Pocos países acreditan una historia tan traumática como la rusa. Esto es algo especialmente cierto en Siberia, tierra que los sucesivos órganos de Moscú han utilizado como cárcel remota e inescapable. En sus llanuras se tejió la red de campos de reclusión y trabajos forzosos que marcaron el destino de los disidentes políticos, cualquiera que fuera su conclusión. Durante la Unión Soviética, el gobierno central los utilizó como mano de obra escala para construir carreteras o ferrocarriles.
Algunas de esas vías siguen existiendo hoy. Se les conoce popularmente como "carreteras de huesos". Y un municipio siberiano acaba de descubrir una nueva.
¿Dónde? En Kirensk, una pequeña ciudad a orillas del río Lena, a más de 5.400 kilómetros de Moscú. Durante los trabajos de limpieza y reparación de una de las pocas autovías de la región, los trabajadores se toparon con diversos restos humanos, entre ellos una calavera. Las autoridades han abierto una investigación para determinar exactamente como llegaron allí. Se sabe, no obstante, que su origen es antiguo, remontándose más de cien años en el tiempo.
¿Por qué? La hipótesis más probable: la carretera atraviesa un cementerio o una fosa común excavada durante la guerra civil (1917-1922), y la maquinaria pesada, al remover la tierra, habría llegado al sepelio. Pese a su carácter remoto e inasible, Siberia también sirvió de escenario para los combates entre uno y otro bando, y no es infrecuente que existan fosas con restos humanos en las proximidades de algunas poblaciones. La noticia corrió como la pólvora en las redes sociales rusas.
Antecedentes. Más allá de la anécdota, el hallazgo de los huesos resuena con otras historias igualmente macabras espolvoreadas a lo largo de Siberia. La más célebre es la Ruta 504 de Kolyma, la "carretera de huesos". Fue construida con obra de mano esclava extraída del Gulag y se calcula que decenas de miles de prisioneros perecieron durante la obra, ejecutada en las durísimas condiciones de la región, una de las más frías del planeta durante el invierno (-62º C es algo plausible en sitios como Oymyakon).
Interés. Aquella carretera tenía un carácter estratégico para las autoridades comunistas, que deseaban acortar el trayecto entre las grandes ciudades del interior y el puerto de Magadan. Hoy la vía, tan exótica y fascinante en su origen, se ha convertido en un inesperado reclamo para quienes desean surcar la inmensidad de Siberia. La mención de los huesos es metafórica, fruto de las innumerables muertes que ocasionó, lo que no quita para que haya carreteras realmente repletas de osarios.
Encuentros. El hallazgo de Kirensk acompaña a otros del pasado. En 2014, en Kursk, ya en la Rusia europea, otros trabajadores se toparon con los restos de diez soldados del Ejército Rojo. En aquella ocasión se trataba de combatientes de la Segunda Guerra Mundial. Ha sucedido incluso en rincones no rusos de la Unión Soviética, como en Letonia, donde en 2018 otros trabajadores encontraron accidentalmente una fosa común ocupada por los huesos de más de 150 personas.
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