El ser humano lo ha cambiado todo sobre la faz de la Tierra, incluso el tiempo geológico. A esta conclusión llegaban hace un tiempo los geólogos, que llevan años tratando de definir cuándo comienza el Antropoceno. Este límite marca un antes y un después en la historia de nuestro pequeño planeta.
Esa línea la delimitan los plásticos, los restos de radiación y los huesos de pollo, entre otras cosas. Estos elementos, que nosotros consideramos basura, servirán dentro de miles de años (en el mejor de los casos) para determinar unos viejos fósiles procedentes de nuestra época.
Un fósil moderno de menos de 50 años
El barranco del Calabozo, en Gran Canaria, tiene una gran cantidad de extrañas rocas. Las cascadas y los restos calizos han fosilizado una variopinta cantidad de cosas. La más llamativa, probablemente, sea una piedra de calcita cuyo interior guarda... poliestireno expandido, ese material hecho de una amalgama de bolitas blancas.
Tal y como contaban los compañeros de Materia, esta es solo una de las formaciones curiosas que podemos encontrar en este barranco. Pero también resultan una ventana hacia el futuro: estos son los primeros fósiles de la era actual, la que ya ha sido bautizada como el Antropoceno.
Los plásticos, de hecho, serán uno de los marcadores geológicos que servirán para indicar esta época. Enterrados y fosilizados o en fragmentos de microplástico, estos son los verdaderos reyes del Antropoceno, aunque no serán, ni mucho menos, el único marcador.
¿Qué es el Antropoceno?
Como su nombre indica, el Antropoceno es la edad geológica definida por la acción del ser humano ("antropos"). Esta edad pondría fin al Holoceno, la última época del Cuaternario, que empezó hace unos 10.000 años. Tradicionalmente, esta es la edad moderna y contemporánea, a nivel geológico.
El Antropoceno comenzó a utilizarse como una idea académica a la vez que como eufemismo de los increíbles cambios provocados por los seres humanos en los últimos 1.000 años. Algunos expertos sitúan el comienzo del Antropoceno en la época industrial. Sin embargo, para que se pueda definir una etapa geológica esta ha de afectar a todo el planeta de forma inequívoca y la era industrial no ha afectado de la misma manera en todo el globo.
Sin embargo, hay tres cosas que prácticamente sí: la radiación, los plásticos y los huesos de pollo. Tal y como definió el grupo designado para determinar el comienzo del Antropoceno, el pasado 2016, las bombas de Hirosima y Nagasaki, así como los ensayos nucleares de primeros del siglo XX, modificaron por completo el panorama global. Los isótopos radiactivos están por todas partes y podrán servir, sin duda alguna, para determinar la procedencia de la capa estratigráfica.
Como decíamos, los plásticos también son otro marcador del Antropoceno. Desde su descubrimiento, a principios del siglo XX también, los plásticos se han expandido casi sin control. El problema no es tanto su producción sino su desecho. Al ser tan resistentes, es normal encontrarlos en todas las partes del mundo: los plásticos terminan por ser triturados y acaban en el mar, en el estómago de los animales, en las aguas subterráneas... Un análisis estratigráfico podrá determinar que los restos pertenecieron a nuestros coetáneos debido a la presencia del plástico. Y todavía nos queda hablar de los huesos de pollo.
¿Cómo será una muestra arqueológica dentro de 10.000 años?
Imaginemos que nuestra especie evoluciona y avanza. Dentro de 10.000 años, unos simpáticos arqueólogos desentierran restos de esta civilización, desaparecida bajo toneladas de tierra y vegetación. ¿Qué se encontrarían? Por supuesto, en el mejor de los casos, hallarían restos más o menos preservados de tecnología y construcciones. Pero esto no será suficiente para saber a qué época pertenecen.
"Ah, esto parece un hueso de pollo fosilizado, seguramente serán del Antropoceno". A principio de 1960 el consumo de pollos solo en Reino Unido alcanzaba los 150 millones de aves. El pollo doméstico es el animal más consumido en todo el mundo, por encima del cerdo, la ternera o cualquier otra. Su producción de huevos, carne y plumas han llevado a este animal por todo el globo.
Por supuesto, este no puede ser un marcador inequívoco mundial, pero servirá como indicador, probablemente, para esos futuros arqueólogos. En el momento en el que descubran un trozo de un vahído color rojo, una piedra con un interior de plástico o el análisis de isótopos muestre cierto nivel de radiactividad, los investigadores sabrán, sin lugar a dudas, que están ante una capa estratigráfica del Antropoceno.
La definición de esta época geológica, así como sus marcadores, no implican ningún tipo de interpretación sobre el impacto del ser humano sobre la Tierra. Más bien es al revés, el impacto es el que genera unos marcadores que están ahí como señales futuras. Unas muestras para aquellos que estudien, si es que los hay, qué ocurrió en nuestra época.
Imagen: Henry & Co./Unsplash
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