Enmarañado en un sinfín de casos de corrupción, todos judicializados, y ensombrecido por las dimisiones de notables figuras a causa de diversos escándalos políticos, el PP continúa perseguido hoy por cuatro palabras que resuenan en todos los medios: "Indicios de responsabilidad criminal". El simple y llano motivo por el que la jueza de instrucción del juzgado número 51 de Madrid ha trasladado la causa del máster de Pablo Casado al Supremo. Otra bomba política.
¿Por qué? Para la magistrada hay evidencias más que suficientes para acreditar que la titulación de Casado, originariamente atribuida a Harvard y más tarde identificada en Aravaca, jamás existió. Es falsa. Es un fraude. Hoy mismo ha solicitado al Tribunal Supremo que lo impute por "prevaricación y cohecho impropio", acusaciones de grandísima gravedad. Más allá de lo rimbombante de las palabras, lo relevante es la elevación de la causa al último escalón de la justicia española. Hasta ahora discretamente olvidado, el máster de Casado es inevitable para el PP.
Cifuentes et al. En especial si recordamos lo que sucedió hace algunos meses: diversos medios destaparon que la antaño presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, había obtenido su máster de forma irregular y fraudulenta. Las erráticas explicaciones del entorno de Cifuentes, las guerras intestinas entre diversas facciones del PP y las numerosas pruebas terminaron con su dimisión, tras semanas de aguante y tras la publicación de un vergonzoso vídeo robando cremas en un Eroski. "La resistencia de las personas tiene un límite", diría Cifuentes.
Un ejemplo. Cifuentes sobrevuela hoy a Casado. Los paralelismos son inevitables. Para el PP es una historia circular: tan pronto como escapa a un escándalo judicial o de corrupción aterriza en otro. De nada han servido las primeras primarias de su historia y la victoria de Casado frente a Soraya Sáez de Santamaría, con la consecuente renovación de la cúpula del partido: distintas caras, mismos problemas. No importa cuánto se depure el PP, siempre parece terminar ante un juez.
Qué dice Casado. ¿Terminará igual? Las primeras informaciones sobre el máster de Cifuentes no precipitaron su dimisión, y tampoco provocaron que su único apoyo parlamentario en Madrid, Ciudadanos, precipitara la caída del gobierno. Cifuentes sólo terminaría replegándose cuando el infausto vídeo salió a la luz, un elemento ajeno al escándalo principal (también investigado por la Fiscalía). Casado y el PP insisten en que las acusaciones del juez no tienen demasiado fundamento y que el máster (expedido por la misma universidad) fue obtenido limpiamente.
Al igual que Cifuentes, puede que tampoco logre presentar los trabajos que acreditarían su curso (en contra lo que dice la jueza, que reconoce un trato de favor y niega que Casado se sometiera a la asistencia regular y a las prácticas encomendadas por los profesores del máster).
El bucle. Ha sido un 2018 aciago para el PP en materia de corrupción. Al caso de Cifuentes hubo que sumar la sentencia sobre el caso Gürtel, que confirmaba, de nuevo, el "enriquecimiento a título lucrativo" de la formación con dinero del contribuyente. El escándalo, no por conocido, motivó la moción de censura exitosa, su salida de Moncloa, el fin de la carrera política de Rajoy, las primarias libradas a cara de perro y, finalmente, la elección de Pablo Casado al frente de un nuevo PP.
En un abrir y cerrar de ojos, cual Día de la Marmota, la formación conservadora vuelve a la casilla de salida.
Imagen: Víctor J Blanco/GTRES
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