Si has encendido la televisión entre 1990 y 2021 es bastante probable que en algún momento te hayas topado con Pretty Woman. La película, protagonizada por Richard Gere y Julia Roberts, es una de las más emitidas en la historia de la televisión española. La historia es tan simple como conocida. Un empresario de éxito contrata a una prostituta de Hollywood para que interprete el papel de su pareja durante una semana. Se enamoran. Al borde de la ruptura, en la última escena, Gere acude al apartamento de Roberts, donde consagran su reconciliación.
Pretty Woman fue y es una película exitosa por muchos motivos. Por un lado, ellos. Roberts dominaría la taquilla durante más de una década, mientras que Gere se convertiría en el ideal de maduro interesante durante otros tantos años. Por otro lado, la trama. Pretty Woman rompía las barreras de clase y celebraba un ideal, el del amor como gran igualador social, en la práctica esquivo. Ponga una canción pegadiza por aquí, un guión blando por allá, algo de arquetipos machista, et voilà.
Gran parte de su triunfo bebía del tono. ¿Era Roberts una prostituta callejera contratada cínicamente por un empresario podrido de dinero? Sí, pero en ningún momento se subrayaba el carácter moralmente cuestionable del personaje interpretado por Gere. ¿Intenta un ayudante de Gere violar a Roberts en acto de revancha, sólo para terminar agredido por el propio Gere? Sí, pero no era sino un mal trago necesario en el ideal de caballero blanco que acude al rescate de su damisela en apuros.
Pretty Woman supo leer a la perfección las obsesiones de la cultura de masas de su tiempo. Evidentemente, tuvo un final feliz. Uno que estuvo a punto de no existir y que habría cambiado el destino de la película.
Lo ha desvelado la propia Roberts en una entrevista concedida a Patricia Arquette para Variety: "La película era en realidad muy oscura y el final muy duro. Era realmente como una película muy arty, áspera y oscura". La resolución del guión era tan abrupta e incómoda que Roberts, por aquel entonces al principio de su carrera, tuvo dudas sobre si cogerlo. No tuvo tiempo de responder afirmativa o positivamente porque la productora encargada de sacarla adelante quebró a los pocos días.
El guión estaba escrito por un guionista llamado J.F. Lawton y la escena final, a la que Roberts hace referencia, se titulaba simplemente: "3.000". Se desarrollaba del siguiente modo: tras una tarde final de desencuentros y enfados, el personaje Roberts (Vivian) caía en desgracia con Gere (Edward). Este le invitaba a abandonar el coche. Vivian, entre lágrimas, se resiste. Edward sale del vehículo, abre su puerta y le empuja a abandonar su asiento. Tras un pequeño forcejeo, Gere le arroja al suelo un billete con 3.000$ dentro. El precio a pagar por una semana de servicios.
Todo el guión original se puede leer aquí, incluyendo la brusca escena final.
Adiós al caballero blanco acudiendo al rescate de la damisela en apuros. Adiós a la historia de amor entre un hombre de la clase acomodada y una mujer de los bajos fondos de la sociedad. Adiós al final complaciente y para todos los públicos que abarrotaría las parrillas televisivas durante tres décadas. Adiós a Pretty Woman, en resumen. La prostituta protagonista terminaría en la misma esquina en la que empezó la película. Con 3.000$ más y entre lágrimas. Pero en el mismo sitio.
Tan crudo realismo social no interesó a Disney cuando se hizo cargo del proyecto. Gerry Marshall, el nuevo director, imprimiría un nuevo tono a la película. "Lo cambiaron todo y se convirtió en algo que me encajaba más de lo que lo hacía originalmente", añade Roberts. "No podría haberlo hecho entonces y no podría haberlo hecho ahora. Gracias a dios que se fue al garete", confiesa. Su carrera y su imagen asociada a las comedias románticas facilonas bien podría haber cambiado críticamente.
¿La última frase que pronunciaba Edward antes de abandonar a su suerte a Vivian? "Mañana lamentarás no haber cogido el dinero. Lo lamentarás al minuto de que me haya marchado", en referencia al sobre de 3.000$ en el suelo de la calle y que Vivian, en un principio, se niega a recoger. ¿La última frase de Vivian? "¡Vete al infierno! ¡Te odio! ¡Odio tu dinero! ¡Lo odio!". Acto seguido, el personaje de Roberts lanza el sobre al coche de Edward, ya en marcha, y todos los billetes saltan por los aires. El tono crudísimo de la escena quedaba rematado con las siguientes notas de guión:
Vivian se arrodilla, temblando y llorando. En la calle, varios viandantes de mal aspecto le miran a ella y al dinero. Vivian está apoyada en sus manos y rodillas, sollozando. Apenas puede respirar. Está completamente rota. Se seca las lágrimas de sus mejillas. Mira hacia el fondo de la calle. El Mercedes se ha marchado. Durante un breve momento, se queda quieta, congelada como una estatua. Se agacha y comienza a recoger el dinero.
Y así terminaba Pretty Woman. ¿Apetecible una tarde de domingo, verdad?
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