La rocambolesca historia de Salvator Mundi: el cuadro más caro de la historia que hoy nadie sabe dónde está

Déborah García Sánchez-Marín

Se intuía y se hablaba de ello en los círculos del Arte, pero hace apenas unos días El Louvre reconocía no saber dónde se encuentra la obra Salvator Mundi, el último cuadro atribuido a Leonardo Da Vinci. En el año 2017 la casa de subastas Christie's anuciaba el bombazo: la obra era subastada por la cifra más alta en la historia del arte, $450 millones de dólares. El comprador, un hombre saudita desconocido sin interés previo en el coleccionismo.

Algunos días más tarde se desvelaba la identidad del sujeto. El comprador era el príncipe Bader bin Abdullah bin Farhan al Saud, un colaborador estrecho del príncipe saudí, Mohammed bin Salman. Los acontecimientos no hacían sino sucederse: al poco, el recién inaugurado Louvre de Abu Dhabi, anunciaba que la obra había sido donada al museo para disfrute del todo el mundo. Se anunció a bombo y platillo una inauguración por todo lo alto para el otoño del pasado año, pero la apertura fue retrasada sin motivo aparente.

Las suspicacias empezaban a aparecer. ¿Qué pasaba con el Salvator Mundi y por qué no se exponía?

Leonardo da Vinci, Salvator Mundi. La pintura se vendió en Christie's Nueva York, el 15 de noviembre de 2017, por $450.3 millones, lo que la convierte en la pintura más cara jamás vendida. En detalle los ojos de Cristo, sobre el ojo izquierdo del sujeto (derecha), hay marcas visibles que Leonardo hizo para suavizar la carne con el talón de su mano.

La obra y su autenticidad

Salvator Mundi es una obra en la que Cristo aparece como salvador del mundo. Datada alrededor del año 1500 y es un lienzo que presenta a Cristo dando la bendición con la mano derecha y con la otra sosteniendo la esfera celeste. Siguiendo los cánones del Renacimiento, Cristo aparece con ropajes típicos de la época. En el cuadro, la figura es presentada como protector y salvador del mundo. Existen, según la National Gallery, unas 20 versiones del mismo cuadro que son atribuidas al taller de Leonardo y a sus alumnos.

¿Pero es Leonardo el verdadero autor del Salvator Mundi? Esclarecer la autoría nunca ha estado exento de polémica. En el año 2005, el cuadro fue re-descubierto y restaurado, y posteriormente, incluido en una importante exposición que la galería londinense inauguró en el año 2011.

La obra fue comprada por menos de 10.000€ en Nueva Orleans. El gran problema de entonces fue su estado. La restauración iba a ser muy costosa, y aunque aparentemente parecía una obra de Leonardo, el cuadro se hallaba deteriorado y muy repintado. La restauración fue llevada a cabo por Dianne Dwyer Modestini, de la Universidad de Nueva York, que terminó autentificándola como una obra de Leonardo. A pesar de ser atribuida a Leonardo, las dudas sobre la autoría seguían teniendo mucha fuerza.

Finalmente, que la National Gallery decidiera exponerla como obra de Leonardo supuso el espaldarazo definitivo para su salida a subasta, pero no para acallar las dudas de los escépticos.

Martin Kemp, uno de los grandes expertos en Leonardo dijo que tras ver la obra restaurada supo que de Leonardo: "Tenía esa clase de presencia que tienen las obras de Leonardo. Esa extraña rareza que manifiestan las pinturas de Leonardo".

Tras haber sido limpiado y restaurado, fue comparado con las otras versiones de Salvator Mundi. Esta obra fue encontrada de mucha más calidad que las otras. Además, existen una serie de indicios que hacen pensar que la obra pertenece Leonardo. Entre ellos: la posición del pulgar derecho, el esfumato del rostro (que es típico en las obras del autor); o la forma del pelo y el modo en el que que está anudada la estola. Como colofón, el análisis químico que se practicó al cuadro reveló pigmentos que habían aparecido en otras obras del autor.

