Hace unas horas, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, anunciaba la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio a partir de 2023. Su intención: "favorecer que determinadas rentas fijen su residencia en Andalucía, contribuyendo así con sus impuestos". Hay que recordar que cuando empezó su legislatura, el PP también redujo el Impuesto de Sucesiones. En opinión de Moreno, estos impuestos suponían "un freno para la inversión" en la comunidad.
Sin embargo, lejos de las grandes fortunas, los últimos años vienen representados por un récord en la renuncia de herencias en España, y no es por el Impuesto de Suceciones.
Aumentan las renuncias de herencia. Un récord sin precendentes tanto en el número de herencias tramitadas por los españoles como en la cantidad de renuncias sobre ellas es lo que se registra. En 2021 hubo 65.897 adjudicaciones por título sucesorio, un 22% más que en 2020. Y 55.574 personas que figuraban como beneficiarias decidieron rechazar la sucesión, un 25% más que el año anterior. Según datos del Consejo General del Notariado (CGN), parece que 2022 sigue el mismo camino.
¿Por qué? Los notarios explican que estos rechazos no vienen dados por los impuestos. Y señalan dos razones principales: Primero, la mortalidad excesiva vivida durante la pandemia. Y segundo, las deudas que acompañan muchas de estas herencias. Es decir, propiedades que acumulan deudas o con las hipotecas sin pagar son algunas razones por las que muchos rechazan recibir la herencia. En resumen: la mayoría son hijos menores de 40 años a los que les dejan más deuda que patrimonio.
La tendencia. Renunciar a la herencia es cada vez más común al tener que hacer frente a las deudas del fallecido, sobre todo en momentos de crisis como la que vivimos. Hasta 15 de cada 100 personas renuncian a la herencia porque vienen con más cargas que nunca. Cuando se acepta una herencia, esta se acepta en su totalidad, incluyendo las deudas que el fallecido tuviera. En muchos casos, estas son incluso más elevadas que el valor de los bienes que se heredan. Además, también pasa lo contrario: que el heredero tenga un gran número de deudas y no acepte la herencia para que los bienes no pasen a ser de los acreedores y los acabe perdiendo.
¿Cómo funciona? A la hora de renunciar una herencia existen dos opciones. Una es la renuncia pura y simple: el heredero renuncia a la herencia pero no lo hace en favor de nadie. Así, el patrimonio pasará a los coherederos y el renunciante no deberá pagar impuestos. Otra es en beneficio de una tercera persona: se ceden los derechos hereditarios a quien se designe. En este caso sí se deben pagar impuestos por heredar y por ceder la herencia a otro.
Pero hay otra alternativa, según se comenta en este artículo de La Información, como la de aceptar la herencia a beneficio de inventario. De esta manera, el heredero no queda obligado a pagar las deudas, ya que estas se pagarían con el patrimonio del difunto hasta que alcancen sus bienes. En este caso, si sobra algo de la herencia, esta pasaría al beneficiario, sin poner en riesgo su patrimonio particular.
El coste de los trámites. Las deudas no son la única preocupación que lleva a un heredero a decir "no" a su herencia. Otra causa son los propios costes de la tramitación. Por ejemplo, impuestos como el de Sucesiones o las plusvalías municipales de los bienes inmuebles. Esta casuística suele darse en casos de herencias muy bajas, en las que, por ejemplo, se recibe una vivienda pero no dinero. Si el heredero no tiene apenas liquidez, se ve obligado a rechazarla por no poder costear los trámites.
Tal y como comentábamos antes, aunque hay comunidades que no tienen un Impuesto de Sucesiones, siguen haciendo gala del índice de renuncias más alto, como es el caso de Andalucía. Moreno era crítico con el impuesto y lo eliminó, pero el porcentaje de renuncia de herencias en esta comunidad sigue subiendo, hasta el 21%.
Imagen: Pexels
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