Cuando el 24 de febrero de 2022 Rusia arrancó su "operación militar especial" en Donetsk y Lugansk, en territorio ucraniano, podían preverse muchos escenarios. El de un toma relámpago de Kiev, quirúrgica y eficaz, lo que probablemente esperaba Vladimir Putin. El de un conflicto con múltiples derivadas, detonante de una crisis energética e institucional. Incluso una guerra enquistada a pesar del desequilibrio de fuerzas, como finalmente ha resultado. Lo que difícilmente podía preverse es el escenario actual, 484 días después del inicio de la invasión: una Rusia en alerta que ve cómo los mercenarios de Wagner lanzan durísimas acusaciones contra Moscú y se rebelan en lo que ya denominan su "marcha por la justicia".
De los planes de tomar Kiev de forma rápida y limpia a una auténtica rebelión casera de resultado incierto. Así ha cambiado el panorama para Putin.
¿Qué ha sucedido? Que el jefe de la organización paramilitar rusa Wagner, Yevgeny Prigozhin, ha lanzado duras, durísimas, acusaciones contra la cúpula del Ministerio de Defensa de su país. Tras meses de tiranteces con Moscú, ayer el líder mercenario aseguró que su propio gobierno ha bombardeado las bases de Wagner en la retaguardia. "Esta escoria ha lanzado ataques con misiles a nuestros campamentos. Muchos de nuestros soldados han muerto", censuró.
Por si las acusaciones no fuesen lo suficientemente graves de por sí, Prigozhin ha ido más allá para abogar por una rebelión, una "marcha por la justicia" contra los mandos de las fuerzas armadas rusas. En uno de los audios que se han divulgado a lo largo de las últimas horas, el líder paramilitar de Wagner advertía incluso de que sus soldados saldrán a "buscar una respuesta al caos en el país" y pedía al ejército ruso que no interfiera: "No es un golpe de Estado. Es una marcha por la justicia".
¿Quién es exactamente Prigozhin? Quizás una de las figuras que mayor relevancia ha ganado con la invasión de Ucrania. Expresidiario y empresario que ha contado con el patrocinio de Putin, Yevgeny Prigozhin (San Petersburgo, 1961) es el fundador y responsable de Wagner, un grupo paramilitar ruso integrado por mercenarios, buena parte de ellos exprisioneros reclutados en las cárceles de toda Rusia, a menudo por el propio Prigozhin. A lo largo de los últimos años se ha visto salpicado por polémicas. En 2022 EEUU aseguraba que Wagner se dedicaba a explotar recursos en África para financiar la maquinaria de guerra rusa.
Estados Unidos ha llegado a estimar que la formación contaba con 50.000 paramilitares en Ucrania, si bien en sus últimas declaraciones Prigozhin asegura estar controlando alrededor de 25.000 combatientes con los que quiere "buscar una respuesta al caos en el país". Hace meses los expertos ya apuntaban que las bajas registradas en Bajmut y los problemas para lograr nuevos reclutas podrían haber mermado esa cifra de forma notable. Si bien Wagner ha desempeñado un rol destacado en la invasión de Ucrania, su número de efectivos es muy inferior al de las fuerzas armadas rusas, una de las grandes potencias militares del mundo, con alrededor de 850.000 militares en activo, según datos de Global Firepower.
¿Cuál ha sido el papel de Wagner? Lo cierto es que sus tropas han desempeñado un papel relevante para los intereses rusos en la invasión ucrania. A comienzos de 2023 su rol fue clave en la toma de Soledar, una victoria que llevó a Prigozhin a presentar su grupo como "el ejército más experimentado del mundo". Otra plaza en la que han desempeñado un papel relevante es en Bakhmut.
A lo largo de los últimos meses las relaciones entre Prigozhin y las autoridades rusas se han tensado sin embargo hasta el punto de que en mayo el paramilitar grabó un vídeo con un tono muy duro en el que acusaba a los mandos rusos de no respaldar a sus tropas en Ucrania. "Estos son muchachos de Wagner que murieron hoy. Vinieron aquí como voluntarios y están muriendo para que ustedes puedan sentarse como gatos gordos en sus oficinas de lujo", arengaba. Sus críticas se han ido haciendo cada vez más afiladas, cuestionando la justificación del Kremlin o incluso acusando al ministerio de atacar con misiles a los mercenarios rusos.
¿Han sido todo palabras? No. De las palabras se ha pasado a los hechos. A través de su cuenta de Telegram, Prigozhin asegura haber tomado el control de las instalaciones militares de Rostov, una ciudad del suroeste de Rusia, situada a unos 90 kilómetros de la frontera con Ucrania. "Estamos en el Estado Mayor. 7.30 horas de Moscú. Controlamos las instalaciones militares de Rostov", asegura el fundador de Wagner en un vídeo en el que recalca que su "marcha por la justicia" no frena las operaciones en Ucrania. Esta pasada madrugada dos civiles han perdido la vida de hecho en la capital, Kiev, durante un ataque de las fuerzas rusas con misiles.
