Cuatro meses después, las protestas de Hong Kong han alcanzado un nuevo punto de no retorno. Por primera vez desde el inicio de las manifestaciones, un estudiante fue herido con arma de fuego por la policía. Las calles de la ciudad saltaron por los aires al albur del setenta aniversario del ascenso al poder del Partido Comunista chino. Las autoridades de Pekín, deseosas de escenificar un inexistente control de la situación, habían prohibido cualquier tipo de protesta coincidiendo con los fastos. Fue un fracaso. Miles de manifestantes volvieron a tomar las calles, en una escalada de tensión que no remite desde junio.
El vídeo. Pocos documentos ilustran el estado actual de la situación como este vídeo publicado por Hong Kong Free Press, una organización dedicada a cubrir la actualidad política de la ciudad al margen del control de las autoridades comunistas. La pieza, un travelling de varios minutos rodado con sorprendente tino cinematográfico, relata un campo de batalla. Las calles de Hong Kong han sido tomadas por las fuerzas paramilitares encargadas de reprimir a los manifestantes. No hay civilización, sólo manifestantes lanzando cócteles molotov, cargas policiales, tiendas cerradas y calles en llamas.
Police deployed tear gas as protesters threw Molotov cocktails throughout the afternoon on Kowloon's Nathan Road. Dramatic HKFP footage shows the clashes and ensuing arrests. #hongkong #hongkongprotests #antiELAB #china #chinaat70
— Hong Kong Free Press HKFP (@hkfp) October 1, 2019
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Impacto. El vídeo se ha viralizado durante las últimas horas. No cuesta entender los porqués. La mayoría de documentos grabados en zonas de conflicto son lejanos y narran parcialmente lo que sucede sobre el terreno. Aquí, sin embargo, disfrutamos de una pieza de innegable magnetismo audiovisual, de un travelling que evoca el de Cuarón en Hijos de los Hombres o de una tensión narrativa digna de la Batalla de los Bastardos en Juego de Tronos. La aparición a la carrera de una columna de policías dirigida contra los manifestantes condensa el vértigo, el peligro y la gravedad de lo que está sucediendo en Hong Kong.
Heridos. 104 personas fueron trasladadas al hospital tras la jornada de ayer, algunas de ellas heridas de gravedad. El más significativo: un joven estudiante de 18 años que recibió el primer disparo con arma de fuego ejecutado por la policía contra un manifestante. El vídeo de la agresión, realizada a muy poca distancia del chaval, ha recorrido las cuatro esquinas de la red y ha provocado que hoy por la mañana un centenar de alumnos de su colegio paralizaran las actividades escolares. Hasta ahora, las fuerzas antidisturbios habían utilizado balas de goma contra los protestantes, pero no fuego real.
Hay más de 12.000 policías desplegados en Hong Kong, una movilización sin precedentes que, por el momento, no logra atajar las protestas, pese a las detenciones masivas (ayer, 180).
Escalada. Los conflictos siguen yendo a más. También hoy, decenas de personas se han personado en los juzgados de Kowloon, un distrito de la ciudad, en protesta por la macrocausa abierta contra 96 manifestantes. Las autoridades locales les acusan de participar en protestas ilegales. Se trata de la audiencia judicial más multitudinaria desde que Reino Unido traspasara la soberanía de la ciudad al gobierno chino. Un símbolo, por tanto, del progresivo debilitamiento de la autonomía y de las libertades políticas disfrutadas por Hong Kong durante las dos últimas décadas.
En julio, una causa similar condenó a 44 personas arrestadas.
70 aniversario. Xi Jingping quería una celebración tranquila. China conmemoraba su séptima década bajo control del Partido Comunista, y el mandatario, el más poderoso desde el fallecimiento de Mao Zedong, aspiraba a proyectar una imagen de control y estabilidad ahora ensuciada por los acontecimientos en Hong Kong. "Ninguna fuerza puede hacer tambalear el estatus de esta gran nación", explicó en su discurso, declamado tras un desfile de 15.000 soldados y un largo arsenal. Palabras gruesas en un impás delicado para China, no sólo por Hong Kong, sino por la guerra comercial abierta con Estados Unidos.