¿Quién se está quedando con las vacunas contra el covid? Las compras de cada país, en un gráfico

El impacto del coronavirus ha sido asimétrico. No ha afectado por igual ni a todos los países ni a todas las regiones del planeta. Europa quizá sea el ejemplo paradigmático: mientras el origen de la epidemia, China y su entorno más próximo, ha navegado con tranquilidad los meses de otoño, el viejo continente, tan desarrollado y funcional en apariencia, ha sufrido dos olas a cada cual más grave. Los motivos son diversos y en muchos casos ignotos. Pero las cifras son claras.

La pandemia sí ha entendido de fronteras.

De igual modo, la respuesta a la enfermedad ha divergido en función de las necesidades y de los recursos de cada continente. En Europa las fórmulas han sido diversas y todas, prácticamente sin excepción, han llevado al mismo punto. Ya se optara por un modelo más "libre" y ajeno a las restricciones duras como el sueco; ya se experimentara con una estrategia mixta al modo alemán, combinando un refuerzo de la trazabilidad con medidas intermedias en lo social; o ya se eligieran confinamientos duros, tanto en primavera en España como en otoño en Francia y Bélgica, el resultado ha terminado siendo similar. Muchos casos.

En África o Asia, sin embargo, las opciones han sido más diversas. Japón jamás llegó a confinar a su población y siempre mantuvo un volumen de pruebas PCR muy bajo en comparación al resto del mundo. Sea como fuere, contuvo a la epidemia. Corea del Sur optó por estrategias muy invasivas para trazar, localizar y aislar a los potenciales contagios, además de disfrutar de un modelo hospitalario muy enfocado a las emergencias sanitarias. También contuvo a la enfermedad.

El mundo se asoma ahora al segundo nivel de respuesta tras un 2020 calamitoso: la vacuna. Y aquí también podemos observar una enorme asimetría, en este caso en favor de los países desarrollados. Como ilustra este gráfico de VisualCapitalist, actualizado con los datos disponibles a 11 de diciembre, dos grandes bloques han acaparado el mayor número de dosis. Se trata de la Unión Europea y Estados Unidos. Entre ambos han adquirido 2.600 millones de dosis, un 35,8% del total ya adjudicadas. Sólo la India, con unas compras estimadas de 1.500 millones (un 20%) se aproxima.

(Visual Capitalist)

La distribución de la vacuna evidencia la disparidad de recursos, económicos y logísticos, entre los países desarrollados y los más pobres. Según Oxfam, un cúmulo de estados que sirven de hogar para el 14% de la población mundial ha acaparado ya más del 50% de las dosis disponibles. Otras organizaciones, como People's Vaccine Alliance, lo plantean de otro modo: los 70 países más pobres del planeta sólo podrán vacunar a corto plazo a una de cada diez personas. Todo ello pese a que la Oxford-AstraZeneca, por ejemplo, se ha comprometido a entregar el 64% de sus dosis a países en vías de desarrollo.

En el gráfico de VisualCapitalist, de hecho, destaca una organización, no un país, como uno de los principales compradores. Se trata de Covax, un conglomerado que ya ha adquirido unos 700 millones de dosis destinadas a países más pobres. La iniciativa es relevante, en tanto que los países ricos han "vaciado los estantes" de las farmacéuticas. Este gráfico de The New York Times también es ilustrativo: sólo en la primera fase Canadá ha acaparado dosis para vacunar al 400% de su población; Estados Unidos a casi el 200%; y la Unión Europea al 150%. La India o Egipto, por ejemplo, no llegan al 100% de sus habitantes.

Es una desigualdad tan vieja como conocida. En este caso, al menos, los países más ricos tienen una excusa razonable: han sufrido la epidemia a un nivel superior al resto.

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