Por lo pronto el movimiento de Prigozhin ha logrado poner en alerta a las autoridades rusas y captar la atención internacional, incluida la de los mandos ucranianos, que siguen los acontecimientos con atención. "Ahora mismo hemos cruzado todos los puntos fronterizos… Los guardias nos han saludado y abrazado a nuestros combatientes. Ahora estamos entrando en Rostov. Si alguien se interpone en nuestro camino lo destruiremos todo… Tendemos la mano a todo el mundo", explicaba Prigozhin en un mensaje de madrugada recogido por The Guardian. Sus afirmaciones, eso sí, no llegan acompañadas de pruebas que las acrediten.
¿Y qué ha hecho el Kremlin? Varios movimientos. El primero, replicar las acusaciones de Prigozhin con otras de igual o mayor gravedad. El Ejecutivo ha decidido abrir un expediente penal contra el líder del grupo Wagner por lo que considera un "llamamiento a la rebelión", un delito grave que, como recuerda El País, está tipificado en el Código Penal ruso con penas que van de los 12 a los 20 años de prisión. El Ministerio de Defensa asegura que las palabras de Prigozhin no se ajustan a la realidad, suponen una "provocación" y dañan los intereses rusos en Ucrania. "El enemigo solo está esperando a que la situación política interna empeore en nuestro país”, ha censurado el general Sergei Surovikin.
¿Se ha pronunciado Vladimir Putin? En la guerra dialéctica ha entrado el mismísimo presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, quien no ha dudado en tachar de "traición" la revuelta impulsada por Prigozhin y advertir con castigos a quienes la secunden. No es lo único que ha dicho. En una prueba de la gravedad de la campaña emprendida por Wagner, el alto mandatario también ha reconocido que la situación en Rostov es "difícil". Desde el Servicio Federal de Seguridad ya se han tachado las declaraciones del líder paramilitar de "llamada al inicio de un conflicto armado" y “golpe por la espalda a los militares" rusos.
Desde el Ministerio de Defensa han pedido a los milicianos de Wagner que abandonen a su dirigente, quien —advierten— los está "arrastrando a una aventura criminal" con mentiras. Por esa razón, asegura la agencia Reuters, Moscú les urge que contacten con el Ministerio de Defensa y las autoridades oficiales.
Pero… ¿Y más allá de las palabras? Si Prigozhin no se ha quedado en las palabras y acusaciones, tampoco lo ha hecho el Ejecutivo encabezado por Putin, que ha movido ficha sobre el terreno. Reuters asegura que a última hora de ayer podían verse vehículos del ejército ruso distribuidos por ciertos puntos de Moscú y Rostov y que la seguridad se ha reforzado en los edificios oficiales e instalaciones con un valor estratégico especial, como las dedicadas al transporte.
A lo largo de las últimas horas han circulado también vídeos e imágenes que muestran el despliegue militar, como las recogidas por Igor Sushko en su cuenta personal de Twitter, que supuestamente muestran militares en las calles de Rostov. Baza, un canal de Telegram ligado a los servicios de seguridad rusos, asegura que se han visto helicópteros sobrevolando la ciudad, un importante enclave del sur.
¿Y cómo lo está viendo Kiev? Sin duda una de las partes que con mayor atención sigue el conflicto abierto entre Prigozhin y las autoridades rusas. Desde Ucrania han querido ver lo ocurrido a lo largo de las últimas horas como un punto de inflexión, un giro, como lo ha señalado Mijailo Podoliak, asesor de Volodímir Zelenski. "La división entre las élites es demasiado evidente", destaca Podoliak, quien incluso ha calificado la rebelión del líder de Wagner como una "operación antiterrorista". "Alguien va a perder definitivamente: o Prigozhin, con un final mortal, o el colectivo antiPrigozhin. Todo acaba de empezar en Rusia".
El líder mercenario ha recalcado en cualquier caso que su "marcha por la justicia" no frena la invasión de Ucrania. Es más, ha garantizado que sus soldados volverán al frente e incluso se ha mostrado dispuesto a "hacer concesiones" al Ministerio de Defensa y "encontrar una solución para seguir defendiendo" el país. Prigozhin ha sido en cualquier caso muy crítico con las motivaciones de la guerra de Ucrania e incluso acusó a Moscú de mentir. "El ministerio trata de engañar al público y al presidente y tergiversa la historia", lanzaba hace poco el jefe de Wagner.
Imagen de portada: Михайло Подоляк (Twitter)
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