Afeitarse, ponerse tacones, salir a correr, envolver regalos... Tendemos a aceptar ciertas costumbres culturales como algo arraigado, "de toda la vida". Pero, ¿cuál es el origen de nuestros hábitos? Sí, cortarse el pelo o vestirse tenemos todos claro que se remonta a la Prehistoria.
¿Inventó un español el fitness hace menos de 500 años? ¿Quién fue la primera persona que dijo "tengo que ponerme a dieta"? ¿Cuándo empezamos a chatear? Las respuestas, a continuación.
Depilarse: entre 5.000 años o menos de un siglo
Las primeras cremas depilatorias eran un poco bestias, con cal viva y otros ingredientes peligrosos. Pero los egipcios lo llevaron al siguiente nivel. Tanto hombres como mujeres -salvo las clases más bajas- se quitaban todo el pelo del cuerpo para evitar piojos y asarse en la ribera del Nilo. Con diversas técnicas: pinzas, cuchillas de cobre, hilo y, según avanzaban los siglos, cremas menos peligrosas, con azúcar. Hasta llegar a la cera de abejas.
Desde los egipcios y los grecorromanos (los griegos se depilaban con piedra pómez, ¡au!) el hábito se perdió hasta que llegó el siglo XX y sus locas, locas modas. Como recopila Vox, la revista Harper's Bazaar publicó un anuncio en 1915 de una mujer con los brazos al aire y la axila depilada montando un escándalo. Otra mujer salió en las noticias en 1920 por haberse hecho un corte en la pierna al afeitársela, qué indecencia. Una cosa llevó a la otra y, ya en los años 50, el 98% de las mujeres estadounidenses se depilaban como norma.
Afeitarse: entre 100.000 y 6.000 años
Porque tener pelo en la cara cuando vives a la intemperie no es la mejor idea si se moja y te mueres de una pulmonía porque todavía no has inventado la toalla. Existen pinturas rupestres que muestran a nuestros antepasados quitándose la barba a lo bruto, usando desde dientes de tiburón hasta cuchillas de sílex. Pero el avance bueno lo dieron los egipcios, como vimos antes. Le tenían tanto gusto a los aperos de afeitarse que hasta se hacían enterrar con ellos.
Alejandro Magno, la primera estrella del rock de conquistarlo todo a lo bruto, puso de moda entre sus fans lo de afeitarse siempre, aunque tuvieses batalla a las cinco. Y de ahí pasamos a todo tipo de estilos locos. ¿El bigote? La primera representación gráfica que tenemos es de un jinete persa, en el año 300 a. C.
Sin embargo, afeitarse era duro, o tarea de otros (los romanos tenían esclavos especializados en usar la novacila), hasta la aparición de las primeras maquinillas de afeitar. Hacia mediados del siglo XIX, que en realidad eran una navaja de afeitar con palo de selfi, hace apenas dos siglos. Oh y unos años después, un comercial de Baltimore, un tal King Camp Gillete, inventó la primera maquinilla de afeitar desechable. Que popularizó a partir de 1901.
Tratamientos de belleza: hace 3.500 años
El Papiro Ebers es el primer tratado farmacéutico serio del que tenemos constancia. Tiene tres milenios y pico de antigüedad (año 1550 a. C.) y en él se recogían todo tipo de tratamientos y medicinas, desde ginecología y oftalmología hasta diagnósticos de la depresión y vanidades como tratamiento de la calvicie -porque depilarse entero es una cosa y quedarse calvo otra- y cremas antiarrugas dignas de faraones. La obsesión por la vejez y el memento mori en el espejo no son nuevas.
Tacones: hace 1.200 años. Y los llevaban hombres
Los zapatos de tacón son uno de los símbolos inmutables de la moda. ¿Femenina? ¡Ja! Elizabeth Shemmelhack, del Museo Bata Shoe de Toronto, dedicado por completo al calzado, ha rastreado su origen hasta el siglo IX de nuestra era. En los pies de un jinete persa. Porque los tacones nunca tuvieron sentido más allá de su origen: asegurar el pie en el estribo del caballo. Algo muy útil si te estás partiendo la cara al galope.
Así que los caballeros (léase nobles) terminaron por adoptar la costumbre y ésta se extendió fuera de los campos de batalla. Hasta que en 1660 las mujeres empezaron a imitar la moda masculina -no, Coco Chanel no fue la primera- y uno de los elementos fueron los tacones. Más que quedarse como un icono único femenino, lo que sucedió fue que los hombres dejaron de usarlos. No son prácticos. Nunca lo fueron. No están concebidos para caminar.
Un creador de tendencias en la España del siglo IX...
