La obesidad le cuesta dinero al Estado. Mucho. En Reino Unido son conscientes y por eso su recién designado ministro de Sanidad y Asistencia Social, Wes Streeting, acaba de recordar a su país que el aumento del peso le supone al Servicio Nacional de Salud (NHS) una factura anual de más de 13.000 millones de euros. Hasta ahí nada extraordinario. Lo curioso es la idea que se ha deslizado junto a esa cifra: si sabemos que la obesidad impide a algunas personas encontrar trabajo y tenemos fármacos que ayudan a combatirla, ¿por qué no recetarles el tratamiento?
La propuesta ya ha agitado el debate en el país.
¿Qué ha pasado? Que en una tribuna publicada en The Telegraph, Wess Streeting deja entrever que no le desagrada la idea de que se receten fármacos como Ozempic, Wegouy o Mounjaro a ciertos pacientes con obesidad. El motivo, razona, es que el tratamiento "les cambiará la vida" y "ayudará a volver al trabajo". Y todo mientras "se alivia" la carga para las arcas del NHS. Medios del alcance de The Guardian, BBC o The Telegraph han dado eco a sus palabras, deslizando que lo que está sobre la mesa es la posibilidad de recetar las vacunas a desempleados para que mejoren su calidad de vida… y de paso puedan encontrar empleo.
Algo más que palabras. Las declaraciones de Wes Streeting habrían sido noticias por sí solas, pero han llegado acompañada de un anuncio tan o incluso más significativo. Uno que el propio ministro se encargó de resaltar en su artículo: la farmacéutica Eli Lilly realizará un estudio en Reino Unido de la mano de Health Innovation Manchester que, entre otras cuestiones, indagará en si los fármacos para la pérdida de peso influyen en la perspectiva laboral de los pacientes.
"El estudio de cinco años tendrá también como objetivo recopilar datos sobre la utilización de recursos de atención de salud, la calidad de vida relacionada con la salud y los cambios en la situación laboral de los participantes y los días de baja por enfermedad en el trabajo", aclara en un comunicado el Health Innovation.
La investigación se desarrollará en Greater Manchester usando el fármaco Tizerpatide, creado por Eli Lilly y comercializado bajo las marcas Mounjaro y Zepbound. La BBC aclara que en el ensayo participarán hasta 3.000 personas del condado, donde se calcula que residen 600.000 adultos con obesidad, y en él se implicarán la Universidad de Manchester y la firma NorthWest EHealth.
¿Qué estudiarán exactamente? Streeting lo ha anunciado como un estudio sobre "un tratamiento de vanguardia" contra la obesidad en "el mundo real". Su objetivo es desplegar un ensayo de cinco años que permita valorar la eficacia del Tirzepatide —más conocido por las marcas Mounjaro y Zepbound— en la pérdida de peso y la prevención de la diabetes u otras dolencias ligadas a la obesidad.
El ensayo también determinará cómo influye en el escenario laboral de los pacientes y sus bajas. "Explorará una amplia gama de resultados, incluida la calidad de vida relacionada con la salud y el impacto en la situación laboral de las personas", apostilla Racher Batterham, profesora y directiva de Eli Lilly.
Lluvia de millones. El proyecto es fruto de una "colaboración estratégica" acordada con el Departamento de Salud y Asistencia Social (DHSC) y de Ciencia, Innovación y Tecnología de Reino Unido y llegará acompañado de una inversión considerable de Eli Lilly, que prevé dedicar 279 millones de libras —alrededor de 335 millones de euros— para abordar retos en materia sanitaria en Gran Bretaña. Streeting asegura que la colaboración "incluye la exploración de nuevas formas de prestar servicios sanitarios y asistenciales a las personas con obesidad”.
"Pensar de manera diferente". Poco después de que Eli Lilly anunciara sus planes de invertir más de 300 millones de libras en Reino Unido ha sido su primer ministro, Keir Starmer, quien se ha pronunciado. Y en un sentido parecido a la del titular del área de Sanidad. "Estos fármacos pueden ser muy importantes para nuestra economía y para nuestra salud”, reflexionó en los micros de la BBC.
“Creo que será muy útil para las personas que quieran perder peso, necesitan perder peso, y muy importante para la economía, para que la gente pueda volver a trabajar". Sobre la carga para las arcas del NHS, Starmer reconoció que la clave no pasa solo por aportar más recursos, sino por "pensar de una manera diferente".
"Debe existir responsabilidad". Streeting ha lanzado también una advertencia: "Junto al derecho a acceder a estos nuevos fármacos todos debemos seguir teniendo la responsabilidad de tomarnos en serio la vida saludable". "No se puede esperar que el NHS pague siempre la cuenta de estilos de vida poco sanos", subrayó en las páginas de The Telegraph. De ahí, aseguró, que el Gobierno esté tomando también otras medidas, como el veto a los anuncios de comida basura para niños o una reforma del NHS para identificar antes los problemas.
Cuestión de salud… Y de libras esterlinas, que es en lo que se traduce el sobrepeso para las arcas públicas. Reino Unido tiene una tasa elevada de obesidad, del 27% entre los adultos de ambos sexos, según el Global Obesity Observatory. La última encuesta del NHS habla del 29% en Inglaterra, donde se puede considerar además que el 64% de los adultos padecen sobrepeso. Ese aumento de la talla del cinturón llega acompañado de desafío considerable para el sistema sanitario.
Streeting habla de 11.000 millones de libras anuales, lo que equivale a más de 13.000 millones de euros. "incluso más que el tabaquismo", apostilla. Además de esa "carga importante" para el sistema de sanidad pública, el ministro advierte que el sobrepeso "frena" la marcha de la economía. "Las enfermedades causadas por la obesidad hacen que las personas se ausenten cuatro días más al año de media, mientras que muchas otras se ven obligadas a dejar el trabajo por completo".
¿Están todos a favor? No. O al menos no todo el mundo lo ve una solución perfecta. La BBC ha hablado también con Dolly van Tulleken, experta en políticas relacionadas con la obesidad, quien anima a reflexionar sobre las "consideraciones éticas, financieras y de eficacia" de la propuesta. En su opinión, la clave está clara: "Cómo observa a las personas, o medirlas en función de su valor económico potencial el lugar de basarse principalmente en sus necesidades y salud".
A nivel estrictamente práctico, Tulleken señala que el Estado lo tendría difícil para atender a toda la población "elegible" para un tratamiento así, ya que ascendería a "millones". Hoy por hoy The Guardian señala que los servicios especializados en el control de peso tratan a cerca de 49.000 personas al año. A día de hoy ya se espera que se pueda administrar tirzepatida a unas 250.000 personas en los próximos tres años. La idea es empezar por las personas con obesidad mórbida.
Imágenes |Sandra Cohen-Rose and Colin Rose (Flickr) y Chemist4U (Flickr)
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