A menos de tres meses de que se cierre el plazo para el rubricar el Acuerdo de Salida entre Reino Unido y la Unión Europea, el gobierno británico ya se está preparando para la eventualidad de un "no deal". Lo hizo ayer simulando un atasco gigantesco en Dover, la puerta de salida insular al territorio continental. ¿El resultado? Un cierre sin acuerdo tiene mal aspecto, y probablemente derivaría en un caos logístico inédito.
¿Qué? El gabinete de Theresa May quería reproducir las previsibles condiciones de un "no deal", es decir, de una frontera cerrada y supeditada a controles. El resultado: más de veinte kilómetros de atasco provocados por 89 camiones en espera. Originalmente, el gobierno quería reunir a 150 de ellos, pero le resultó imposible. La retención fue espectacular, y anticipó los rigores de una frontera dura.
La polémica. Los problemas de Reino Unido van más allá. Como señalaron algunos diputados conservadores, el volumen de tráfico en Dover supera con mucho a los 89 camiones del simulacro. Se calcula que hay más de 10.000 cruces fronterizos diarios entre la Unión Europea y el Reino Unido. La práctica totalidad de todos ellos quedarían sometidos a controles aduaneros. El caos se multiplicaría por miles.
El motivo. ¿Para qué simular una fracción de la realidad? May aún quiere sacar adelante su Acuerdo de Salida en la Cámara de los Comunes. A informes apocalípticos del Banco de Inglaterra y a una inusitada presión interna en el Partido Conservador, ha sumado "juegos de guerra" como el escenificado en Dover. Su objetivo es aplacar la determinación del núcleo duro brexiteer, favorable a un "no deal".
Los riesgos. El tiempo se agota. La Unión Europea y Reino Unido aún pueden pactar una salida menos traumática. Sin embargo, lo antaño improbable ya es un escenario factible para numerosos políticos y sectores económicos. Los riesgos son altos: algunos informes estiman que el país podría perder 750.000 puestosde trabajos, y sumergirse en una recesión capaz de devaluar hasta mínimos históricos a la libra.
¿Acordarán? Qué queda por delante:
Tras la sorprendente cancelación de diciembre, se espera que los Comunes voten sobre el acuerdo el 15 de enero. May ha tenido un mes extra para asegurar su aprobación. Es incierto que tenga los apoyos.
Si falla, May repetirá el voto. Entre tanto, es posible que renegocie algunas cláusulas o que opte por la vía noruega. Los laboristas tantean un segundo referéndum. El gobierno también puede frenar el artículo 50.
Si sale adelante, el camino está despejado. La Unión Europea está conforme con el acuerdo, tras atar la cuestión de Gibraltar y el estatus de los europeos en Reino Unido. La fecha límite es el 29 de marzo.
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