Todos los pronósticos han fallado: el Partido Conservador se ha impuesto en las elecciones generales británicas celebradas ayer. Lo ha hecho con una mayoría abrumadora, alcanzando la absoluta, y dejando por el camino las aspiraciones de gobierno laborista y las aspiraciones de mera supervivencia de sus antiguos socios de coalición, los liberal demócratas. David Cameron será primer ministro del Reino Unido durante cinco años más. ¿Por qué nadie ha sabido verlo?
Como explica Benjamin Lauderdale en The Monkey Cage, aún no se sabe demasiado bien. Aunque las encuestas a pie de urna funcionaron anoche con precisión, las realizadas por teléfono e Internet ni siquiera se han acercado. Lo comentamos ayer: a priori, no se sabía quién iba a ganar. Las últimas estimaciones de The Guardian daban un empate ajustado entre Cameron y Miliband.
No es la primera vez, ni será la última. La ciencia demoscópica ha dado pasos de gigante durante los últimos años. La precisión casi milimétrica de Nate Silver en las elecciones presidenciales norteamericanas de 2012 fue un ejemplo evidente de ello. En España, por citar otro, las encuestas predijeron con bastante exactitud qué pasaría en las elecciones andaluzas. Pero no siempre es así. Aquí van seis casos recientes en los que las encuestas fallaron miserablemente.
1. Israel, 2015
El horizonte era poco esperanzador para Benjamin Netanyahu. Rota la alianza de partidos que le había mantenido como primer ministro desde 2013, todas las encuestas indicaban que no podría revalidar gobierno. Enfrente, los laboristas crecían. Las encuestas pocos días antes de las elecciones daban un resultado ajustado. Las anteriores, una rotunda derrota para el Likud. ¿Resultado final? Ascenso espectacular del Likud: 30 escaños por 24 de los laboristas. Y de vuelta al gobierno.
2. Elecciones europeas en España, 2014
La irrupción electoral de Podemos fue auténtica sorpresa. Nadie se lo esperaba. Nadie lo había anticipado. La mayor parte de las encuestas insistían en un férreo dominio de PP y PSOE al frente de las preferencias de los españoles: sus porcentajes de apoyo oscilaban entre 35% y el 30% para los primeros, y entre el 30% y el 25% para los segundos. Podemos, entre un 3.5% y un 1.5%. ¿Resultado final? PP, 26%; PSOE, 23%; Podemos, 8%. Una bofetada de realidad.
3. Cataluña, 2012
La Diada de 2012, en la que decenas de miles de catalanes salieron a las calles de Barcelona reclamando un referéndum por la independencia, provocó que Artur Mas adelantara las elecciones. Todas las encuestas decían que CiU aprovecharía la marea nacionalista para afianzar su posición. Desde octubre hasta el día de las elecciones, 25-N, ninguna le daba menos del 35% de apoyo. Las más optimistas, el 40%. ¿Resultado final? CiU se desploma y sólo obtiene un 30% de los votos.
4. Midterms americanas, 2014
Todo el mundo en el espectro político americano esperaba un repunte republicano durante las midterms de 2014. Había que renovar un número importante de escaños tanto en el Congreso (todos) como en el Senado, además de algunos gobernadores federales. El clima era especialmente favorable para los republicanos, pero las encuestas, en general, subestimaron el voto republicano a lo largo y ancho del país. Nadie lo vio venir, pero había muchos más votantes republicanos ahí fuera.
5. Departamentales francesas, 2015
Aunque el sistema a dos vueltas perjudique las predicciones en conjunto, dado que la lealtad de un votante puede cambiar tras la primera vuelta, en general los tres grandes partidos franceses (socialistas, conservadores de la UMP y Frente Nacional), obtuvieron peores resultados de los predichos. El FN, por ejemplo, obtuvo en las encuestas porcentajes de apoyo entre cinco y ocho puntos porcentuales más altos que los cosechados a la hora de la verdad en las urnas.
6. ¿España, 2015?
La irrupción de Podemos y Ciudadanos en el panorama político español ha provocado un terremoto de encuestas divergentes. Si un día Metroscopia predice que habrá cuatro partidos peleando por imponerse en las generales, al siguiente el CIS rebaja sus propias expectativas y devuelve a Podemos por debajo del 20%. ¿Fallarán las encuestas? Apostar por ello, dada la situación de inestabilidad política en España, no sería una jugada demasiado arriesgada.
Predecir el futuro es muy complicado. Y los encuestadores se dedican básicamente a eso. Por más que se afinen las técnicas de interpretación de datos y recopilación de opiniones, las encuestas continuarán contando con un margen de error alto. Sea como fuere, las elecciones de ayer han disparado las voces de alarma. Hasta Nate Silver se pregunta qué se está haciendo mal.
De cualquier modo, hay quien siempre prefiere tomárselo con humor.
Para los más optimistas, lo recomendable es leer este artículo de Kiko Llaneras y Gonzalo Rivero en El País, publicado poco después de conocerse los resultados de las elecciones andaluzas, donde las predicciones fueron casi exactas. Quién sabe: quizá en noviembre descubramos que lo que nos decían las encuestas sobre Ciudadanos y Podemos era verdad, y no nos quede otro remedio que admitir, una vez más, que sí, que las encuestas son herramientas de una altísima utilidad.
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