Islas curiosas, hay muchas. Un ejemplo es Tistán de Acuña, una isla tan remota que, aunque está habitada, es casi imposible llegar. Otro es la isla que tomaron hace 60 años Reino Unido y Estados Unidos y en la que reina el secretismo. Aunque especiales, ninguna se puede comparar con las islas Diómedes.
Son un pequeño punto en el mapa situado en la frontera entre Alaska y Siberia, y lo más curioso es que, aunque se puede ir de una a otra andando cuando el mar se congela, cuando pasemos la frontera habremos ganado o perdido 21 horas. Vamos, que podemos "viajar en el tiempo", y son las protagonistas del vídeo que tienes sobre estas líneas y que ha preparado mi compañera Ana Boria.
Las Diómedes
Lo primero es lo primero: las Diómedes son dos islas que se encuentran en el estrecho de Bering. O lo que es lo mismo: entre Rusia y Estados Unidos. Hay menos de cuatro kilómetros de distancia entre ellas, pero existe una barrera geopolítica importante: Imaqliq, la más grande, pertenece a Rusia. Inaliq, la más pequeña, es estadounidense.
En invierno, cuando el mar se congela, es posible ir de una a otra a pie. Sin embargo, no es nada recomendable tanto por el propio peligro físico como porque es totalmente ilegal.
Históricamente, las Diómedes fueron el hogar de comunidades indígenas. Eran balleneros que comerciaban tanto con los pueblos vecinos de Alaska como de Siberia y el destino de las islas cambió cuando, en 1867, Estados Unidos compró Alaska a Rusia. Junto a esa parte del noroeste norteamericano, EEUU ganó Inaliq, mientras que Imaqliq siguió en manos rusas.
Durante un tiempo, las vidas de los habitantes siguió igual y podían cruzar de una a otra sin problema, pero llegó la Guerra Fría para generar una división permanente. Justo después de la Segunda Guerra Mundial, Rusia recolocó a los habitantes de la isla grande en Siberia y simplemente mantuvo en ella una base militar.
En la isla pequeña siguió viviendo gente, pero actualmente apenas viven más de 70 personas. Y, en 1948, la frontera entre ambas se cerró.
Isla del mañana, Isla del ayer
Puedes pensar "bueno, una historia curiosa, pero nada interesante". Espera, que viene el girito. Lo que hace especial a las Diómedes es que la frontera no es física, sino imaginaria. Se trata de la línea internacional de cambio de fecha, que pasa justo entre ellas. Esta línea está trazada en el meridiano 180º y marca el límite del cambio de día en el calendario.
¿Qué implica esto? Pues que mientras en la Diómedes de Rusia es, por ejemplo, las 15:00 del lunes, en la Diómedes de Estados Unidos habrá la misma luz, pero serán las 12:00 del domingo. Es decir, hay una diferencia horaria de 21 horas entre ambas y el motivo por el que a Imaqliq se la conoce como "Isla del Futuro" mientras que Inaliq es la "Isla del Pasado". Vamos, que en unos pasos tanto la fecha como la hora se ven alteradas y todo fue una conveniencia política.
Tiene que ser curioso cruzar entre ambos con un dispositivo que cambie de hora automáticamente para comprobar que has ganado, o perdido, 21 horas en unos pocos pasos. Sin embargo, y como comentábamos, es completamente ilegal hacerlo.
Aunque, bueno, hay quien lo ha hecho… y a nado, como la nadadora Lynne Cox que, de forma simbólica, "unió" Estados Unidos y Rusia al cruzar el estrecho de Bering, algo que elogiaron tanto Gorvachov como Reagan.
Imágenes | USGS
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