Desde hace ya tres semanas la tierra se está abriendo al suroeste de Kenia. Kilómetros de largo, quince metros de profundidad y decenas de metros de ancho de una zanja que, según dicen los testigos oculares, sigue “corriendo” por el suelo en línea recta. Casas de cemento destruidas, líneas de ferrocarril inhabilitadas por la mala planificación. Los meteorólogos no prevén calma sobre este asunto: las lluvias de los próximos meses agravarán, literalmente, la brecha.
¿Qué ha pasado? Las placas subterráneas que atraviesan el Gran Valle del Rift se han activado. Como ya explicamos aquí, los geólogos han previsto una ruptura del continente africano que divorciará sus regiones nubia y etíope dentro de aproximadamente 50.000 años. Si este proceso geológico sorprende es por la velocidad, longitud y, en definitiva, fiereza del hecho natural.
¿Cómo hemos llegado aquí? Hay que remontarse a hace 30 millones de años. Fue entonces cuando comenzó la actividad de la falla tectónica del Rift, pero su actividad geológica ha sido hasta ahora más tranquila, tal y como suponemos que funcionan las divisiones de las grandes masas de tierra, a un ritmo de entre dos y cinco centímetros de separación al año. Si ha comenzado a dividirse ahora es por una combinación factores. En los días previos se registraron lluvias intensas y persistentes y el agua ha lavado las capas de cenizas del subsuelo, creando esta gran grieta.
¿Por qué es importante? Porque entre el Golfo de Adén y Zimbabwe, ruta que atravesará la grieta, se encuentra uno de los “hotspots” de biodiversidad más importantes que quedan en el planeta. No es sólo que vayan a perderse los grandes lagos, desde el Victoria al Tanganica, sino que la pérdida de biodiversidad puede aumentar el riesgo de extinciones en cascada, esto es, cuando la desaparición inicial de determinadas especies provoca un efecto dominó de nuevas aniquilaciones.
¿Qué va a pasar? Por lo pronto, evacuaciones masivas y pérdida de riqueza económica. No sólo por los desplazados, la grieta ha afectado un área de tierra cultivable y fértil, con lo que caerá la producción keniata y varios agricultores perderán su empleo. El trabajo inmediato de los gobiernos consistirá también en asegurar la viabilidad de las carreteras que pasen por algún punto de los casi 5.000 kilómetros en los que se prevé que avance la grieta. En la desgracia, una nota de optimismo: los geólogos podrán investigar con un ejemplo vivo y activo cómo funcionan las fisuras tectónicas.
¿Cómo puedo saber más? Aquí tienes una extensa recopilación sobre la literatura académica producida hasta ahora sobre la brecha geológica africana en todos estos años. Si te interesa saber cuáles son los cambios en las fuerzas de la naturaleza que causará en la Tierra el cambio climático en los próximos años, tienes un informe sobre la nueva normalidad climática aquí.
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