La pubertad es una fase incómoda. Primero, los cambios de voz, luego empieza a salirnos pelo en los brazos y para rematar, la cara llena de granos. El cambio puede ser abrumador para los adolescentes. Se trata de la etapa en la que los cambios hormonales producen cambios fisiológicos en el cuerpo. De igual manera, se desarrollan los órganos sexuales y pegamos el estirón, es decir, nos hacemos más altos. Sin embargo, para muchos niños, la edad media de la pubertad ha ido disminuyendo durante décadas.
Actualmente, algunas niñas comienzan a desarrollar senos a los 6 o 7 años. Algo que tiene desconcertados a los científicos, que ya indagan si en estos cambios tienen que ver con la obesidad o el estrés.
Los estudios. En los últimos años, los estudios han mostrado un ritmo cada vez más acelerado hacia la pubertad en las niñas. Principalmente los cambios se dan en el desarrollo de los senos —suele ser la primera señal de la pubertad— en comparación con la primera menstruación (que médicamente se denomina menarquia). Los estudios recientes concluyen la edad en que inicia la pubertad en las niñas ha descendido cerca de tres meses por década desde 1970.
También en los niños se ha observado una tendencia similar. Un estudio de 2019 examinó la altura y el crecimiento de un grupo de niños en Suecia entre 1947 y 1996. Utilizaron la velocidad de crecimiento, o el momento de un estirón pubescente como señal. ¿Los resultados? Por cada década que pasó, dieron el estirón 1,5 meses antes.
La tendencia. En la medicina, las etapas de pubertad se estiman con la llamada Escala de Tanner, que se basa en observaciones a niñas y niños entre 1949 y 1971 en Inglaterra. Esa medida establece que la pubertad normal comienza a los 8 años o después en el caso de las niñas y a los 9 años o después en los niños.
Pero en 1999, Paul Kaplowitz, profesor de Pediatría en el Children’s National Hospital de Washington, criticó que el límite de edad para la pubertad normal debía reducirse a los 7 años en las niñas blancas y a los 6 en las negras, según sus estudios.
¿Por qué? Nadie lo sabe. Muchos factores complejos afectan el inicio de la pubertad. Algunos expertos indican en este artículo que la genética explica entre el 50 y el 75% de la variación. Y que el resto se puede atribuir a otros factores como el estilo de vida, la nutrición o el estrés.
De hecho, la tendencia hacia una pubertad más temprana se ve a menudo en relación con la epidemia de obesidad entre los adolescentes. Como se indica en este reportaje de The New York Times, la obesidad se ha asociado a la menstruación precoz de las niñas desde la década de 1970. Es decir, las niñas con sobrepeso tienden a comenzar a menstruar antes que las niñas que tienen un peso medio. En otros estudios incluso se relaciona la obesidad con el adelanto de la menstruación.
Y en 2021, se descubrió que la leptina, una hormona liberada por las células grasas que limita el hambre, actuaba en una parte del cerebro que también regulaba el desarrollo sexual.
¿Sustancias químicas? Algunos estudios, sin embargo, han demostrado que la exposición a sustancias químicas en el período fetal y neonatal también es relevante para el momento de la pubertad, los llamados disruptores endocrinos. En un estudio de 2009, las chicas que desarrollaban senos a edades más tempranas eran quienes tenían los niveles más elevados de ftalatos en la orina, material que se encuentra en el plástico.
Consecuencias negativas. Alcanzar la pubertad más rápido de lo normal, se ha asociado con efectos negativos en la salud. La menarquia, por ejemplo, se asocia con mortalidad más alta y riesgos de tener cáncer de mama o enfermedades cardiovasculares. Y claro, que las niñas alcancen antes la pubertad también conlleva más probabilidades de tener depresión o ansiedad que las que llegan después, mayoritariamente por enfrentarse a cambios en sus cuerpos en tan pequeñas edades.
Imagen: Unsplash
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