¿Pueden los animales forjar relaciones de amistad con animales de otras especies?

Baloo, Leo y Shere Khan viven juntos en perfecta armonía desde hace 15 años. Hasta aquí todo sería normal si no fuera porque se trata de un oso, un león y un tigre. Y pocas cosas captan de forma tan poderosa nuestra imaginación como ver lo que nosotros entendemos como una amistad entre animales de distintas especies. Pero ¿pueden los animales forjar este tipo de relaciones?

La historia de Baloo, Leo y Shere Khan es, además, de las que no se olvidan con facilidad. Los tres fueron encontrados por la policía en el sótano de una vivienda situada en Atlanta durante una redada antidroga llevada a cabo en el año 2001. Por aquel entonces eran crías de tan solo unos pocos meses de vida y, además, se encontraban en muy mal estado de salud.

Los tres animales fueron llevados a Noah’s Ark, un refugio de animales situado también en Atlanta donde durante todos estos años han convivido y han sido convenientemente tratados. “Baloo, Leo y Shere Khan comen, duermen y juegan juntos e incluso se asean y buscan afecto entre ellos frotándose la cabeza y lamiéndose el uno al otro”, aseguran desde el refugio. “Sus terribles primeros meses de vida unieron a los tres y ahora son inseparables a pesar de sus obvias diferencias”.

La única vez que estuvieron separados fue durante una operación realizada a Baloo: “Shere Khan el tigre y Leo el león se agitaron mucho debido a esto, moviéndose de un lado a otro y emitiendo sonidos para que volviera el miembro de la familia que faltaba. Tras la operación, Baloo volvió con sus hermanos y los tres han estado juntos desde entonces sin que apenas se haya producido ninguna pelea entre ellos”.

¿Estamos hablando de amistad tal y como nosotros la entendemos?

Tanto los biólogos como los antropólogos catalogaron la amistad como un rasgo exclusivo del ser humano hace mucho tiempo, dando a entender que la cooperación y la comunicación entre otras especies se ha debido siempre a una táctica evolutiva basada en la supervivencia. ¿Tiene cabida, pues, el concepto humano de amistad entre animales?

La investigadora de primates Barbara Smuts de la Universidad de Michigan sorprendió a muchos de sus colegas en 1985 al usar la palabra “amistad” para referirse a los lazos que unían a las hembras de los babuinos, asegurando además que “sabemos que esto está sucediendo entre todo tipo de especies. Creo que tarde o temprano la comunidad científica se pondrá al día”.

No sólo eso: Smuts escribió un ensayo acerca de la relación que había observado entre su perra Safi y un burro llamado Wister. Al principio Wister rechazaba a Safi con empujones y coces al entender que suponía una amenaza, pero con el tiempo y algo de insistencia la perra logró que el burro le aceptara. Y no sólo eso. Tal y como explica Smuts, “cada día al amanecer, después de haberlo liberado de su corral, Wister se quedaba frente a nuestra puerta rebuznando hasta que yo dejaba salir a Safi, y entonces jugaban y paseaban juntos durante horas”.

Smuts cuenta también que Safi enseñó a Wister a coger un palo y llevarlo en su boca, aunque “tenía pinta de no saber muy bien por qué iba de un lado a otro con el palo en la boca”. Este pequeño vídeo cuenta una parte de la historia de Safi y Wister:

Hay muchísimos casos más como el de Baloo, Leo y Shere Khan y el de Safi y Wister. De hecho YouTube está lleno de vídeos de animales de todo tipo de especies interactuando entre sí de una forma que, llevada al punto de vista humano, podemos entender como amistosa. No sólo entre especies distintas, sino también entre miembros de una misma especie.

Se necesitan más datos, más investigaciones sobre el tema

Barbara J. King, una antropóloga del College of William and Mary, tiene la esperanza de que los investigadores se tomen en serio la recolección de ejemplos de interacciones entre especies distintas con el objetivo de construir una base de datos que permita llevar a cabo análisis científicos de forma más profunda. “Creo que todavía no hemos llegado a ser capaces de extraer patrones porque la base de datos es demasiado pequeña”, aseguraba King, añadiendo que una definición más rigurosa sobre lo que constituye una amistad entre miembros de distintas especies sería beneficioso.

En este sentido King sugirió algunos criterios a la hora de establecer lo que podría ser una amistad:

  • Una relación sostenida en el tiempo.
  • Debe ser mutua, con ambas especies interactuando.
  • Se tiene que producir algún tipo de adaptación en beneficio de la relación, ya sea una modificación en el comportamiento o en la comunicación.

A pesar de no contar con una muestra de datos suficientemente amplia como para extraer patrones claros y afirmar inequívocamente que los animales también son capaces de entablar relaciones basadas en la amistad, merece la pena ver el punto de vista del Dr. Marc Bekoff.

Ex-profesor de ecología y biología evolutiva en la Universidad de Colorado, Bekoff asegura que “entre los mamíferos, por ejemplo, compartimos estructuras en el sistema límbico y la amígdala cerebral. Si realmente crees en la continuidad evolutiva de Darwin, dice que las diferencias entre especies son una escala de grises, no algo de blanco y negro. La buena biología dice que, si nosotros tenemos algo, ellos, los otros animales, también lo tienen. Así que no estamos insertando algo humano en los animales que ellos no tengan”.

El impacto del ser humano en estas relaciones entre animales

Hay otro aspecto muy importante a tener en cuenta. Clive Wynne, profesor de psicología en la Universidad Estatal de Arizona, cree que muchas de estas relaciones entre especies tienen lugar solo porque esos animales viven en un entorno controlado por humanos, como por ejemplo cuando se encuentran en cautividad. Entre otras cosas, el impacto del ser humano puede provocar estrés en los animales al confinarlos en espacios cerrados, fomentando así una búsqueda de consuelo por parte de los animales en otros animales, aunque no pertenezcan a la misma especie.

En todo caso, Bekoff asegura que este tipo de lazos también se producen en estado salvaje. “Creo que las decisiones que toman los animales en las relaciones entre distintas especies son las mismas que tomarían en relaciones con otros animales de su misma especie. No a todos los perros les gustan los otros perros. Los animales son muy selectivos a la hora de dejar entrar otros individuos en sus vidas. Incluso los depredadores y sus presas pueden llegar a formar relaciones, en cuyo caso se requiere una fe increíble por parte de la presa”.

En este sentido también existe el punto de vista contrario: Craig Parker, investigador de leones de la Universidad de Minnesota, asegura que las relaciones amigables entre especies enfrentadas son muy difíciles de observar en la naturaleza. Es el caso de este vídeo en el que una leona parece adoptar a una cría de antílope:

Según Saba Douglas-Hamilton, conservacionista de Save the Elephants, “mucha gente tuvo la sensación de que esto tenía que ser un mensaje de dios. Eran el león y el cordero tumbándose juntos”. Craig Parker no comparte el punto de vista de Douglas-Hamilton y aseguraba que la leona, por la razón que fuera, simplemente estaba jugando con su presa y que llegados a cierto punto la acabaría matando.

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