Italia, 40.000 casos confirmados y 3.400 muertos. España, 20.000 casos confirmados y 1.000 muertos. La crisis del coronavirus ha golpeado a los dos países mediterráneos de forma extraordinaria. Sólo dos estados registran cifras similares, Irán y China. En Europa algunos se aproximan en número total de contagios (Alemania o Francia), pero todos quedan lejos, muy lejos, en volumen total de fallecidos. ¿Por qué?
Demografía. Un estudio preliminar elaborado por investigadores de la Universidad de Oxford ha tratado de esbozar una respuesta desde la estructura poblacional. Centrado en Italia, pero extrapolable a España por similitudes demográficas, apunta al elevado porcentaje de población mayor (23% en el caso de Italia, un 19,4% en España) como una causa.
El coronavirus se ceba desproporcionadamente con los mayores de 65 años.
Más vulnerables. Era algo previsible cuando la letalidad por edad en Hubei evidenció la vulnerabilidad de los mayores. España e Italia registran la mayor esperanza de vida de Europa (83 años). Una noticia positiva, pero que ha desequilibrado la balanza demográfica ante el desplome de la natalidad. Hoy España ya registra más fallecimientos que nacimientos, en una tendencia mimetizada por Italia.
Estilo de vida. Otros países europeos cuentan con porcentajes de población mayor igualmente importantes (Finlandia y Alemania al 21%). ¿Qué diferencia a Italia de los demás? Los investigadores vinculan la disparidad al modo de vida. Muchos jóvenes italianos, como explican en Wired, trabajan en la ciudad pero viven en suburbios, con sus padres y cerca de sus abuelos, con los que mantienen un contacto frecuente.
Sigilo. Dado que las personas jóvenes pueden contraer el virus y transmitirlo sin desarrollar síntomas, es fácil imaginar cómo la enfermedad ha viajado a lo largo del norte de Italia en tiempo récord. España puede haber sufrido un sino similar. Su población suburbial es menor, pero su densidad "habitada" es la mayor de Europa. Vivimos muy juntos, con nuestros mayores muy presentes en nuestro día a día.
Incompleto. La persistencia de las redes familiares y, a consecuencia, un alto porcentaje de mayores contagiados ofrecen pistas sobre el dispar impacto de la epidemia en España, Italia y otros países europeos. Pero sólo son pistas. Se trata de una explicación incompleta. Japón cuenta con una población aún más envejecida, y sus tasas son inferiores.
Eso sí, el trabajo ofrece una lectura crucial para evitar que la situación empeore: confinar o proteger sólo a los mayores es poco efectivo. Sólo una distancia social generalizada, anulando contactos diarios incluso dentro de los núcleos familiares, funciona como escudo.
Imagen: Ion Alcoba Beitia/AP
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