¿Da realmente el dinero la felicidad? Es la pregunta que cientos de estudios llevan tratando de contestar durante siglos. Los humanos nos hemos roto la cabeza tratando de medir nuestra felicidad. Como podemos ver aquí, en Magnet hemos publicado mapas donde se clasifican los diferentes países del mundo según su felicidad. Existe incluso un Informe Mundial de la Felicidad, que utiliza datos de encuestas globales para dar pistas de cómo las personas evalúan sus propias vidas en el mundo.
¿Cómo se consigue? Es algo tan subjetivo como misterioso. Amor, Familia, aspiraciones, tiempo libre y riqueza. ¿Compra el dinero la felicidad entonces? Claro que sí, es uno de los factores. El año pasado, analizamos en este artículo diversos estudios de Matthew Killingsworth, investigador de la Penn's Wharton School, donde se señala que el nivel de felicidad del sujeto incrementa con cada euro ganado (y no se detiene a partir de ciertas ganancias) tal y como vienen explicando otras investigaciones.
Es precisamente lo que se recoge también en este mapa publicado por Visual Capitalist en el que se ilustra la riqueza media por adulto en varios países del mundo con datos de Credit Suisse. Aunque los resultados no siempre apuntan a que la riqueza contribuya a la felicidad, existe una fuerte correlación. En general, los países más pobres tienen las puntuaciones de felicidad más bajas y los más ricos las más altas.
Puedes consultar el gráfico en su máxima resolución aquí.
Si bien la mayoría siguen una tendencia obvia (más riqueza = más felicidad), hay hay varias excepciones que vale la pena mencionar. En América Latina, por ejemplo, las personas señalan más felicidad de lo que predeciría la tendencia. Por otro lado, muchas naciones de Medio Oriente reportan un poco menos de felicidad de lo esperado.
Las guerras, las crisis económicas y políticas, etc, también influyen. Por ejemplo, la devastadora explosión en Beirut hizo que el Líbano tenga una puntuación mucho peor de lo esperado. Hong Kong también ve hundirse su felicidad por la desigualdad, las protestas, la inestabilidad y ahora el Covid. Y eso que es una región rica. Rica e infeliz, claro.
El papel que juega la desigualdad
El coeficiente de Gini es una herramienta que nos permite medir la desigualdad. En Magnet también hemos hablado de ello con anterioridad. Si combinamos esta medición con la escala de felicidad de antes, vemos que la tendencia se mantiene. Los países con menor desigualdad de ingresos tienden a reportar también más felicidad.
Es decir, los países con mayor desigualdad (como los que se muestran abajo en el siguiente gráfico) tienen una puntuación de felicidad media de 1,3 más baja que los 15 países con la desigualdad más baja (arriba en el gráfico). Aunque existen ciertas excepciones igual de interesantes: otra vez Latinoamérica reporta niveles de felicidad similares a los de muchas naciones europeas mucho más ricas.
En Magnet hemos analizado que un factor importante que influye en la felicidad no es tanto el dinero como el tiempo. Lo que pasa que para conseguirlo necesitas... dinero. Muchos estudios se han empeñado en probar que el dinero no da la felicidad, otros recientes que sí lo hace. Pese a que no se trata de un debate zanjado, la evidencia científica sí demuestra que los individuos que gastan el dinero en servicios que les ahorran tiempo manifiestan tras ello una mayor satisfacción vital.
Más incluso que si lo gastan en cosas materiales. A pesar del aumento de los ingresos medios en el mundo, las personas se sienten cada vez más presionadas por el tiempo, lo que socava el bienestar. Pero el dinero puede jugar un papel importante para solucionarlo.
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 0 Comentario