Los expertos encargados del análisis también determinaron que la forma en la que están representadas las manos responden a la minuciosidad con la que Leonardo dibujaba. A todo ello se sumaban unos dibujos preparatorios que ya habían sido atribuidos al pintor.

La subasta y la operación de márketing

Desde que apareció el Salvator Mundi y en menos de doce años la obra ha pasado por tres subastas distintas. La primera en Nueva Orleans; la segunda, cuando Sotheby's, en Nueva York, en una puja de carácter privado, la vende al marchante Yves Bouvier por $75 millones, que a su vez la revende al coleccionista ruso Dmitry Rybolovlev. Tras la venta, la obra se expuso en Londres, San Francisco, Hong Kong y Nueva York.

Aquí es donde entra el márketing.

El cuadro fue promocionado como "El último Leonardo", una especie de reliquia sagrada. Christie's llegó a llamarla "la Mona Lisa masculina". Tras ser exhibida en Nueva York, Christie's incluyó el cuadro en una subasta de arte contemporáneo, en vez de en una subasta de viejos maestros como habría sido natural. Había varias razones para incluirla en un lote de arte moderno: por una parte llamaba la atención de prensa, público y coleccionistas (como explicamos en su día aquí) y segundo, se revalorizaba: el arte contemporáneo se paga mucho más caro que el antiguo.

Objetivo conseguido, en otoño del 2017 todo el mundo habla del lienzo y las expectativas se disparan. Salvator Mundi se vende en Noviembre de 2017 por más de $450 millones, estableciendo un nuevo récord para una obra de arte.

¿Quién había pagado esa millonada? Las teorías conspirativas y las dudas se disparan al conocerse que el comprador es un hombre saudita sin interés previo en el coleccionismo. Días más tarde sale a la luz que el adquisidor, además, era un colaborador estrecho del príncipe saudí. A partir de ahí los hechos ya conocidos: la obra se dona al Louvre de Abu Dhabi, se anuncia un estreno para otoño del año siguiente y se retrasa sin demasiadas explicaciones. ¿Qué estaba pasando y dónde estaba el cuadro?

La misteriosa desaparición

La presentación Salvator Mundi en el otoño de 2018 había sido anunciada por todo lo alto: incluso el propio Louvre parisino esperaba contar con el cuadro para la gran exposición que prepara con motivo del V aniversario del pintor. Todo hace sospechar que no será posible. Si a todo lo anterior sumamos el silencio del departamento de cultura del emirato, y que algunos trabajadores del museo han dicho a The New York Times que no hay rastro del cuadro, el misterio y las incógnitas tan solo se acrecientan.

Las malas lenguas dicen que el museo de Abu Dhabi estaría curándose en salud ante las críticas que los escépticos han vertido sobre la autenticidad del cuadro, y que la cancelación de la gran presentación respondería a las dudas del museo sobre la autoría de Leonardo. Una de las primeras incógnitas es si el cuadro llegó a abandonar Europa: hay quien asegura que nunca lo hizo. Otros expertos siguen sin comprender cómo el Louvre de Abu Dhabi se habría hecho con él, ya fuera mediante un regalo, una cesión, o una venta privada. Todo resulta extraño e incomprensible.

Según los expertos, la parte más interesante del cuadro reside en la túnica. En ella Leonardo habría utilizado lapislázuli en vez de azurita.

Nadie ha querido desvelar ninguna información y lo más extraño es que las voces que se manifiestan al respecto son muy agoreras. La restauradora Dianne Modestini considera injusto que era privar al mundo de esta obra. Y Martin Kemp, uno de los máximos expertos en la figura de Leonardo, especula con la posibilidad de que Mohammed bin Salman se haya quedado con la obra. Más allá de las teorías, lo único que se sabe a ciencia cierta es que el cuadro está en paradero desconocido y que nadie ofrece explicaciones.

La historia que rodea al Salvator Mundi es tan rocambolesca y misteriosa que todo hace presumir que el desenlace del misterio está aún por desvelarse.

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