce de Broadway, la Quinta Avenida y la calle 23, cerca del edificio Flatiron. En Dublín el "portal" se instaló en la esquina de North Earl Street con O´Connell Street.
Una ventana a 5.100 km… y en tiempo real. Cuando los primeros, los neoyorquinos, se asomaban a The Portal podían ver en directo lo que pasaba frente a la pantalla de Dublín. Y viceversa. Igual que una ventana abierta, solo que entre dos puntos separados por 5.100 kilómetros. Durante la presentación el Consistorio de Dublín aclaró que la retransmisión sería en directo, estaría activa las 24 horas del día los siete días de la semana y la idea era permitir una "interacción en tiempo real entre dublineses, neoyorquinos y visitantes de estos dos destinos globales".
Creando vínculos. A The Portal acudió gente curiosa, intrigada por ver qué estaba ocurriendo al otro lado del charco, con ganas de comunicarse e incluso de presumir de su cultura. La cuenta en X de Portals.org muestra algunos ejemplos: una irlandesa que ejecuta ante un grupo de neoyorquinos una danza céilí, mujeres celebrando el Día de la Madre, gente sosteniendo carteles de bienvenida, formando corazones con las manos… Hasta los bomberos de Dublín se acercaron a la pantalla para saludar a sus colegas de EEUU. Al fin y al cabo la fórmula se había probado antes. En su web, Portals.org cita otras pantallas fijadas en Lituania y Polonia.
Algo más que saludos. El problema, como no tardaron en comprobar los responsables del proyecto, es que no todo el mundo se asomaba a The Portal con la misma disposición. Hay quien lo hacía para provocar. A veces bordeando todas las líneas rojas. Y por si eso no fuera suficiente, muchos de esos gestos acababan luego en las redes y citados en medios internacionales del alcance de The Guardian, la BBC, Time o New York Post, que llegó a hablar del "portal al infierno".
"Una instalación de videoarte en directo en Nueva York y Dublín ya saca a relucir lo peor de las personas con exhibiciones lascivas", titulaba el medio neoyorquino el domingo. No hacía ni cinco días que se había inaugurado The Portal. Comentarios similares podían leerse, probablemente para cabreo de las autoridades de ambas metrópolis, en otras cabeceras internacionales. Y también en redes, donde no tardaron en circular imágenes, vídeos y comentarios poco edificantes.
Exhibicionismo, 11-S… y más. ¿Qué se ha podido ver a través de The Portal? ¿Qué imágenes recorrieron 5.100 km para reproducirse al otro lado del Atlántico? Insultos, cortes de manga, traseros, un vídeo del atentado del 11-S retransmitido desde Dublín para los cariacontecidos espectadores situados frente a la pantalla de Nueva York… "Sin sorprender a nadie, la exposición ya ha provocado el caos: los traviesos irlandeses muestran desde sus traseros desnudos hasta esvásticas y una foto de las Torres Gemelas en llamas el 11 de septiembre", escribía el Post.
No hubo que esperar mucho para ver semejante despliegue de escenas. Poco después de la inauguración de la pantalla la policía irlandesa tuvo que llevarse a una mujer borracha justo frente al "portal" que retransmitía en directo para Nueva York. El vídeo de los agentes dublineses, cómo no, acabó volando en redes.
Suma y sigue. De todos los escándalos, tal vez el más mediático fue el protagonizado por una joven que se asomó al portal de Nueva York para enseñar sus pechos a los dublineses. El gesto se lo atribuyó Ava Louise, una modelo de la plataforma OnlyFans que publicó un vídeo burlándose de la situación y asestando la enésima estocada al proyecto de los portales: "Pensé que la gente de Dublín merecía ver dos patatas de cosecha propia de Nueva York". En realidad el suyo no es el primer acto de exhibicionismo. Daily Mail ha mostrado por ejemplo a un joven bajándose los pantalones y enseñando el trasero a la pantalla.
Solución: un cierre (temporal). El resultado fue el esperable. Tras ver cómo circulaban por redes las imágenes del 11-S y desnudos los organizadores decidieron tomar cartas en el asunto. El martes Dublín informó de que apagaría la cámara a las 22.00 h mientras los organizadores buscan formas de rescatar el proyecto.
"El equipo detrás de la escultura The Portal ha estado investigando posibles soluciones técnicas por el comportamiento inapropiado de una pequeña minoría de personas", explican las autoridades, que reconocen que aunque el Consistorio irlandés esperaba tener una solución ya ayer aún no ha logrado una fórmula plenamente "satisfactoria". El apagón sería temporal y el objetivo de sus responsables pasa por retomar la emisión a finales de esta semana.
"Una minoría de personas". Desde Dublín se insiste en que "el comportamiento inapropiado" parte de "una pequeña minoría" y recalcan que "la abrumadora mayoría de las personas" que acudieron a ver la pantalla actuaron de forma adecuada. Mensaje similar transmiten los organizadores de Nueva York, que concuerdan en la idea de la "minoría" díscola. Allí el Flatiron NoMad Partnership, uno de los organizadores del proyecto, comenta que decidieron "implementar un conjunto de protocolos" ya desde el estreno de las pantallas, lo que entre otras cosas ha pasado por desplegar personal de seguridad e instalar barreras.
Imagen | NYC DOT (X)
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