España es el país de los 35.000 ríos. No es un dicho popular, es lo que se desprende de los datos geográficos oficiales si tenemos en cuenta cursos de agua, cauces naturales, gargantas, arroyos y barrancos, por los que también corre el agua cuando llueve. De todos estos la población desconoce la mayoría y a muchos les suenan sólo los más grades, aquellos que nos enseñaban en clase "Geografía".
Estos normalmente suelen ser ocho: Miño, Ebro, Duero, Tajo, Júcar, Guadiana, Segura y Guadalquivir. De ellos, el Tajo es el más largo, la tercera cuenca de mayor superficie de la Península Ibérica. con una extensión de 80.600 kilómetros cuadrados que discurren por cuatro comunidades autónomas: Aragón, Castilla-La Mancha, Madrid y Extremadura.
Sin embargo, en los libros raramente se destaca la importancia de los ríos más pequeños o menos conocidos en la península. Rincones muy visitados por su accesibilidad y joyas de la naturaleza que cada vez atraen a más visitantes.
Un gran ejemplo es el río Verde, en Granada, un afluente que no supera los 21 kilómetros. El río más pequeño de toda España. Nace en la parte oriental del parque natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, en el municipio de Otívar, como confluencia de varios arroyos entre el barranco de Mina Rica y el barranco de las Chorreras. En su recorrido recorre el límite entre Otívar y Lentegí, y atraviesa Jete y Almuñécar hasta desembocar en el mar Mediterráneo.
Recibe su nombre por el color de sus aguas y se caracteriza por su vegetación fértil, con cultivos subtropicales y árboles frutales. A sus aguas van a parar algunos animales como pueden ser la cabra montés y especies rapaces como el águila real o el águila perdicera, entre otras. Sus aguas cristalinas y desfiladeros atraen a miles de aficionados al senderismo y a la práctica del descenso de barrancos cada año. De hecho, existen hasta medio centenar de empresas que ofrecen esta práctica deportiva allí.
Su forma característica se debe a la erosión por el constante paso del agua durante miles de años, la que ha creado saltos, cañones, cascadas y charcas de colores llamativos. En la ruta que lo recorre hay diversas pozas y una gran cascada de 15 metros. Nadar bajo ella es toda una aventura por la fuerza con la que cae el agua. Otros optan por saltar de arriba abajo, por lo que se ocasionen largas colas a diario.
Entre otros ríos que destacan por su corto tamaño encontramos el río Amadorio, en Alicante. Un afluente del río Júcar de menos de 26 kilómetros, según el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas. De caudal escaso e irregular, sus aguas son aprovechadas para el regadío y el abastecimiento urbano gracias a los pantanos de Relleu y Amadorio.
Mención aparte al río Asón, de 50 kilómetros de largo y que transcurre por la comunidad autónoma de Cantabria, desembocando en la conocida Ría de Limpias. Nace de una cascada de más de 50 metros de altura en las montañas de Soba, en Portillo del Asón, y forma parte del parque natural de los Collados del Asón. A pesar de ser pequeño, cuenta con un afluente, el río Gándara, que atraviesa numerosas localidades cántabras: Ampuero, Soba, Arredondo, Ruesga, Ramales de La Victoria, Rasines y Limpias.
Imágenes: Salvi Moca/ F. Javier Saro Baldor / Jesús Pérez (Flickr)
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