Rotten Tomatoes, el popular agregador de opiniones de críticos y aficionados al cine, acaba de hacer un pequeño cambio en las opciones de sus fichas. Han cambiado el “want to see”, o el interés de los fans hacia una película, que antes se expresaba en porcentajes y ahora en números brutos. Esto es, que ahora te dirá algo del estilo de “20.000 personas quieren ver esta película”, en lugar de “el 67% de los fans quieren ver esta película”.
Rotten Tomatoes justifica el cambio alegando que había gente que confundía el “want to see” con la opinión sobre la calidad de la película de los espectadores y que quitando esta opción deja más claras las legítimas valoraciones que tiene cada obra.
Un cambio que ha levantado iras: ¿por qué le molestaría a nadie un cambio tan mínimo? No es que estén silenciando las opiniones del público, que, una vez estrenada, pueden poner todo lo verde que quieran al último superestreno. No, es un cambio que lo que hace es enmudecer la expectación que produce alguna obra, y eso lo que hace es eliminar cualquier posible mala publicidad que despierta algún próximo estreno. Más que perjudicar a los usuarios, están beneficiando a los grandes estudios. Pese a todo, hay usuarios que se sienten censurados.
Luchando contra los trolls: hay sospechas de que todo esto se trata de una jugada para satisfacer a las majors. Concretamente a Disney. Hace dos días RT abrió la ficha de Capitana Marvel, aún no estrenada, convirtiéndose en la película con peor expectación (“want to see”) del Universo Cinematográfico de Marvel, con cifras el doble de malas que el Hulk de 2008 de Louis Leterrier. Varios internautas relacionados con el espectro gamergater-4chan se habían organizado para trolear los resultados de la película, como también le ocurrió previamente a otras como El último Jedi o Black Panther.
Antes del cambio la película protagonizada por Brie Larson mostraba una expectación del 33% entre los fans (es decir, era totalmente “rotten”). Ahora indica escuetamente que 14.000 personas tienen ganas de ver la película.
Estamos en una guerra y hay frentes: con Marvel-Disney, los medios y las redes sociales se ha creado todo un universo de batalla donde la importancia es política y económica más que artística. Por un lado tenemos a usuarios muy molestos por los retratos culturales de la nueva saga de Star Wars capaces de crear boicots organizados (ya están preparando campañas contra el próximo episodio, que aún no han visto). Por el otro a Brie Larson haciendo activismo feminista durante la propia promoción de su última película.
Contra el "poptimism": también existe una conversación sobre los dañinos efectos de las majors en la crítica cultural, haciendo que toda obra que nace con aliento popular se convierta en buena sólo por el hecho de serlo. Lo mainstream da visitas, y las visitas dan de comer a los críticos, cada vez más rendidos ante los fenómenos de la industria que mantiene su importancia gracias a su posición privilegiada. Esta podría ser una de las razones por las que tantos críticos abrazan los discos de Taylor Swift, o el motivo por el que todo estreno de Marvel se convierte en la "mejor película de Marvel hasta la fecha".
¿Influye realmente RT en la asistencia a las películas? Dependiendo a quien preguntes. La mayoría de grandes estudios está convencido de que así es, algo que sirve como maravilloso chivo expiatorio de los problemas de sus propuestas fallidas echando balones fuera. Según una investigación de Nielsen, 7 de cada 10 posibles asistentes se abstienen de ir a una película si le ven una nota de menos del 25%. Luego, según otros investigadores que han analizado la asistencia en los últimos 20 años a las películas de más de un millón de dólares de recaudación, no habría correlación entre la nota de RT y lo recaudado en salas.
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