Finlandia, ese país pionero a la hora de implantar políticas de género, está hoy más cerca de dinamitar este concepto. Las prestigiosas galerías Stockmann (algo así como El Corte Inglés de allá, aunque de cifras de negocio más modestas) han abierto una nueva categoría de compra de ropa llamada One Way. A partir de ahora, los finlandeses que vayan a comprar a sus establecimientos físicos podrán elegir prendas “de hombre” o “de mujer”, como se ha hecho toda la vida, pero también “neutrales”, que serán las que mejor se adapten a su estilo personal y a las formas de su cuerpo.
Asexual pero elegante: One Way es distinto de otras propuestas de ropa asexual de otras cadenas, como campañas pasadas de H&M o de Zara. Stockmann no ha fabricado aburridos uniformes unisex, sino que ha seleccionado piezas de importantes marcas de estilo como Calvin Klein, Burberry, Kenzo o Dr. Martens que no ponen el acento en la codificación de género y las ha expuesto en una planta dedicada a romper con los prejuicios. Según los finlandeses, un suéter naranja no tiene necesariamente por qué ser de chico o de chica, sino que puede que sea para tu cuerpo o no.
¡Pero si ya llevamos mil propuestas de ropa unisex! Correcto. De hecho la industria lleva intentándolo desde los 70, especialmente desde las pasarelas, en las que las firmas más exclusivas hacen cada tanto propuestas que borren la división de género, como también hacen campañas de ropa comprometida con el medio ambiente y de decenas de temáticas loquísimas. Son la vanguardia estilística, sus propuestas mezclan industria con arte, y no tienen por qué cambiar el comportamiento de los consumidores de a pie. Es cierto que hay pequeñas firmas que ya sólo confeccionan pensando en un sujeto neutro, y también que las macrocadenas llevan años lanzando esporádicas líneas unisex, pero se quedan en eso, pequeñas propuestas de temporada que no impactan en la división binaria del espacio de sus establecimientos.
Mujer no se nace, se aprende a serlo: el problema no es ni siquiera la neutralidad, sino la visión desigual de ambos géneros. La mujer ha sido capaz de ponerse pantalones, de ponerse calzoncillos, de tener el “boyfriend pant” o la “sudadera de tu chico” como uno de los básicos de su vestuario. Kling, hablando de su línea de ropa neutral “Boyfriend”, declaró “en general, son las mujeres las que las compran. Quizás con el tiempo los hombres lo vean como algo natural, pero en España solo un pequeño nicho se atreve”. Es una visión confirmada por otros muchos expertos del mundillo. Son los hombres los que no encuentran fácil ponerse vestidos, faldas o tacones (aunque, curiosamente, fueron ellos los que empezaron a llevar esta incómoda prenda). Sería un acto castrador porque la ropa de mujer es ridícula. A fin de cuentas, sería rebajarse a parecer una mujer. Por eso la mayoría de líneas unisex son ropa “de chicos para chicas” y no al revés.
El todopoderoso márketing de género: entonces, ¿por qué H&M sigue teniendo hombre-mujer? Estas cadenas, como grandes conglomerados, son cautos y reactivos. Si sacan una línea unisex y ésta no vende no van a provocar cambios más grandes en el resto de su establecimiento. La segmentación de mercado por género (o más correctamente, la heteronormatividad) es la primera y más potente segmentación inventada jamás por el márketing. Es parte de las contradicciones de nuestro día a día. Aunque muchos de nosotros somos capaces de detectar y denunciar el sexismo en medios y productos, las pruebas de mercado demuestran muchas veces que el sexismo funciona. Hay pocos reductos más axiomáticos del sexismo cotidiano que los estilos de hombre y mujer en la moda común. Y sí, se trata de un sexismo: en la antigüedad y en diferentes culturas la ropa no potenciaba tanto las diferencias sexuales de su portador.
¿Moda o cambio en las modas? Puede quedarse en nada o puede cambiar: estamos indudablemente en un momento en el que las divisiones de género y la fluidez del mismo se están convirtiendo en una cuestión política importante, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Al igual que muchos millennial ya eligen su lugar de trabajo o de compras en función de sus políticas identitarias, el grupo de expertos de NPD declaró en 2015 que una de las tendencias de consumo más fuertes del momento eran los productos unisex. Si la sociedad se va volviendo menos sexista, entonces la industria de la moda cambiará.