Cuarenta años después de que la Revolución Islámica decidiera regular la presencia de las mujeres en el espacio público, las mujeres iraníes han podido, al fin, asistir a un partido de fútbol. El hito es aún menor, pero significativo: alrededor de 1.000 de ellas lograron acceder al estadio Azadi, en Teherán, para disfrutar de la participación del Persépolis en la final de la Champions League asiática. Hasta entonces, el fútbol era una cuestión masculina.
¿Adiós a una era? Al parecer, la mayoría de las mujeres que pudieron acceder al estadio lo hicieron por su calidad de familiares de los jugadores o por trabajar para la federación. Gran parte de mérito recae en Open Stadiums, la organización que lleva años batallando por la inclusión de las mujeres en las gradas (ya fuera mediante protestas o influenciando a organismos internacionales para que presionaran al gobierno de Teherán).
زنان در انتظار ورود به ورزشگاه آزادی#پرسپولیس_کاشیما pic.twitter.com/iUevxYxgP6
— Elaheh Hamidikia (@elahehamidikia) 10 de noviembre de 2018
Los antecedentes. La apertura de las autoridades iraníes ha sido progresiva. En junio, algunas mujeres pudieron acceder al principal estadio de Teherán para ver por televisión el encuentro mundialista entre Irán y España. Hace algunos meses, otro grupo reducido, y también relacionado con la federación y con los futbolistas, pudo asistir al amistoso entre la selección de Irán y la de Bolivia, ya en vivo. Aquel encuentro no tuvo carácter oficial, no obstante.
El contexto. La decisión del gobierno de Irán está motivada por la intensa campaña de lobby efectuada por Open Stadiums, responsable última de que el acceso a los partidos de fútbol se haya convertido en el gran campo de batalla por el empoderamiento femenino en el país. Open Stadiums había logrado involucrar a la FIFA, que a su vez había presionado a las autoridades iraníes para democratizar la asistencia a los estadios de fútbol.
Hoy mismo la FIFA ha declarado su satisfacción por el tímido paso dado por Irán.
El marco global. La situación de las mujeres en Irán es una de las más controvertidas de Oriente Medio. La revolución de 1979 provocó que el prisma religioso y fundamentalista de los ayatollahs impregnara su rol en la sociedad y en la vida pública. Aún hoy, las mujeres iraníes están obligadas a un código de vestimenta, sufren los rigores de la sharia a nivel legal y apenas han podido incorporarse al mercado laboral del país.
Pese a ello, sus derechos políticos son más amplios que los de las mujeres saudíes, y en ciudades como Teherán las reglas morales son más laxas que en el Irán rural.
Lo que significa. Es incierto hasta qué punto el gesto sancionado por el gobierno en un estadio de fútbol augura un futuro más benevolente para las mujeres iraníes. Open Stadiums sigue reclamando que el acceso a las gradas sea libre y universal, más allá del hito excepcional del pasado fin de semana. No se trata sólo del fútbol: por norma general, las mujeres iraníes tienen vetada la entrada a cualquier espectáculo deportivo. El trabajo por delante es aún gigantesco.
Imagen: GTRES