Semana tras semana un asunto ha ocupado la actualidad de España: el precio de la electricidad. El mercado mayorista ha alcanzado durante los meses de otoño e invierno precios históricos, cerrando el año por encima de los 300€/MWh. La escalada, como es natural, ha suscitado un intenso debate político: ¿por qué un encarecimiento tan drástico del suministro de la luz no ha suscitado una protesta generalizada en las calles?
El informe. Podemos entrever una respuesta a través de este informe elaborado por Caixa Bank Research en el que se analiza el precio mediano de más de dos millones de facturas emitidas durante los últimos cuatro años. Veredicto: los españoles pagaron en 2021 un importe muy similar (743€ anuales) al que abonaron en 2018 (748€). En el día a día, la mayoría de los españoles no ha sufrido aún la escalada del mercado mayorista.
¿Por qué? Porque el precio del pool no tiene una traslación directa al recibo del consumidor final, esto es, de las familias españolas. Operan múltiples factores, pero para el caso que nos ocupa uno ha resultado ser crítico: el gobierno. Durante el último año se ha rebajado el IVA de la electricidad, se ha suspendido el impuesto de generación eléctrica y se ha recortado el tramo regulado de la factura. Gran parte de la inflación ha sido contrarrestada por la intervención estatal.
La competencia. El mercado libre ha jugado otro papel clave en este proceso. Como vimos hace unos días, las grandes eléctricas, generadoras y comercializadoras al mismo tiempo de la energía, han recurrido a los mercados bilaterales para ofrecer tarifas muy ajustadas a sus clientes. Al poseer centrales nucleares o hidroeléctricas, cuyo coste de generación es comparativamente bajo, empresas como Endesa o Iberdrola han podido ofrecer precios más baratos en sus facturas que los fijados por el pool, muy ligado al gas. Han jugado con ventaja.
Comparativa. Lo que nos lleva al siguiente punto: no sólo el precio doméstico de la luz se ha mantenido estable durante el último año, sino en muchos casos ha bajado. El recibo mensual medio del mercado libre, al que se acoge la gran mayoría de hogares, ha caído un 14% respecto al cuarto trimestre de 2020 ( de 73€ a 61€, el más bajo de los últimos años). Los clientes del mercado regulado (PVPC) han tenido menos suerte: su factura ha subido un 32% en el mismo periodo (de los 42€ a los 54€).
Relativizando. Con todo, hay que tener en cuenta dos cosas. La primera es que durante 2021 el recibo mediano del mercado regulado fue siempre más barato que el recibo mediano del mercado libre (unos 40€ mensuales vs. unos 70€ mensuales). La segunda, es que el encarecimiento del PVPC sólo ha afectado regularmente al 10% de hogares más consumidores (120€ de factura en el cuarto trimestre de 2021). Los hogares con consumos más modestos en el mercado regulado, de hecho, también han disfrutado de una rebaja en la factura (un 18% más barata respecto a 2018).
El futuro. Esto último se debe a la reforma de los peajes aprobada por el ejecutivo a principios del año pasado, una que penalizaba activamente los altos consumos en horas puntas. Pese a ello, corren malos tiempos para el PVPC. No sólo por los elevados precios previstos para el gas a corto plazo, sino también por el interés de la Comisión Europea en eliminar una tarifa anómala en relación al resto de sistemas eléctricos de continente.
Imagen: ArtWall/Unsplash
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