Ziryab, el Pájaro Negro, es una figura bastante conocida entre los estudiosos de Al-Andalus. De origen ignoto, múltiples habilidades y conocimientos, llegó a la Córdoba de principios del siglo IX dispuesto a petarlo.
Gracias a un talento musical y poético que le convirtieron en un Beatle de la Andalucía mora, también importó desde Bagdad una curiosa costumbre: la manía de cambiarse de ropa a menudo, alternar estilos según la estación del año, usar desodorante y, en fin, ser el primer bloguero de moda más o menos célebre de la Historia. Se le atribuye, de forma apócrifa, crear el primer centro de belleza (aunque más bien fue un conservatorio).
...Y el inventor del fitness en la España del siglo XVI
Lo de hacer ejercicio porque sí, a lo largo de los tiempos, es muy de gladiadores, soldados, gente que necesita no tener barriga para que no le maten, etcétera. Hasta que llegó "El libro del exercicio corporal y sus provechos" del lepero Cristóbal Méndez. El primer manual en la historia (de 1553) que se tomaba el ejercicio como deporte y juego: desde el punto de vista de la salud, y como algo separado de la instrucción militar.
Hacer dieta porque es sano: entre 300 y 200 años
El escocés George Cheyne fue el primer tipo que se planteó alterar la alimentación para mejorar la salud, a principios del siglo XVIII. Hasta entonces todo había sido que si moral, pecado, imposición religiosa, etcétera. Pero Cheyne se lo planteó en plan científico -con la ciencia de la época: poca- y, de paso, aprovechó para convertirse en uno de los pilares del vegetarianismo moderno.
Eso sí, lo de la moda de las dietas de los famosos, o de las bayas, o de las legumbres extrañas, o de las cosas que saben mal... Todo eso lo inició Lord Byron, que hacia 1820 decidió que tomar vinagre era lo más para estar fetén y ser muy gótico. Famosos y dietas, tremendo combo. Y, como dieta extrema, podemos apuntar a una campaña de Lucky Strike de 1925: "no comas, fúmate un palito de cáncer" [puede que el eslogan no fuese exactamente así].
Envolver regalos: entre 1.900 y 600 años
Como inventores del papel, China se apunta un tanto. Los primeros envoltorios datan del año 105 d. C., y se popularizan unos cuantos siglos después en forma de sobres. Con dinero dentro. Que se regalaban los funcionarios entre sí. Ajá.
Inglaterra, por su parte, se quedó mirando hacia 1509 ese invento suyo para empapelar paredes, el papel pintado. Y se dijeron "¿por qué no?". De ahí viene todo en Occidente. Hasta que a principios del siglo XX a los estadounidenses se les ocurre la idea de vender papel específico y lacitos a juego.
Pagar con billetes: entre 1.300 y 230 años
Marco Polo se inventó unas cuantas cosas al volver de su viaje a China allá por el siglo XIII, pero una de las que menos le creyeron era cierta: ¡allí se pagaban las cosas con papeles! ¡Había un sistema para darle valor a algo impreso! Y era así más o menos desde el siglo IX. El gusto por la burocracia de la China medieval dotaba de eficacia al tema billetes, aunque mantenían las monedas (que los recaudadores de impuestos ataban con una cuerda para tener un arma contundente antibandidos).
En Europa, Suecia fue el primer país en implantar los pagarés de uso común en el siglo XVII. El uso del papel para pagar cosas llegó a España en 1780 y se popularizó enseguida. Ya veremos cuánto nos dura.
Papel higiénico: entre 1.450 y 250 años
Sí, hay un hilo conductor aquí: es papel, es chino. La primera referencia escrita que tenemos sobre el tema es la de un sabio chino, que en el año 589 escribió que estaba un poco feo eso de limpiarse con textos importantes. De ahí saltamos hasta 1857, cuando Joseph Gayetty empieza a comercializar el primer papel higiénico, concebido específicamente para, bueno, eso. Y acabando con siglos de desconfianza occidental a algo que no era particularmente útil.
Los chat, las Redes sociales, el spam: hace más de 300 años
"En Londres, la gente se quejaba si el correo tardaba más de un par de horas en llegar"
La investigadora Catherine J. Golden relataba así al New York Times la historia del correo en el Londres victoriano, donde el correo podía pasar 12 veces al día hacia 1889, anticipando el chat. Mientras, en Estados Unidos, a principios del siglo XIX existía la costumbre de reenviar a familiares cosas que se habían recibido previamente y se juzgaban interesantes. Los primeros compartir de Facebook... o el primer spam, también, cuando te llegaban a casa publicaciones que no habías solicitado y sólo contenían publicidad. ¿Habría imágenes de gatitos?
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Imagen: Sara Sutherland