Las ciudades de medio mundo llevan varios años enfrascadas en un dilema, a priori, irresoluble: ¿cómo limitar el impacto negativo del turismo al mismo tiempo que disfrutando del impacto positivo del turismo? En el ojo del huracán casi siempre se ha encontrado AirBnb, la revolución total del alojamiento turístico que poco a poco ha dinamitado el negocio hostelero. Pues bien, en Palma han llegado a la solución más extrema de cuantas hemos conocido: prohibir los pisos turísticos.
¿Cuándo empieza? La medida entrará en vigor cuando se aprobada definitivamente por el pleno del Ayuntamiento de Palma en julio. Cuenta con el respaldo del equipo de gobierno municipal (PSOE, Més y Podem). En agosto del año pasado el gobierno autonómico balear prohibió virtualmente el arrendamiento de pisos con fines turísticos (corto plazo), pero delegó en cada municipio la decisión final. En Palma, tras diversos estudios y varios meses de trabajo, es firme: acabar con ellos.
¿Por qué? Según el gobierno municipal, AirBnb está inflando artificialmente el mercado de alquiler residencial, no turístico, en Palma. Para ello, se ampara en varios datos: durante los últimos tres años, el número de pisos turísticos en la ciudad aumentó en un 50%, situándose en los 11.000 (de los cuales sólo unos 600 están regulados; al mismo tiempo, los alquileres a largo plazo en Palma han aumentado un 40%. Para el ayuntamiento, correlación, esta vez, implica causalidad.
¿Cómo me afecta? Si aspiras a vivir en Palma, quizá los alquileres sean más asequibles; si vives en Palma y cuentas con una segunda vivienda, tu negocio acaba de morir; si vives en Palma y alquilas tu piso cuando te vas de vacaciones, eres el perdedor marginal (y fiel al espíritu de AirBnb); si eres un turista, tendrás que recurrir a alojamientos reglados; si estás al frente de un agregador, como TripAdvisor, ya lo sabías: en marzo recibió una multa de 300.000€ por publicitar pisos no regulados.
¿Por qué es importante? Porque es la primera ciudad en España que adopta una medida semejante. Su localización no es casual: Palma es una de las ciudades donde más residentes extranjeros viven a lo largo del año y que más turismo reciben en temporada alta (casi ocho meses). Al igual que Ibiza o Menorca, las Islas Baleares temen el espejo de Venecia, una ciudad ya únicamente orientada al turista. Si sale bien, quizá otras ciudades sigan su camino.
¿Funcionará? Es la pregunta del millón. Ciudades como San Francisco o Nueva York ya han probado a regular AirBnb: en general ha ido bien, pero los efectos en el precio del alquiler (el caballo de batalla principal de los ayuntamientos) no han sido concluyentes. Palma seguramente logre regular el mercado y obligar a todos los actores a ser legales (registrados, pagando impuestos). De ahí a solucionar el acuciante, transversal problema del alquiler median demasiadas incógnitas.
Imagen | Tommie Hansen/Flickr
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